Fue en octubre de 2013 cuando Ever Demaldé, un joven de 27 años le dijo a su madre que viajaría a Rosario a darle a Marcelo Bielsa una misiva que había escrito de puño y letra: “Mamá, le escribí una carta y me gustaría que me diera un minuto para tomar un café y charlar. Ahora que tengo que ir a llevársela”. De esta manera empezó la historia.
Luego de siete meses, el 1° de mayo de 2014, el teléfono sonó en la casa de la familia Demaldé: “Buen día Ever, ¿cómo le va?”. La voz no era otra que la del Loco Bielsa, quien continuó: “Lo quería invitar a tomar un curso intensivo con mi equipo de trabajo en Rosario. ¿Usted puede viajar?”, a lo que Ever atinó a responder repentinamente con un “sí”, ya que estaba conmovido e incrédulo por el llamado.
Inmediatamente, el mendocino dejó su Junín natal para viajar a Rosario a hacer un posgrado en la dirección técnica de fútbol, con el entrenador rosarino como profesor. “Marcelo Bielsa hay un solo y los que quieran imitarlo o tratar de copiar su forma de ser o entrenar para mí van por un camino erróneo. Es único”, asegura Demaldé, quien se transformó en uno de sus ayudantes de campo en el Olympique de Marsella durante la temporada 2014/15.
“Es una persona inteligente, apasionada por el fútbol, muy dedicada al laburo, sumamente profesional, y con una mirada especial que lo caracteriza. Es muy honesto”, detalla sobre el Loco a la hora de definirlo.
La propuesta inicial de Bielsa a Demaldé fue por 40 días, pero se terminó quedando un año y medio. A partir de allí, la carrera del mendocino dio un giro inesperado porque, luego del llamado del Loco, fue asistente del holandés Bert van Marwijk en la selección de Arabia Saudita, clasificando al conjunto asiático al Mundial de Rusia 2018. Después, volvió a la Argentina para ser el ayudante de campo de Diego Dabove, tanto en Godoy Cruz como en Argentinos Juniors, peleando campeonatos y clasificando a copas internacionales.
No obstante, su última experiencia estuvo en los Emiratos Árabes Unidos, dirigiendo al Al Hilal United de la segunda división, una institución sin tanto renombre, pero que alcanzó las semifinales del campeonato.
Hoy, con diferentes pergaminos y con la convicción de pelear el ascenso a la Primera Nacional, Demaldé es el director técnico de Gimnasia y Tiro de Salta, rival de Racing de Avellaneda en el debut por la Copa Argentina.
“Después de River, el equipo de Fernando Gago es el mejor del fútbol argentino. En funcionamiento, el Millonario lo supera, más allá de que hoy está en construcción nuevamente. Pero la Academia lo sigue de cerca, ya que tiene un funcionamiento bien marcado y sabe a qué juega. Es intenso con jugadores muy importantes, de mucha jerarquía en todas sus líneas. Tenemos que estar concentrados y atentos. Cuando les das un centímetro, éstos te marcan diferencia”, reconoce Demaldé en un mano a mano con Infobae.
-¿Cómo fueron tus inicios en el fútbol?
-Hasta los 21 años jugué en el Club San Martín de Mendoza. Ahí sufrí una lesión grave, ya que perdí el cartílago de uno de mis tobillos, y eso derivó en tres operaciones. A partir de ese momento comencé a dirigir en divisiones inferiores en diferente clubes mendocinos, hasta que tuve la posibilidad de comunicarme con Bielsa y tener la chance de trabajar con él en el Olympique de Marsella. Luego, surgió la posibilidad de trabajar en la selección de Arabia Saudita, en la cual llevé a cabo todo el proceso de las Eliminatorias con Bert Van Marwijk, entrenador neerlandés que dirigió la selección de Holanda en la final del Mundial 2010 ante España. Luego, volví a mi tierra para trabajar al lado de Diego Davobe en Godoy Cruz y luego en Argentinos Juniors. Tras esa experiencia como asistente, me largué a dirigir a la segunda división de Emiratos Árabes, donde perdimos las semifinales del torneo.
-Estás frente a tu primera experiencia como entrenador en tu país. ¿Cómo te estás sintiendo en ese nuevo rol?
-Estamos ante un proceso nuevo, con muchas ganas de iniciarlo. Hace dos meses y medio que venimos trabajando sin competencia porque el torneo local comienza luego del partido con Racing.
-¿Estás cómodo como entrenador de Gimnasia y Tiro de Salta?
-Sí, es un desafio interesante, porque es un club grande del Norte de la Argentina, con la ambición de subir de categoría. Este partido ante Racing será tan importante como lo que vamos a tener por delante.
-¿Cuál es tu estilo como entrenador?
-Trato de ser lo más ofensivo posible. Siempre el rival juega, pero la idea nuestra es proponer en todo momento con la búsqueda permanente del arco de enfrente. No tengo un sistema favorito, me adapto mucho a los jugadores con los que cuento y depende del rival también.
