Entrevista con Fernando Cáceres: “Sueño todos los días con volver a caminar solo”

A 12 años del robo que le cambió la vida, el ex defensor de River, Boca, Independiente y la selección argentina sigue dando batalla para recuperarse: “Yo gané el día que dije: ‘Me pasó esto, lo acepto’”. Su anhelo de reinsertarse en el fútbol y los dos gestos de Maradona que jamás olvidará

Guardar
"Es una buena pelea porque
"Es una buena pelea porque voy descubriendo lo que soy capaz de hacer en momentos complicados", dice

Tengo que volver a caminar, sueño con eso todos los días. Me levanto sabiendo que habrá una mañana de entrenamiento que depende de mí. Si no lo hago, no lo hace nadie, y esa es la motivación que tengo para seguir viviendo”. De esta manera se presenta Fernando Cáceres, quien supo pasar adversidades en el fútbol, pero la vida le planteó la más compleja de todas.

El ex futbolista padeció un violento asalto que lo dejó al borde de la muerte. Ya pasaron 12 años de aquel suceso, pero aún no puede caminar sólo, siempre lo hace con ayuda, y con la idea de buscar el equilibrio. Si bien ya se encuentra en la etapa final de su rehabilitación, aún le quedan secuelas.

Todo sucedió el 1 de noviembre de 2009, cuando sufrió un intento de robo a las 2 AM en Ciudadela, mientras se trasladaba junto con su pareja en su auto. Ambos fueron interceptados por cuatro jóvenes en un vehículo, y el hecho terminó con un disparo en el rostro del jugador. La bala entró por el ojo derecho y le perforó la base del cráneo.

Tras numerosas cirugías, estuvo un año internado en el instituto Fleni de Escobar. “Siento que la vida me dio otra oportunidad y estoy muy bien, debo aprovecharla”, recalcó el Negro, quien pidió no hablar más sobre lo sucedido aquella madrugada.

Mas allá del hecho que le cambió la vida, Cáceres fue un marcador central diferente, de una técnica exquisita y con una categoría impresionante. Nació futbolísticamente en Argentinos Juniors y después tuvo pasos importantes por Boca, River e Independiente en el fútbol doméstico.

Asimismo, el Negro vivió tres temporadas de alto nivel en el Zaragoza español, antes de recalar en el Celta, Valencia y Córdoba; y fue durante un tiempo prolongado el primer marcador central titular del seleccionado, hasta que decidió retirarse como profesional en el 2006. Con la camiseta albiceleste, logró alzar la Copa América en 1993 y luego pasó a integrar el plantel argentino en el Mundial de 1994.

-¿Qué es de tu vida, Fernando?

-Me la paso viendo fútbol para tratar de innovar en algún momento y trabajar de eso. Me gustaría ser entrenador en infantiles y que me llame algún club para trabajar con los chicos para enseñarles. Ya con los grandes es otra cosa.

-¿Cómo va tu recuperación?

-En el día a día hago mucho gimnasio para poner el físico en condiciones para poder empezar a trabajar. Hoy estoy en una etapa en la que lo puedo hacer solo porque aprendí un poco lo que es la secuencia del trabajo. Estoy con la idea de fortalecer mi cuerpo. Estoy con un kinesiólogo los martes y jueves; y voy aprendiendo más cosas en cada sesión.

-¿Cuál es tu motivación diaria?

-Tengo que volver a caminar, sueño con eso todos los días. Me levanto sabiendo que habrá una mañana de entrenamiento que depende de mí. Si no lo hago, no lo hace nadie y esa es la motivación que tengo para seguir viviendo.

-¿Te dijo el médico en cuanto tiempo podés volver a caminar?

-No tengo fecha exacta. Día a día doy un paso adelante, camino todos los días. Salgo a la calle con ayuda, sin andador ni silla de ruedas, pero con alguien que me acompaña. Me enfocó en adquirir fuerzas y encontrar el equilibrio. Tengo que aprender a controlar todo eso porque la ansiedad me puede perjudicar y no me conviene.

-¿Cómo estás anímicamente?

-Bien, porque con lo que hago por la mañana y a la tarde noto que voy progresando y me da posibilidades de creer en lo estoy haciendo. El año pasado estuve internado por una descompensación, producto de los medicamentos. Sabía que podía suceder y pasó. Nunca tuve COVID porque siempre estuve aislado.

