Marcos Rojo, sin filtros: del psicólogo que lo ayudó con las lesiones al día que desafió a pelear a Zlatan Ibrahimovic

El defensor de Boca, fulgurante por la victoria en el Superclásico, no se guardó nada en su última entrevista

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Zlatan Ibrahimovic y Marcos Rojo, juntos en Manchester United (Foto Tgsphoto/Shutterstock)
Zlatan Ibrahimovic y Marcos Rojo, juntos en Manchester United (Foto Tgsphoto/Shutterstock)

Marcos Rojo está disfrutando a pleno de su presente en Boca. Después de haber tenido su “revancha personal” contra River en el Monumental el domingo pasado, considerando que en el anterior Superclásico había sido expulsado al cuarto de hora, atraviesa uno de sus mejores momentos desde su desembarco en la Ribera. Sin embargo, no siempre todo fue color de rosa: en el inicio, algunas lesiones lo tuvieron a maltraer. Esas situaciones ya las arrastraba de su último paso por Manchester United y Estudiantes de La Plata. Por eso, acudió a ayuda externa.

“Trabajo con un psicólogo deportivo que me ayuda mucho, siempre estoy en contacto. Antes de los partidos tenemos charlas para mantener el enfoque, el presente y cosas que me ayudan mucho a enfocar la cabeza de cara a lo que viene”, confesó Rojo, en diálogo con TyC Sports. Y amplió: “Empecé con esto por el tema de las lesiones, sentía que hacía todo el esfuerzo con los médicos, seguía los pasos de la recuperación y cuando volvía a la cancha me lesionaba otra vez. No le podía encontrar la vuelta”.

El coaching que desarrolla el 6 xeneize fue elemental para mantenerse activo: “Desde que empecé a trabajar con él, las lesiones fueron menos frecuentes y me pudo volver a sentir bien en una cancha de fútbol. Me decía que volviera a confiar en mí, en mi cuerpo”. Todo se había originado tras disputar la Copa del Mundo en Rusia 2018: “Tuve una serie de lesiones de la que no podía salir. Empezás a desconfiar de todo tu cuerpo. Vas a hacer un pique y pensás que te vas a lesionar. No estar en el día a día y competir, te empieza a deprimir. Te sentís mal en tu casa y con tu familia, la cabeza labura. Este chico me ayudó un montón para volver a sentirme bien”.

Del casi llanto a la risa se manejó el defensor platense que convivió con Zlatan Ibrahimovic en el vestuario del United. Con él registró una anécdota desopilante durante un partido de Europa League: se insultaron en el primer tiempo y casi se van a las manos en el vestuario. “Yo me planté porque sabía que me iban a separar, ja. Imposible pelearte con ese karateca de dos metros. ¿Que le dije narigón? Sí, es verdad. De boquilla me lo tenía que comer, así que lo primereé”, recordó.

Ya en Modo Boca, Rojo se refirió a la polémica que despertó la utilización de la camiseta alternativa amarilla ante River: “No hablamos de eso ni el chamán en la semana. Pero cuando terminó el partido con Estudiantes, en lo primero que pensé fue que teníamos que jugar con la amarilla de nuevo. Me acuerdo que cuando jugaba en Estudiantes usábamos siempre una gris horrible porque ganábamos”.

Marcelo Gallardo declaró que el equipo de Sebastián Battaglia se llevó demasiado premio de Núñez, a lo que el defensor que acaba de cumplir 32 años respondió: “Él dijo eso, pero nosotros hicimos nuestro trabajo, sabíamos de nuestras debilidades, lo que teníamos que hacer y aprovechamos la que tuvimos”. Y admitió: “Me duele todo después de los partidos, todavía me sigue doliendo la espalda. En Argentina corren como locos. Vos decís que la Premier League es la mejor liga, pero acá te exigen mucho. Hay que estar bien físicamente y bien parado en la cancha porque los jóvenes exigen. Después de cada partido te queda doliendo todo por tres días”.

Por último, aseguró que se le hizo más difícil la visita a Estudiantes en Uno que a River en el Monumental, debido a su pasado pincha: “Fue encontrarme con la gente de nuevo porque en la pandemia habíamos jugado a puertas cerradas. Se te pasan un montón de cosas por la cabeza. Traté de hacer mi trabajo, jugar al fútbol. Y que nada de lo que pasara alrededor influyera en mi juego o estado de ánimo. Cuando terminó, traté de ser lo más respetuoso posible. El tiempo todo lo tiene que curar, la gente sabe el cariño que yo le tengo al club. Los silbidos no cambian nada en mí”.

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