-¿Se van a enfrentar al mejor equipo del fútbol argentino o del campeonato de Primera División?
-Después de River, Racing es el mejor equipo del fútbol argentino. El Millonario en funcionamiento lo supera, mas allá de que hoy está en construcción nuevamente y un paso por arriba del resto, pero le sigue la Academia, con un funcionamiento bien marcado y sabe muy bien a que juega.
-¿Qué te preocupa del equipo de Fernando Gago?
-Es intenso con jugadores muy importantes, de mucha jerarquía en todas sus líneas. Tenemos que estar concentrados y atentos. Cuando les das un centímetro, éstos marcan diferencia. Hay que tratar de hacer un partido lo más ordenado posible. De eso nos tenemos que cuidar y tomar recaudos. Va a ser un partido muy difícil. Uno siempre se prepara para estos encuentros, pero pueden pasar tantas cosas que son inimaginables.
-¿Sabés por dónde le podés ganar la pulseada al conjunto de Avellaneda?
-Sí, lógicamente estuve viendo videos y los analicé. Pero a la hora de jugar pueden pasar muchas cosas y eso es lo que tiene de apasionante este juego.
-¿Con qué armas contás para ir en busca de la victoria?
-Tenemos un grupo humano muy fuerte. Son 30 los jugadores que están a disposición y con hambre de gloria, todos quieren ser titulares. Estamos probando variantes de juego y en base a eso vamos a ir definiendo el equipo.
-¿Cómo se te ocurrió mandarle una carta a Marcelo Bielsa?
-Siempre lo admiré. Traté en ese momento de contactarlo para tener la posibilidad de hablar con él. La relación nació a través de una carta manuscrita, lógicamente que uno no imaginaba lo que iba a suceder después. En ese manuscrito le contaba de mi vida, a qué me dedicaba, y tuve la fortuna de que me respondió un tiempo después.
-¿De qué manera se comunicó con vos?
-Por un llamado por teléfono en el cual tuve la posibilidad de hablar unos minutos. Ni bien atendí me dijo: “Buen día Ever, ¿cómo le va?”. Me sorprendió. Fue una charla muy formal. No esperaba su llamado, porque habían pasado siete meses desde que le mandé la carta. Luego, viajé a Rosario para juntarme con él y analizar algunas cosas de fútbol. Yo, siempre atento a lo que el Loco opinaba y con las ganas de aprender. Cuando él decide ir a dirigir a Marsella me propuso que lo acompañara. Tuve la bendición de poder trabajar con Bielsa, como también con otros entrenadores que considero muy importantes en mi carrera.
-¿Qué enseñanzas te dejó como entrenador?
-Muchísimas. Mas allá de su rol de director técnico, te deja enseñanzas de la vida misma. Marcelo Bielsa hay un solo y los que quieran imitarlo o tratar de copiar su forma de ser o entrenar para mi van por un camino erróneo. Es único y cada uno tiene que transmitirles a sus jugadores lo que cree conveniente. Poner su impronta en el entrenamiento, por eso sólo existe un Loco Bielsa.
-¿Qué es lo que lo hace único?
-Es una persona inteligente, apasionada por el fútbol, muy dedicada al laburo, sumamente profesional, y con una mirada de este deporte en especial que lo caracteriza. Es muy honesto.
-¿Te quedaron detalles obsesivos al trabajar con Marcelo?
-Todos los entrenadores nos volvemos un poco obsesivos en nuestro trabajo. Unos más, otros menos, pero no dejamos de serlo. Todos tenemos un poco de esa faceta. En mi nuevo rol de entrenador trato de ser yo mismo. Recién estoy empezando y mi obsesión no necesariamente tiene que ver con que trabajé con el Loco, porque considero que es parte de esta profesión.
-¿Te mandaba a espiar a los rivales en Francia?
-No, hoy en día con toda la información periodística que existe no era necesario. En una época tan tecnológica los videos abundan y las cosas cambiaron un poco si las comparamos con otros tiempos.
-¿Fuiste el asistente que le dejó el café arriba de la heladerita y se quemó al sentarse en el juego entre el Marsella y el Toulouse?
-Sí, no me lo voy a olvidar nunca más. Lo que sucedió ese día fue que cuando salimos al campo de juego Marcelo había pedido un café. Fui a buscarlo y cuando regresé, lo coloqué arriba de la heladerita. Se inició el partido y como de costumbre se lo dejé en el mismo lugar de siempre, se sentó arriba porque estaba dando indicaciones y no se dio cuenta de que estaba la bebida caliente y se quemó. No me dijo nada. Tampoco se enojó porque fue un accidente.
-Luego, fuiste parte de los equipos de Godoy Cruz y Argentinos Juniors junto a Diego Dabove. ¿Él tiene cosas de Bielsa?
-Diego tiene una particularidad muy buena que es su forma de conducir el grupo, una persona muy inteligente. La verdad es un grandísimo entrenador y más como persona. Son estilos muy distintos, pero cada uno tiene lo suyo. Es muy importante lo que Diego hace y lo lleva adelante de una manera muy buena, tiene una gran capacidad de trabajo. Es muy profesional y de los entrenadores más completos del fútbol argentino.