-¿Es difícil la pelea?

-No es difícil, al contrario, es una buena pelea porque voy descubriendo lo que soy capaz de hacer en momentos complicados. Con el motivo de querer estar bien empiezo a descubrir cosas nuevas, es lo mejor que te puede pasar estando en esta situación.

-¿Sentís que la vida te dio otra oportunidad?

-Siento que la vida me dio otra oportunidad y estoy muy bien, debo aprovecharla. El día a día para mi es buenísimo porque tengo la oportunidad de ver y contar todo.

-¿Te sirvió ser deportista para la recuperación?

-Sí, porque la musculación ayuda mucho. El cuerpo tiene memoria y el esfuerzo que me toca hacer está compensado con que estuvo mucho tiempo trabajado.

-¿Se tiene amigos de verdad en el fútbol?

-Sí, por suerte sí. Los hice estando en Argentina y en España. Mas allá de tener gente cercana en el fútbol, generé amigos siendo futbolista, pero que no tienen nada que ver con el mundo de la pelota. Son personas ajenas a este deporte, pero siguen siendo amigos. Pasa el tiempo y conservo los de la infancia cuando iba al colegio. Tengo 53 años y eso es importante para mí. Mantengo los amigos de la clase 69 de Argentinos Juniors, con los que cada dos por tres nos encontramos para comer y charlar de esas cosas; y eso es muy meritorio de parte de todos por continuar con el vínculo.

-Pero también existen los amigos del campeón que desaparecieron luego de lo que te pasó…

-Sí, de esos hay muchos, lamentablemente. Cuando estás expuesto en un cartel se te acerca mucha gente que dicen ser tus “amigos”, a quienes encontrás en todos lados. Esos no están dentro del círculo, porque no pertenecen al mismo, y uno se va dando cuenta de quién sí y quién no. Son personas que no tenían la importancia de ser amigos, por ese motivo no importaba si estaban o no.

-¿Qué sentís que es más importante, tu carrera como futbolista o esta segunda oportunidad que te dio la vida?

-Hoy debo pensar en el momento que estoy viviendo. El accidente ya pasó y mi momento como futbolista fue muy lindo, pero ya lo viví. Ahora estoy viviendo esto, el día a día, y voy a estar cada día mejor, siempre con el objetivo de cumplir el sueño que seria trabajar con los chicos. Mas allá de que yo haya jugado al fútbol de manera profesional, aprendí cosas estando con los jóvenes.

-¿Qué aprendiste?

-Me gustó mucho cuando fui invitado a dirigir en el Club Defensor de Castelar en Baby Fútbol en la clase 2007. Al principio no quería ir porque recién salía del accidente, y los chicos por la edad que tenían no me conocían. Pero un día dije: “Voy a ir a verlos ya que me quieren conocer”.

A los 53 años, asegura
A los 53 años, asegura que su familia y sus amigos son el respaldo clave para la batalla que afronta

-¿Y qué pasó?

-Cuando fui, los padres les explicaron a sus hijos quién era yo. A partir de ahí, demostraron mucha emoción para jugar a la pelota con la alegría de ganar y la tristeza de perder. Yo los miraba y decía: “Alguna vez pasé por esa misma situación”. La verdad es que me daba mucha felicidad verlos y observar la manera en la que disfrutaban del fútbol.

-Fernando, ¿te costó salir a la calle luego de lo que sufriste?

-No, porque mi deseo era salir y tratar de ver lo que estaba sucediendo. Yo estuve internado un año en una clínica en Escobar. Cuando entré, los teléfonos públicos eran naranjas. Cuando salí, azules.

-Había cambiado todo…

-Sí, recuerdo que la línea de colectivos en la que viajaba era roja y pasó a ser azul. Me cambiaron todo. Hasta habían cambiado el mecanismo del colectivero. Antes de ingresar a la clínica el chofer cortaba el boleto, te daba el vuelto, hacía los cambios y cerraba la puerta. Cuando salí, ya existían las máquinas de boletos en las que ponés la tarjeta y pasás. Hace mucho que no me subo a un colectivo, pero me gustaría hacerlo. En un año me cambió todo. Estuve internado en el 2010 hasta el 2011. Tenía 39 años cuando tuve el accidente.

