Pierna fuerte, dientes apretados y fricciones de más. Como todo Superclásico, en este abundaron estas acciones y Darío Herrera tuvo que amonestar desde el primer tiempo. Sin embargo, el juez del partido tuvo un error importante: debió haber expulsado a Luis Advíncula por doble amonestación. En líneas generales, el déficit del juez fue lo disciplinario, ya que en lo técnico no tuvo problemas mayores.
El peruano, que había cometido varias infracciones anteriormente y ya tenía amarilla por haber tirado lejos la pelota con el juego detenido, fue en busca de Julián Álvarez sobre la línea de costado y lo bajó a los 37 minutos. Esta debió haberse considerado como una falta temeraria. ¿Qué se entiende por este término? Es la acción por la que un jugador realiza una acción que entraña daño físico (no necesariamente grave) sin tener en cuenta el riesgo o las consecuencias para su adversario, por lo que deberá ser amonestado. El juez tendría que haberle enseñado la segunda amarilla a Advíncula y, por ende, Boca debería haberse quedado con 10 jugadores.
Todo River se le fue encima al referí, quien los disuadió con algunos gestios y no contempló los reclamos. No por nada, Sebastián Battaglia lo reemplazo a Advíncula en el entretiempo (sabía que estaba al límite de la expulsión).
No hay que perder de vista el antecedente del Superclásico pasado, en el mismo escenario, en el que Fernando Rapallini echó por doble amarilla a Marcos Rojo por un par de acciones que generaron dudas en muchos y disconformismo del lado de los de la Ribera. Inclusive Juan Román Riquelme, quien aceptó la derrota 2-1 en aquel momento, opinó que al menos una de ellas no había sido ni falta.
Antes, el permisivo Herrera ya se había comido las amonestaciones para Cristian Medina al minuto 13 y para Enzo Pérez al cuarto de hora (recién se la sacó a los 28′). En el complemento, Herrera omitió una tarjeta amarilla para Paulo Díaz por derribar a Sebastián Villa, pero después acertó en la amonestación para Carlos Zambrano por su falta a Braian Romero. La tarjeta que estuvo mal sacada fue la de Nicolás Figal, quien le cometió una infracción común a Elías Gómez.
La tarea de Darío Herrera, pese a su yerro, puede ser calificada como aceptable. En las áreas no hubo ninguna jugada que lo comprometiera y su déficit estuvo en el control de lo disciplinario donde fue permisivo o amonestó mal a algunos jugadores.
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