Fue un hecho lamentable. Uno más de los que tanto se involucran en el mundo del fútbol. Esta vez no había pantallas de televisión, ni fanatismo pasional. Simplemente se trató de una final de un torneo de fútbol amateur que concluyó de la peor manera. Se trató de un certamen disputado en Colonia Tirolesa, una localidad situada en el departamento Colón en la provincia de Córdoba, donde un grupo de jugadores golpeó brutalmente a un árbitro que estuvo a cargo de la definición del campeonato.
Las imágenes que se viralizaron en las redes sociales reflejaron la impunidad de los protagonistas. El hecho ocurrió en el club Sportivo Tirolesa, donde se desarrolló la edición 52 de la competición que concluyó con una escena desgarradora. La violenta (y cobarde) reacción de varios de los jugadores que perdieron la final generó un manto de indignación colectiva. Es que ocho futbolistas y tres espectadores fueron identificados como agresores y elevaron la nómina a Tribuna Segura para que fueran sancionados.
El juez, Eduardo Pastorino, fue una de las principales víctimas que recibió el brutal ataque; pero en medio del escándalo también resultó herido Gustavo García, responsable de la organización y presidente de la Liga Regional Colón, quien había ingresado al terreno de juego para calmar los ánimos y separar a los jugadores del árbitro.
Según informó La Nueva Mañana, “los integrantes del equipo llamado La Puerta, ya se habían quejado de varias jugadas con el árbitro durante el tiempo reglamentario y en la tanda de penales ese enojo fue en aumento. Así, el asistente del juez del encuentro resaltó que no solo los diez futbolistas de La Puerta salieron a correr a su compañero, sino que personas que estaban en la tribuna también saltaron el alambrado y fueron directamente a agredirlo”.
En el lugar había más de 150 personas que siguieron las acciones desde el otro lado de los límites de la cancha. Lo que aparentaba ser una fiesta deportiva terminó con una batalla campal desigual que obligó a la suspensión de la entrega de premios y el tercer tiempo. Algunos testigos aseguraron que en el club había “muchas familias con sus niños”, quienes debieron retirarse por temor al escándalo y las constantes agresiones.
De inmediato, el video se transformó en un fenómeno de Twitter y los usuarios condenaron la actitud de los jugadores que perdieron algo más que un partido de fútbol.
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