El mundo de las barras bravas y el delito están unidos por un hilo constante. No sólo por las actividades ilícitas que realizan en el mundo del fútbol, sino también por lo que ocurre en el resto de sus movimientos diarios. Y vaya otro botón de muestra: la Policía de la Ciudad detuvo en la mañana de este viernes a Rubén Darío Mangoni, hombre de La Doce e integrante del grupo de Villa Urquiza-Barracas-La Boca, por reiterados robos y estafas con tarjetas de crédito que según la imputación venía cometiendo hace tres años en estaciones de servicios sobre todo en la zona norte de la ciudad de Buenos Aires.
La investigación que está a cargo de la jueza Laura Bruniard se centra en una modalidad que al parecer era su especialidad: el robo de productos para automotores que se expenden en las gasolinerías donde además cuando pagaba, lo hacía con tarjetas de crédito que después se descubrían que eran robadas. Mangoni de cualquier manera ya trae un largo historial de conflictos con la Justicia ya que cuenta con antecedentes penales desde 2009 con intervención de los fueros penales y también federales. De hecho el integrante de La Doce tuvo dos condenas por robos reiterados, la más importante a cinco años y seis meses de prisión, y purgó parte de sus penas en el penal de Rawson, uno de los más complicados de todo el país.
De 37 años, Mangoni ingresó en La Doce promediando la década del 2000, como parte de un grupo que hacía las veces de fuerza de choque de los líderes de aquella época, primero los hermanos Di Zeo y después quienes los sucedieron, Mauro Martín y Maximiliano Mazzaro. Según cuentan en la barra, si bien llegó de la mano del grupo de Villa Urquiza rápidamente hizo buenas migas con gente de la zona de Barracas, sector que alguna vez tuvo como líder a Richard William Laluz Fernández, alias el Uruguayo, pero también con gente de La Boca donde pisaba fuerte Santiago Lancry y su sobrino, Hernán Cantón, que terminó heredando ese liderazgo. Y mantuvo también su lugar en la tribuna cuando el que llegó a coronar como líder era Fido Debaux.
Si bien siempre formó parte de una segunda línea algunos creían ver una aspiración a subir en la escala de la barra, lo que se truncó cuando cayó preso. Al salir, con la barra ya en poder nuevamente de Di Zeo y Mauro Martín, volvió a refugiarse en su facción primaria de Villa Urquiza que le aporta a La Doce un grupo de casi 30 “piernas”, como se denomina a los soldados de la barra, y desde allí consiguió ubicarse en uno de los paravalanchas laterales a los que van los jefes de la popular en la segunda bandeja que da a Casa Amarilla. En el actual conglomerado heterogéneo que domina a la barra entre los grupos de Mauro Martín, Rafael Di Zeo y Lomas de Zamora, el sector de Urquiza está más cercano al de Rafa aunque intenta hacer equilibrio en ese delgado matrimonio por conveniencia que mantiene unidos hace algo más de un lustro a los jefes históricos.
Ahora, dado sus antecedentes penales y reincidencia, lo más probable es que Mangoni después de brindar la declaración indagatoria vuelva a vivir un tiempo tras las rejas. Por lo que si alguna vez siguió soñando con escalar en La Doce, esa aspiración se le acaba de truncar en medio de una nueva historia que muestra cuan íntimamente está ligada la vida delictiva al accionar de los barrabravas.
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