-¿A qué te querías dedicar antes del incidente?

-Quería innovar en el fútbol, aunque todavía puedo hacerlo. Hoy todos son resultadistas Soy hincha fanático de Gabriel Milito, técnico de Argentinos Juniors. Él es una persona que pretende que en Inferiores los chicos jueguen con el mismo sistema que los que lo hacen en Primera, para cuando los juveniles les toque llegar a la A ya estén amoldados a la idea de juego. Eso es muy bueno, porque les vas enseñando una manera de jugar en todas las categorías.

-¿Alguna vez te preguntaste por qué te toco a vos pasar por ese hecho?

-Sí, pero también digo: “¿Por qué a mí no? ¿Por qué no me puede pasar si isoy una persona como cualquier otra?”. Yo gané el día que dije: “Me pasó esto, lo acepto”. Lo superé para ir para adelante y no retroceder. Hoy puedo hacer dos pasos, mañana voy a hacer otro más. Cuando acepté todo lo que me había pasado, ya había ganado. Porque sabía lo que podía hacer y cómo llevarlo a cabo. Entendía en qué lugar estaba y dónde ubicarme. Lo fui asimilando de a poquito hasta que llegar al punto de saber que estoy muy tranquilo y bien. Todo lo que tengo que hacer depende de mí, de nadie más. Los tiempos los manejo yo, las cosas también. Eso para mí es confortable.

-¿Tenés una rutina diaria?

-Sí, me levanto a la mañana y hago una serie de ejercicios con o sin pesas. A la tarde, tengo como ejercicio salir a tomar un café a cualquier lado, cerca de mi casa, así puedo caminar, pero con ayuda. Bajo en el ascensor o por las escaleras, agarrándome de la baranda. Y después salgo a la calle. De a poco voy adaptándome a la vida normal.

-Fuiste un referente del seleccionado argentino. ¿Cómo observas a esta Selección?

-Fue de menor a mayor, fue subiendo de a poco. Se hablaba de que Lionel Scaloni no tenía experiencia y no iba a funcionar. Pero sí funcionó, sólo que había que dejarlo trabajar. Hoy los resultados están a la vista y eso es importante. La selección argentina es una imagen para muchas otras selecciones en el mundo.

-¿Te convence el trabajo de Scaloni?

-La verdad que sí, mucho. Los resultados fueron muy buenos hasta ahora y hay que llegar bien al objetivo del año que es ganar el Mundial de Qatar 2022. Es complicado igual disputar una Copa del Mundo.

-¿Qué recuerdos tenés de tu paso por el seleccionado?

-Justamente el Mundial 94 en Estados Unidos con Maradona de compañero me marcó mucho porque todavía hay gente que se acuerda de ese equipo. Es un orgullo bárbaro que te pase eso. Fue el mejor seleccionado que hubo en años. Merecía la copa, pero hay veces que pasan cosas que uno no puede controlar.

-¿Cómo cuáles?

La decisión que tomó la FIFA con Diego. Nunca quedó claro qué pasó con Diego en su control antidoping, dejó muchas dudas. Fue un problemas para todos. Estoy convencido de que quisieron hacer algo para evitar que Argentina siguiera en el Mundial, no tengo dudas. El equipo había mostrado cosas muy interesantes para ser campeón, producto de su buen nivel de juego. Y no era conveniente para la FIFA que el seleccionado argentino se consagrara campeón. Así fue como lo quitaron a Diego del medio para que otras selecciones continúen su camino. Aprovecharon para dejar la duda en Maradona, pero el fin era que Argentina no continuara en Estados Unidos. Él venía de una suspensión y se agarraron de eso para culparlo.

-¿Le hicieron la cama de Diego?

-Sí. Quedó todo en duda y nunca se supo más nada. Nadie fue capaz de explicar lo que verdaderamente sucedió.

-¿Desde la AFA hicieron todo lo posible para que no sancionaran a Diego?

-La AFA estuvo a la altura, pero no podían hacer nada al respecto. Julio Grondona en su momento estuvo muy bien, estuvo al tanto de todo, y siempre reunido para tratar de solucionar el problema. Pero igual no pudo remediar la situación porque la FIFA no quería que Diego continuara.

