Enzo Francescoli realizó una comparación que pareció temeraria, para muchos una osadía. El uruguayo se animó a comparar a Esequiel Barco, uno de los siete refuerzos que llegaron a River en 2022, con Ariel Ortega, una de las glorias modernas del club. “Barco me hace acordar a Ariel (Ortega) en la electricidad en los movimientos, en la frenada y el arranque en el mismo momento. Es un tipo de jugador que necesitábamos mucho. En el mano a mano desequilibra mucho. Genera mucho movimiento en la defensa cuando son cerradas, con un buen dribbling, muy cortito”, lo describió el manager de River el 15 de febrero, cuando el ex Independiente y Atlanta United todavía no se había convertido en lo que es hoy: el nuevo jugador fetiche de Marcelo Gallardo.
¿Qué piensa Barco del encendido elogio que le dedicó Francescoli? “Es muy lindo recibir esos elogios de los ídolos del club. Los tomo con mucha tranquilidad. Sabemos la clase de jugador que era Ariel. Uno siempre trata de hacer lo mejor dentro de la cancha para ayudar al equipo”, afirma, algo ruborizado por el parangón con el “Burrito”.
Barco se transformó en un inamovible en el equipo titular que Gallardo tiene en la cabeza. De hecho, sin contar a Franco Armani, es el jugador de River que más minutos acumula en lo que va del año, con 504. Desde que el “Muñeco” lo puso de entrada en la goleada 4 a 1 ante Patronato, jugó de movida también en todos los partidos siguientes: el triunfo por 2 a 0 frente a Newell’s, en Rosario; el empate 2 a 2 contra Racing, en el Monumental; la victoria 1 a 0 ante San Lorenzo, en el Nuevo Gasómetro; la goleada 5 a 0 contra Laferrere, en el debut en la Copa Argentina, en Salta; y en el 4 a 0 frente a Gimnasia y Esgrima La Plata, en Núñez. Y, claro está, formará parte del once inicial en el Superclásico de este domingo a las 19, en el Monumental.
Si no fuera porque Gallardo pone en la cancha a los jugadores que ve en mejores condiciones para cada partido, podría pensarse que lo está utilizando tanto para amortizar la importante inversión que River realizó por él: fue la incorporación top del último mercado de pases y el club de Núñez se comprometió a pagar el equivalente en pesos de 4.400.000 dólares al cambio oficial por el préstamo por dos años y el contrato del jugador. A fin de este año o de 2023, River podrá hacer uso de una opción de compra por la mitad del pase del atacante en 7.000.000 dólares.
¿Por qué Gallardo le pidió a Francescoli que intentaran contratar al atacante que el 29 de este mes cumplirá 23 años? Por una razón fundamental: su capacidad de desequilibrio, esa gambeta difícil de descifrar que -a decir verdad- todavía no logró imponer en toda su dimensión. Así y todo, el domingo jugó su mejor partido desde que llegó a River y generó los primeros dos penales de los tres que tuvo su equipo ante Gimnasia: el primero, al tirar un sombrero que Tomás Muro interrumpió con mano dentro del área; y el segundo, al ser derribado por el arquero Rodrigo Rey.
Gallardo valora sobremanera a los futbolistas capaces de imponerse en el uno contra uno, especialmente porque la mayoría de los rivales esperan a River con mucha gente alrededor de su área y su equipo suele necesitar del engaño de una buena gambeta para abrir a esas defensas cerradas. En ese sentido, Barco viene jugando de menor a mayor, un crecimiento a fuego lento como esos asados que se hacen al calor de las brasas y sin apuro.
De algún modo, el entrenador también supo tenerle algo de paciencia: al llegar a River, el propio Barco reconoció que posiblemente iba a necesitar un tiempo para adaptarse al fútbol argentino en general y a su nuevo equipo en particular. Y en eso está, creciendo semana a semana y con la esperanza de que el Superclásico muestre su pico de rendimiento con la camiseta de la banda roja.
“Vamos a trabajar en la semana para llegar al 110% al partido con Boca, que es lo que necesitamos. Los Superclásicos son partidos aparte. Tenemos que ganarlo como sea, vamos a estar de local, con nuestra gente, y esa es una motivación extra”, afirma, ya palpitando el gran duelo del domingo a las 19.
Lejos de sufrir el brusco cambio futbolístico que supone pasar de una Liga en crecimiento pero menos estresante como la MLS estadounidense a una mucho más competitiva y exigente como la Argentina, Barco se adaptó rápidamente a jugar con la camiseta de River, más allá de que Gallardo sabe que todavía puede seguir mejorando.
El domingo, en la goleada 4 a 0 ante Gimnasia, ocupó una posición inédita desde que llegó a River: venía jugando bien abierto sobre la izquierda y apareció como un segundo delantero, más centralizado y cercano a Julián Alvarez, con quien intercambió posiciones varias veces. Esa ubicación parece caerle mejor a su estilo: cuanto más cerca está del área rival, más daño les hace a los defensores adversarios.
Frente a Gimnasia no solo generó los dos primeros de los tres penales que River tuvo a favor: le cometieron cinco faltas y eso también puede ser sinónimo de peligrosidad porque representa tiros libres a favor. En realidad, es por lejos el futbolista de River al que más veces detuvieron con infracciones desde que comenzó la Copa de la Liga: le hicieron 30, nada menos que veinte más que el segundo en cantidad de infracciones recibidas: Enzo Fernández.
Barco escuchó en las últimas horas de boca de un amigo hincha de River una frase que lo motivó todavía más: las buenas actuaciones en los Superclásicos suelen marcan para siempre a los futbolistas. Y en eso anda, deseoso de romperla ante Boca para que en River todos tengan bien en claro que valió la pena realizar semejante inversión por sus servicios.
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