Robos, estafas, armas de guerra, el amplio mundo del delito se une siempre al amplio mundo de las barras bravas. Y este fin de semana hubo otros dos botones de muestra: en sendos operativos y causas judiciales cayeron detenidos el jefe de la barra brava de Lanús primero y dos de los más importantes referentes de la tribuna de San Telmo después. Como para entender que los negocios de cancha son sólo una parte del amplio abanico delictivo que se les imputa.
En el primer caso se trata de Carlos Alberto Roberto, que lidera desde finales de 2019 “La 14″, como se autodenomina la barra brava Granate. Quedó detenido por una causa por lavado de dinero y falsificación y tras el allanamiento a su domicilio también se le incautaron tres armas de fuego. El proceso está radicado en la Justicia Federal de San Isidro y se lo investiga como personaje importante de una banda dedicada a hacer estafas con tarjetas apócrifas y robadas.
La noticia pegó fuerte en el núcleo de Lanús porque el Gordo Roberto, como lo conocían todos por su apodo y apellido, había logrado pacificar una tribuna que tuvo desde 2010 una historia de espiral de violencia que terminó con dos crímenes, más de 20 heridos de bala y un reguero de sangre entre la gente de Villa Sapito por un lado y de Villa Obrera por el otro, que terminó en dos juicios con cuatro integrantes condenados a cadena perpetua primero y otro, el famoso Matías el Polaquito Soto, con condena a 9 años de prisión por intento de homicidio.
Roberto siempre fue mano derecha de Diego “Fanfi” Goncebatte, el líder histórico de la barra de Lanús que manejaba Villa Sapito y toda una zona de influencia en Lanús Este (llegó a conducir cooperativas municipales de limpieza desde la época de la intendencia de Darío Díaz Pérez) que cayó preso por homicidio en 2018, y fue alojado en el penal de Mercedes. En ese momento la barra pasó a estar en manos de Carlos Molido, alias Repacha, quien en la guerra contra Villa Obrera recibió dos disparos. Repacha tenía su asiento en la Villa La Fe, pero terminó siendo apartado y se afincó en Florencio Varela. En la línea de sucesión le tocó el turno a Roberto, quien ayudado un poco por la Justicia que metió presos a varios de los delincuentes de la tribuna, otro poco por el club con cuya dirigencia siempre había tenido buenas migas, y generando un reparto más homogéneo de los ingresos de la popular, consiguió poner orden en ese mundo de traiciones e ilegalidad que se vive en el paravalanchas. Y si bien siguió visitando a Goncebatte en prisión, de a poco fue generando algunos negocios propios, como la venta de merchandising oficial de la barra de Lanús, bajo la marca La 14 ATR+IVA.
Pero ahora su futuro quedó complicado: el juzgado de San Isidro a cargo de la doctora Sandra Arroyo Salgado, con el trabajo del fiscal Rodolfo Domínguez, le imputaron delitos graves y lo mandaron a detener. La causa está bajo secreto de sumario porque se estima que Roberto es sólo un eslabón más de una gran cadena de responsabilidades, donde podrían ingresar también otros barras de Lanús y de otros equipos.
Por el lado de San Telmo, quienes terminaron tras las rejas son Gary Delgadillo Torrico y uno de los hermanos Peralta Arévalo, que se metieron en la barra de San Telmo después de haber aportado mano de obra para lo que guste mandar en la interna de la barra de Racing, cuando trabajaron en la guerra para la facción de La Guardia Imperial, que perdió el control de la popular a manos de la otra facción, “Los Pibes de Racing”, el año pasado.
En este caso, Delgadillo y Peralta Arévalo fueron detenidos en pleno Palermo, en Echeverría y Figueroa Alcorta, por el robo infraganti de un vehículo utilizando además inhibidores de alarma de alta potencia, lo que marca el nivel de tecnología de la banda. La causa quedó radicada en la fiscalía de Núñez y Saavedra a cargo del doctor José María Campagnoli, que ya supo trabajar con cuestiones de delitos y barras en innumerables ocasiones, sobre todo sobre Los Borrachos del Tablón de River y los violentos de Platense.
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