-¿Qué le faltó a Argentinos para poder pelear hasta la última fecha con Boca y con River en la Superliga 2019?
-Fuimos eliminados por Boca en las semifinales de la copa, pero estuvimos peleando el torneo. Nos tocó luchar con River, que hace tiempo marcó un precedente como equipo importante en nuestro país. Por ahí, los equipos que no cuentan con la posibilidad de un recambio como sí tienen River y Boca se ven perjudicados. Hay instancias del campeonato que cuestan un poco mas que otras y nosotros lo notamos.
-¿Se sufre siendo entrenador en el fútbol argentino?
-Sí, se sufre más allá de que la presión siempre está y existe en todos los países. Pero no tanto como en Argentina, que es un poco desmedida, sobre todo por lo que se habla alrededor de lo que significa el fútbol. Sí es una profesión qué como técnico estas constantemente en el ojo de la tormenta, recibiendo criticas o elogios.
-¿Cómo se hace para estar al margen de todo eso?
Tenes que seguir tus convicciones. Hay criticas positivas, constructivas, y otras destructivas. Uno tiene que saber de parte de quién viene y estar seguro de lo que uno cree que es lo mejor para el equipo.
-¿Qué balance hacés de tu paso por la Selección de Arabia Saudita?
-Tuvimos la posibilidad de clasificar para el Mundial de Sudáfrica, después de muchos años sin poder participar de una Copa del Mundo. Luego de la clasificación no renovamos contrato. Mi balance fue muy positivo. Trabajar con los holandeses me dejó una enseñanza muy importante. Y lograr el objetivo de clasificar luego de mucho tiempo ganándole el repechaje a Australia fue un logro muy importante y se recuerda con mucho cariño.
-¿Suelen ir a la cancha en Arabia Saudita?
-Los estadios siempre están llenos cuando juega el seleccionado árabe. Hay lugares en los que va más público que en la propia Argentina. Van muchas familias a la cancha, cosa que acá no pasa por la inseguridad. Esa pasión desmedida que tenemos hace que de cierta manera la familia argentina se aleje un poco de ir al estadio. En otros países esas cosas no suceden.
-¿Cómo fue ver el Mundial por televisión, luego de haber sido parte de todo el proceso de Eliminatorias?
-Era una ilusión que teníamos, pero por un tema de contratos no se llegó a un acuerdo y nos tuvimos que ir. Pero por algo será. Uno tiene que mirar siempre para adelante y no quedarse con el pasado. Aprender de las situaciones que le suceden. Seguramente no teníamos que estar y algo nuevo nos iba a pasar, por eso no fuimos parte.
-¿Qué características tiene el futbolista árabe?
-Es un jugador muy táctico y técnico. Pero no tiene la pasión del argentino, por eso somos tan buscados en el resto del mundo, porque nos adaptamos a todo. No tiene el árabe ese popurrí de cosas que mamamos nosotros desde chiquitos hasta llegar a ser profesional. En Arabia las cosas son más normales que en Argentina. El fútbol se vive de otra manera y la cultura es diferente.
-Fuiste ayudante de campo de un holandés que seguramente está acostumbrado a otro tipo fútbol. ¿Se notó la diferencia entre sus ideales y los tuyos?
-Al holandés le gusta el buen fútbol, siendo ofensivos. Entonces, hemos tenido cosas en comunes y otras no. Son personas muy simples. Llegué a trabajar con ellos porque me llevó el director deportivo de Arabia Saudita, quien armó el cuerpo técnico y me sumó. Yo lo conocía desde Marsella y ahí nació la oportunidad de trabajar con Bert Van Marwijk.
-¿Qué aprendiste de Marwijk para llevar a cabo en tus equipos como entrenador?
-La simpleza. Algunas veces en el fútbol más que copiar uno debe transmitir lo que uno siente. Por ejemplo, no es bueno copiar un ejercicio que ves de Pep Guardiola en la televisión porque si lo querés imitar no te va a salir de la misma manera. El español tiene su impronta y cada uno tiene su personalidad. Uno aprende el manejo, el día a día y eso es lo más importante para llevar a cabo un ejercicio. En cuanto al manejo, Bert era muy claro, profesional y aprendí un poco de su forma de trabajar.
-Estabas en Dubai cuando murió Maradona. ¿Cómo se vivió su partida en esa ciudad?
-Fue shot tremendo, muy difícil de digerir para todos los árabes. Los tomó por sorpresa como a la mayoría, ¿no? Un día muy triste y se percibía algo raro en el ambiente del fútbol.
-¿Cómo es tu relación con Gabriel Heinze?
-A Gaby lo conozco hace tiempo y en su momento me ayudó muchísimo con consejos muy certeros. Es un gran persona con muchos principios. Conmigo fue muy gentil. Disfruto de ver a sus equipos jugar. Tiene una capacidad enorme como entrenador. Ojalá que pronto pueda volver a dirigir.
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