-¿Cómo recibieron la noticia de que el Diez iba a ser suspendido por doping?

-Con sorpresa y tristeza al mismo tiempo. Sabíamos que perdíamos a la figura. Lo veíamos dispuesto a entrenar sin problemas, nunca tuvo una queja. Entrenaba por más cansado que estaba. Él seguía de la misma manera sabiendo que el Mundial era muy importante para todos. Una tristeza enorme ver de golpe que todo lo que hizo se derrumbó, porque cuando vieron la posibilidad de sacarlo del Mundial lo hicieron. Entendíamos lo que generaba Maradona para el resto de las selecciones. Una cosa era él dentro del once y otra afuera de la cancha. Todos los rivales se preocupaban por el Diez, no por el equipo argentino.

-¿Se vio afectado Argentina al no tener al astro?

-Sí, sentimos el golpe de su salida. Con Rumania empezó a molestar lo que sucedió y nos agarró un bajón anímico para afrontar ese partido que no pudimos pasar, lamentablemente.

-¿Diego estuvo muy cerca cuando te pasó lo del accidente?

-Sí, sé que me fue a ver a la clínica un par de veces cuando estuve internado. Por desgracia estuvo ahí. Pero agradecido de que se haya preocupado por mí. Nunca le pude agradecer que estuvo a mi lado porque no lo vi más. Recuerdo que cuando dirigía en Qatar lo llamé porque el Zaragoza me hizo un homenaje y quería invitarlo. Pero no pudo asistir por diferentes compromisos. Era una persona muy ocupada.

-¿Es cierto que en una gira con el seleccionado no tenías qué ponerte y él te prestó su ropa?

-Sí, usábamos la misma marca y los mismos calzados. Como necesitaba y la gente de la empresa no me podía mandar, le tuve que pedir a él. Diego era el numero 1. Tenía vergüenza de acercarme. Un día fui, me animé y le pedí. Me dijo: “Ahora te consigo”. Yo pensé que se iba a olvidar porque tiene un montón de cosas en su cabeza. Pero a los 5 minutos me tocó la puerta de la habitación del hotel donde concentrábamos y me dio una caja de botines. “Ahí te traje”, me dijo.

-Jugaste en River en la temporada 92/93. ¿Qué recuerdos tenés?

-Los mejores, porque me abrió las puertas de un club grande, y además me hizo descubrir Europa, porque desde ahí pegué el salto al Zaragoza, de España. Tuve la suerte de tener a Daniel Pasarella como técnico, porque arribando desde Argentinos Juniors no me prohibió que yo pudiera jugar como a mí me gustaba. Entonces, me hizo muy bien. Además, compartí vestuario con jugadores consagrados.

-Te fuiste al Real Zaragoza. ¿Fue la mejor época de tu carrera?

-Sí, la mejor, porque jugué la histórica final de la Recopa de Europa en 1995. Esa final es inolvidable porque con los tantos de Juan Esnaider y de Nayim, en el tiempo suplementario, salimos campeones. La gente todavía lo recuerda. Cuando paseamos por Zaragoza me piden fotos. La historia de Zaragoza la marcan con esa copa todavía. Después, tuve la linda locura de subirme al travesaño con el trofeo y esa imagen está en toda la ciudad. Son cosas que uno agradece por lo vivido.

-Volviste a la Argentina para jugar en Boca. ¿Cómo evaluás tu paso por ese club?

B-ien, muy bien. Cuando llego lo encuentro a Carlos Bilardo y de nuevo volví a jugar con Maradona, Caniggia, Navarro Montoya. La verdad es que me sentí cómodo porque sabía la clase de equipo que había.

-Fue en la época que debutó Riquelme en Primera…

-Ya se veía lo que Román iba a ser, porque antes de que se jueguen los partidos de Primera jugaba la tercera división y ya lo observábamos. Hasta que un día decidió Carlos subirlo a la máxima categoría y hacerlo debutar en un partido ante Unión en la Bombonera. Ahí empezó a mostrar sus dotes futbolísticos.

-Fuiste dirigido por Bilardo en el Xeneize. ¿Qué enseñanza te dejó Carlos?

