El video con las revelaciones de Rossi
Fue salvador de Boca Juniors en dos series de penales ante River, figura en varios encuentros y también en los 90 minutos del último Superclásico en el Monumental. Agustín Rossi es hoy uno de los mejores arqueros del fútbol argentino, aparece en carpeta del cuerpo técnico de la selección argentina como relevo y hasta sonó en el Barcelona de España. Su destino siempre estuvo ligado al deporte, aunque bien pudo haber sido lejos del arco e incluso practicando otra disciplina.
“Me tocó jugar al básquet paralelamente al fútbol y para mi puesto fue muy importante, me ayudó mucho por las cosas que me dio como arquero”, reveló en 2017 Rossi, invitado a la presentación del plantel de Boca básquet. Siendo futbolista xeneize, su pasado con la pelota naranja tomó trascendencia pública y su habilidad fue exhibida junto dos profesionales de la disciplina como el norteamericano Horace Grant y Lucas Pérez.
De pequeño mechaba entre la escuelita de fútbol de Daniel Leani, ex jugador de Platense, San Lorenzo y Chacarita, en San Martín, y los dobles y triples en el Club 3 de febrero de San Andrés. “Entrenaba fútbol y después me iba corriendo para básquet. Era más que nada como un hobby para jugar con mis amigos, pero me tocó elegir por el fútbol y creo que hice bien”, confesó hace algún tiempo el 1 azul y oro.
En el baby, jugaba de 5 y hacía muchos goles para la categoría 95. Y como le sobraba energía, lo ponían a atajar con la 94. Fue Leani su promotor para que fichara en las inferiores de Chaca, donde también se inició como jugador de campo. Él mismo contó en su última entrevista con ESPN que comenzó jugando como volante interno por derecha y luego pasó a hacerlo por izquierda. Hasta tuvo un breve paso como centrodelantero, hasta que se plantó y puso como condición que o atajaba o no seguía.
En 2013 fue promovido a la Primera del Funebrero y debutó, con apenas 17 años, por Copa Argentina con derrota ante Instituto de Córdoba en la fase previa a los 32avos de final. Quien le dio la confianza para ubicarse debajo de los tres palos fue Carlos Leeb, quien no solamente lo contemplaba en la valla sino también como número 9. Al mejor estilo Hurgo Orlando Gatti o el mexicano Jorge Campos.
“¡Lo que cabeceaba ese muchacho! Aparte jugaba bien. Era alto y nosotros atacábamos por las bandas. Siempre jugaba en los picados o cuando hacíamos fútbol y me faltaba uno. Yo siempre lo hacía jugar. A los arqueros, en general, les gusta jugar arriba en los picados. Pero éste jugaba bien, saltaba, iba bien arriba y cabeceaba”, recordó el Gato Leeb, ex técnico de Rossi en Chacarita y hoy a la espera de volver a dirigir en Argentina, en diálogo con Infobae.
Y Leeb dio crédito a la historia que reveló Rossi: “En un partido de visitante contra la UAI Urquiza, el partido iba 0 a 0 y se lesionó el 9, Lentini. Se dio vuelta el Gato y me mandó a calentar. Yo me quedé sentado como diciendo ‘¿para qué?’´. Después me enteré que no me lo había dicho en serio, pero había tenido la intención de ponerme de 9 en un partido”.
En 2014 fue clave para el ascenso de Chacarita en la B Metropolitana y empezó a volar alto: Estudiantes de La Plata lo compró, en Defensa y Justicia tuvo roce de Primera División, durante su primera etapa en Boca ensanchó su espalda y sumó experiencia, en Lanús pasó a ser reconocido como uno de los mejores goleros del medio local y en su retorno a la Ribera cubrió las expectativas generadas tras la partida de Esteban Andrada.
“Agustín viene atajando muy bien hace mucho tiempo, no ayer. Es muy lindo verlo así, está disfrutando mucho y confiamos en él. Tiene muchos años por delante y ojalá lo podamos disfrutar mucho”, fueron las flores que le tiró Juan Román Riquelme al arquero de Boca después de su consagratorio partido en el Monumental. En un universo paralelo, un Rossi centrodelantero hubiera sido el reemplazante del Pipa Benedetto en el entretiempo del último Superclásico.
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