-Es un adelantado en todo sentido. Un tipo que te enseña de todo. No sólo como técnico, sino como persona también. Conocí muchos entrenadores que te decían “tenes que hacer esto” y listo, por su rol de entrenador. Pero Bilardo era una persona que te decía: “Tenés que marcar así por esto, porque si no te puede pasar esto y lo otro”. Te adelantaba y detallaba lo que podía suceder, y al final sucedía. Ahí te dabas cuenta de que era verdad lo que te estaba diciendo. No te mentía, sino que te lo argumentaba. Uno ya sabía que cuando pasaba por al lado tuyo algo te iba a decir, y siempre te ponía a prueba.

Cáceres marca a un joven
Cáceres marca a un joven Pipita Higuaín en un Independiente-River (Fotobaires)

-¿Cómo?

-Con preguntas. Un día me sorprendió muchísimo, me dijo: “Usted, Cáceres, ¿dónde debe ubicarse en el segundo córner en contra del segundo tiempo?”. Le respondí: “No, Carlos, yo tengo marca”. Si le decías que no sabías, agarraba un papel y te dibujaba dónde debías ponerte. Lo tenía todo organizado. Yo no me acordaba de nada, pero él lo sabía todo. Era terrible, porque no te estaba mintiendo y eso te daba más ganas de escucharlo, con mucha atención.

-¿Fuiste sparring del seleccionado argentino que ganó el Mundial 86?

-Estuve en los entrenamientos con la selección argentina que disputó el Mundial 86. De la Sub 20, llevó a 9 jugadores, entre esos estaba yo, e íbamos de acá para allá con la idea de que viéramos cómo trabajaban los mayores. Bilardo siempre decía que “los jugadores con proyección debían saber el sistema de cómo trabajar”. Entonces, siempre llevaba a juveniles.

-Coincidiste con Carlos también en la Sub 20

-Sí, recuerdo que en un entrenamiento con el seleccionado juvenil armó un partido, paró dos equipos, y a los que no jugábamos nos sentó en el banco de suplentes. Allí, nos preguntó varias veces qué veíamos en el juego. Ninguno de los que estábamos ahí nos dábamos cuenta. Él nos insistía, hasta que después de varios intentos nos dijo que había colocado a 12 jugadores en el equipo contrario. Ninguno de los que estábamos ahí nos habíamos percatado de ello. Paró la practica para decir que uno de los dos conjuntos jugaba con 12. Nos decía: “Siempre hay que estar atentos a eso”.

-¿Te sirvió ese consejo?

-Sí, porque lo empecé a implementar con el tiempo. Jugando para el Celta entraba a la cancha y antes del comienzo del partido contaba la cantidad de jugadores rivales. En el entretiempo también lo hacía por la costumbre que él me enseñó.

-¿Los de Boca te recriminaron alguna vez tu paso por el Millonario?

-No, igual ya había pasado un largo tiempo desde que me fui de River y llegué a Boca. Dejé el Millonario en la temporada 92/3 y volví en el 96/7 al Xeneize. Pasó mucho tiempo. Entonces, quizás existían hinchas que no sabían que había vestido la camiseta roja y blanca o no le daban importancia. La verdad es que nadie me reclamó nada, ni me insultaron por ese motivo.

-Luego, recalaste en Independiente. ¿Cómo era el Kun Agüero en los entrenamientos?

-Por suerte lo agarré en su mejor momento. Cuando arribé, él llevaba un año en Independiente y todavía era la figura del equipo, lo pude disfrutar varios partidos. La calidad, su velocidad y potencia asombraba bastante, porque se estaba enfrentando con jugadores de categoría. Él no tenía problemas. Hacía lo que sabía hacer y le salía muy bien, lo pudimos disfrutar como compañeros.

Con la camiseta de la
Con la camiseta de la Selección: disputó el Mundial de Estados Unidos 1994

-Agüero tuvo que dejar el fútbol por un problema de salud. ¿Te comunicaste con el Kun para decirle algo?

-Sí hablé. Es una situación complicada y no le podés decir nada. Es una desgracia lo que le pasó. Lamentablemente, no se trata de ir a un gimnasio y levantar pesas y se resuelve. No es así, se trata de la vida misma. No sabemos cuánto tiempo vamos a vivir, así qué debemos tomar todo con calma y saber que ya no se puede más. No es su culpa porque es un caso de uno en un millón de personas y le tocó a él. Al que le toca, le toca en estos casos.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar