Debutó en Boca el mismo día que Maradona y dio dos vueltas olímpicas con Diego: “Fue muy triste ver el camino que tomó hacia los vicios y las drogas”

El Pichi Escudero fue campeón junto a Pelusa del Mundial Sub 20 del 79 y del Metro 81 en el Xeneize: “Nos entendíamos muy bien, yo me la pasaba pensando en darle la pelota a él”. Pasó por 12 clubes y, a los 61 años, dirige y juega en un equipo de un country en Pilar

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Escudero y Diego, juntos en Boca. Una foto autografiada, el único recuerdo que le quedó a Pichi de Maradona
Escudero y Diego, juntos en Boca. Una foto autografiada, el único recuerdo que le quedó a Pichi de Maradona

Jugué al lado de Bochini, Maradona, el Negro Palma y Gasparini. También, en un amistoso en Mar del Plata con Francescoli, el Beto Alonso y Ruben Insua. Pero me quedo con Diego, siempre. Lo mismo cuando me lo comparan con Messi. Pelusa es el más completo de todos. Si me dan a elegir entre uno y otro, lo elijo a él porque es más jugador que Lionel”, describe Osvaldo Escudero, quien fue un afortunado en el fútbol por haber compartido cancha con semejantes estrellas.

A sus 61 años, el Pichi habla suave, pausado y simple, pero levanta el volumen de su voz cuando se emociona y enfatiza que él es uno de los tres jugadores, junto a Oscar Ruggeri y Marcelo Trobbiani, que dieron dos vueltas olímpicas con Maradona, ambas antes de los 21 años.

“Con Diego tuvimos muchas coincidencias. Fuimos campeones en el seleccionado juvenil en Japón 79´ y en Boca 81´. Además, debutamos en el Xeneize el 22 de febrero con 20 abriles. También, cumplimos los años en octubre, yo el 15 y él el 30. Son las cosas lindas que te deja el fútbol, aunque considero que son más las tristezas que las alegrías, pero éstas son muy grandes y uno las recuerda para siempre”, recalca el ex delantero.

Mas allá de la buena relación que tuvieron en el campo de juego, el Pichi se pone reflexivo al hablar de la vida privada del astro argentino. “Tuve la suerte de conocer a Diego durante su juventud, cuando estaba lejos de todo lo que vivió después. Fue muy triste ver el camino que tomó hacia los vicios y las drogas. Tuve la suerte de conocerlo cuando era sanito y estaba lejos de todo eso”, enfatizó.

“El destino hizo que él eligiera su camino. En el fútbol de hoy tal vez estaría un poco más contenido por su familia y amigos, pero en su época tuvo a Jorge Cysterszpiler, su primer representante, que lo cuidó mucho. El Rengo hizo muchísimo para que Maradona siguiera siendo el mismo de siempre, pero no pudo. Y cuando no le hizo más caso, tuvo que dar un paso al costado. Entonces, Diego fue artífice de su destino y, lamentablemente, su vida terminó así. Pero sí sería lindo imaginarlo fuera del consumo de drogas y, sin ellas, hubiese sido más grande de lo que fue”, reflexiona su ex compañero.

El Pichi comenzó su carrera en Chacarita en 1978. Luego, pasó por Vélez, Boca, Unión, Independiente, Central (campeón en 1987), Racing Club, Barcelona de Ecuador, Urawa de Japón, Platense, Chaco For Ever y Tigre. Jugó en 12 equipos diferentes en una carrera que le llevó 16 años como profesional. Tras colgar los botines, se puso el buzo de entrenador para dirigir únicamente en El Salvador.

A 41 años de su debut, y del de Maradona con la casaca Azul y Oro, en un mano a mano con Infobae, Escudero recuerda aquel partido contra Talleres y lo que vivió en la previa en la Bombonera. “Antes de ingresar al campo de juego temblaba el túnel, porque la gente empezó a saltar y a cantar. Me hizo acordar a la película “Gladiador” cuando iban a entrar a la arena a combatir. Estaba nervioso sí, porque venía de un cuadro chico, y pisar ese estadio con tanta cantidad de gente que alentaba y alentaba fue impresionante. Fue tremenda explosión la que se produjo cuando entramos al campo de juego”, remarca con alegría.

El plantel de Argentina que ganó la Copa del Mundo Sub 20 en Japón
El plantel de Argentina que ganó la Copa del Mundo Sub 20 en Japón

-¿Qué es de tu vida, Pichi?

Estoy trabajando en un country de Pilar. Dirijo un equipo, y juego también. Hasta el 2021 estuve dirigiendo en El Salvador. Cuando arrancó la pandemia volví a la Argentina. Mi idea es seguir dirigiendo. Por ese motivo, escucho propuestas de cualquier lado.

-¿Te llamaron alguna vez para dirigir en el fútbol argentino?

-No, nunca me llamaron. Siempre me gustó la idea y nunca tuve la oportunidad. Es mi cuenta pendiente.

-¿Por qué no te llaman?

-Para dirigir en este país tenés que tener buenos contactos y encontrar a la persona indicada que te presente. Sé que es difícil. Y conozco colegas que se han recibido y les gusta mucho, pero no tienen un padrino que los represente. Fijate que siempre dirigen los mismos, es increíble. Hay algunos que no rinden en un club e inmediatamente son llamados para dirigir. Terminan su mandato y al mes siguiente, están trabajando en otro. Van de club de club, y siempre dan vueltas los mismos.

-¿Se necesita una camada nueva de técnicos para tener diferentes ideas de juego?

-Sí. No hay camadas de nuevos técnicos, por ende el futbol argentino está pasando por un momento no bueno en cuanto a la propuesta que tienen los equipos. No es rico ni lindo verlo en acción. El otro día vi Huracán contra Estudiantes y hay jugadores que van solos con la pelota por las bandas y la terminan tirando a la tribuna.

-¿En qué está fallando el fútbol argentino?

-En la formación de jugadores y en el trabajo de Inferiores. Me puse a ver fútbol europeo y la diferencia es muy grande. La riqueza técnica que tienen los europeos es muy superior. Hay que decir también que manejan otros presupuestos. Por eso se destacan los mejores futbolistas del mundo.

-Después de tantos años de abandonar el fútbol, ¿se extraña entrar a una cancha y estar en un vestuario con los compañeros?

-Sí, mucho. Uno nunca deja de ser jugador de fútbol, porque siempre añora esos momentos de estar con tus compañeros en el vestuario y entrar a una cancha. Se extraña, además, el aliento del público y los aplausos. La realidad es que tenemos un trabajo corto en años y te jubilás muy joven. Por ese motivo, tenés que estar preparado para afrontar la otra vida y muchos no estamos preparados para llevarla a cabo. Pero mientras uno tenga actividad y pueda pensar en otra cosa le sirve para seguir con su vida.

-¿Te costó abandonar el fútbol?

-No me costó mucho porque lo hice muy en silencio. Hoy en día, los buenos jugadores cuando se retiran tienen sus reconocimiento. Yo jugué en clubes grandes y fui campeón del mundo con el seleccionado juvenil en 1979. Cuando me retiré, nadie me preguntó nada, ni me hicieron un reconocimiento tras haber jugado 16 años en Primera División. El reconocimiento lo tengo en la gente que me ve por la calle.

-¿Te reconocen en la vía publica?

-Algunos sí, otros no. Los que se acercan me agradecen por todo. Es un agradecimiento a todo lo que yo le di por el fútbol. Eso me hace sentir bien porque no lo espero. Yo camino como una persona normal y, de pronto, que me paren o me pidan un autógrafo me reconforta. Los que pintan canas se acuerdan especialmente de mí. Yo sé que hice una linda carrera y dejé momentos buenos en los clubes que estuve.

-Se cumplen 41 años de tu debut en Boca ante Talleres. ¿Qué recuerdos tenés de aquel partido?

-Fue un partido especial porque debutábamos en un torneo donde éramos la atracción del momento. Teníamos de compañero a Diego Maradona, que era un realidad a esa altura. Yo ya lo conocía del seleccionado juvenil de 1979 que se consagró en Japón. De ese partido, tengo una foto cuando ingresamos a la Bombonera con el Loco Gatti y el Diez. El estadio estaba colmado. Reventaba. Impresionante la gente que fue ese día. Jugué un partido muy bueno y estuve a la altura de mis compañeros. Fue una tarde redonda ante Talleres.

-¿Cómo fue el momento previo a ese partido, antes de ingresar al estadio?

-Fue mi primer partido oficial con la camiseta Azul y Oro. Al entrar a la cancha temblaba el túnel, porque la gente empezó a saltar y a cantar. Me hizo acordar a la película “Gladiador” cuando iban a entrar a la arena a combatir. Talleres era una parada difícil. Estaba nervioso sí, porque venía de un cuadro chico y saltar a la cancha con esa cantidad de gente que alentaba y alentaba fue impresionante. Fue tremenda la explosión que se produjo cuando ingresamos. Luego, jugamos bien y ganamos holgadamente por 4 a 1. Recuerdo que atajaba Chocolate Baley.

-También debutó Maradona ese día. ¿Quedó opacado de una u otra manera tu estreno en el club de la Ribera?

-Mucha bola no le di al debut de Diego, porque lo conocía de la Selección, ya que compartimos tantas concentraciones y entrenamientos. Además, nos habíamos enfrentado cuando yo jugaba en Chacarita y él en Argentinos. Lo conocía muy bien a Pelusa. Y todas las miradas estuvieron puestas en él, obviamente.

- ¿Cómo se llevaba con Diego siendo ambos delanteros del equipo junto a Hugo Perotti?

-Nos entendíamos muy bien dentro y fuera de la cancha. Recuerdo un partido contra Vélez, allá por julio de 1981. En el inicio del encuentro, agarro una pelota, gambeteo a uno y veo a Diego que picaba en diagonal. Se la tiro al pecho, la baja y luego del pique le pega cruzado al segundo palo. Un golazo. Nos pusimos en ventaja. Antes de que termine el primer tiempo empata Carlos Bianchi. Luego del partido, El Gráfico tituló en su tapa: “El Pichi Escudero, el mejor intérprete de Diego”. Yo me la pasaba pensando en dársela a él aunque estuviera marcado, porque sabía que se las ingeniaba para resolver bien. Eso te da la pauta de que nos conocíamos muy bien.

-Sos uno de los tres jugadores, junto a Oscar Ruggeri y Marcelo Trobianni, que ganaron dos títulos con Maradona.

-Si, somos pocos los que dimos dos vueltas olímpicas junto a él. Con Diego tuvimos muchas coincidencias. Fuimos campeones en el seleccionado juvenil en Japón 79´ y en Boca 81´. Además, debutamos el 22 de febrero con 20 abriles. También, cumplimos los años en octubre, yo el 15 y él el 30. Son las cosas lindas que te deja el fútbol, aunque considero que son más las tristezas que las alegrías, pero éstas son muy grandes y uno las recuerda para siempre.

-¿Cuáles fueron esos momentos tristes que atravesaste?

-Me fui al descenso dos veces con Chacarita. Una vez no participé porque estaba jugando en Japón. Estando allá me entero de que se fue a la B. Cuando vuelvo, paso a préstamo a Vélez por seis meses. En 1980, regreso a Chacarita y nos fuimos a la C. Es decir, en dos años me fui dos veces al descenso. Fueron tristezas muy grandes que provocaron que saliera llorando del vestuario. La hinchada del Funebrero en ese momento era brava. Cuando bajamos a la C, me llama Boca y voy para allá. De la tristeza que tenía pasé a compartir equipo con el Loco Gatti, Miguel Ángel Brindisi y Roberto Mouzo.

-Fuiste compañero de Ruggeri, también…

-Sí, era un jovencito que recién arrancaba. De pibe tenía una personalidad increíble. Estaba Pancho Sá, Tesare y Roberto Mouzo. Sin embargo, el Cabezón les ganó la pulseada a esos defensores. Tenía 18 años y no era fácil jugar en la primera del Xeneize. Era muy aguerrido, te cabeceaba en las dos áreas. Siempre fue un ganador.

-¿Qué te dijo el Chino Benítez cuando te sentaste en la mesa de los experimentados?

-Fue en mi primera concentración. Me senté en la mesa de los referentes porque había un lugar libre. Cuando me siento, el Chino me dice: “¿Que haces en esa silla? Estás mal ubicado. Te tenes que ir de ahí”.

Escudero, con varias de las camisetas que vistió
Escudero, con varias de las camisetas que vistió

-¿Qué le respondiste?

-Yo, nada. Justo estaba el Loco Gatti sentado y le dijo: “Déjalo al pibe que se siente, no rompas los huevos”. El Chino le respondió: “Ahí se sienta Pancho Sá”. Pero como Francisco no jugaba ese partido, el arquero lo terminó de convencer para que me quedara ahí, aunque la pasé mal porque Benítez me miraba y me quería echar. Encima, me gustaba quedarme en la sobremesa hablando con Hugo y el resto me decía que era el “nieto” del Loco por la diferencia de edad.

-Se concentraban en La Candela, donde pasaron muchas cosas, como la apretada de la Doce con armas

-Sí, fue apretarnos porque se veía que el equipo no atravesaba un buen momento y Ferro estaba cerca nuestro en la tabla de posiciones. Ese día, cuando nos apretaron, nos dijeron: “Tienen que jugar mejor, poner más huevos y correr”. Entonces, el Diez se metió en la conversación y el Abuelo, jefe de la barra, le respondió: “No te metas qué con vos no es el asunto”. El mensaje iba dirigido hacia los mayores y referentes del plantel. Pero como Maradona era un pibe, no se la querían agarrar con él.

-¿Compartiste la mejor etapa de Diego en su carrera?

-Una de las mejores, por que recién arrancaba. Después, se fue a Europa y brilló en el Napoli.

-¿Qué Diego conociste fuera de la cancha?

-Tuve la suerte de conocer a Diego durante su juventud cuando estaba lejos de todo lo que vivió después. Fue muy triste ver el camino que tomó hacia los vicios y las drogas. Tuve la suerte de conocerlo cuando era sanito y estaba lejos de todo eso. Cuando disfrutaba de sus compañeros era muy simpático y agradable. En las concentraciones participaba de todos los deportes. Jugaba al tenis y al básquet; todo lo hacía bien. No le podíamos ganar, porque contaba con condiciones para cualquier deporte.

-¿Es cierto que un día lo agarraron con toallas mojadas y le empezaron a pegar entre varios compañeros?

-Sí, hicimos una guerra de toallones y lo acorralamos con Torres y Lanao en el seleccionado. No se acobardó y nos sacó corriendo, tenía unos huevos tremendos. Le pegamos con toallas mojadas y se la bancó. Él se calentó y nos corrió por toda la concentración. Así era en la cancha luego. Siempre tuvo esa manera particular de tomar todo con mucho coraje.

-En el fútbol actual, ¿Diego hubiera tomado el mismo camino por los vicios y las drogas o hubiese estado un poco más contenido por todo lo que representa ser el mejor del mundo?

-El destino hizo que él eligiera su camino. En el fútbol de hoy tal vez estaría un poco más contenido por su familia y sus amigos, pero en su época tuvo a Jorge Cysterszpiler, su primer representante, que lo cuidó mucho. El Rengo hizo muchísimo para que Maradona siguiera siendo el mismo de siempre, pero no pudo. Y cuando no le hizo más caso, tuvo que dar un paso al costado. Entonces, Diego fue artífice de su destino y, lamentablemente, su vida terminó así. Pero sí sería lindo imaginarlo fuera del consumo de drogas y, sin ellas, hubiese sido más grande de lo que fue.

-¿Qué conserva del Diez?

-Una foto, es lo único que tengo. Nunca me animé a pedirle una camiseta o algo de recuerdo. La foto está firmada cuando jugaba en Argentinos Juniors y con dedicatoria: “Con cariño y admiración al Pichi Escudero”. Es el mejor recuerdo que tengo de él.

-¿Qué hizo con la camiseta de Boca de 1981?

-La tengo en un cuadrito. También, la del seleccionado juvenil del 79´, la de Independiente, la del Barcleona de Ecuador, la de Vélez de 1979 cuando jugué seis meses, la de Racing, la de Platense y la de Urawa Red Diamonds de Japón. El resto las regalé.

-¿Qué recuerdos guarda de su paso por la selección juvenil?

-Teníamos 19 años y se formó ese seleccionado tras probar a más de dos mil chicos. Yo fui de los últimos en sumarme, porque había debutado en Primera un tiempito antes, en 1978. Me fui a probar, me marcó Juan Barbas y anduve muy bien. Le gusté al Flaco Menotti y me citó para Japón, donde fuimos campeones. Fue mi primer título.

-¿Es verdad que jugando para el seleccionado en la previa a un partido en el Monumental ante el Valencia (España) los de seguridad no te dejaron ingresar al vestuario?

-Sí, porque era muy chiquito y los de seguridad me dijeron: “¿Dónde vas, nene?”. Le respondí: “Voy a jugar el partido”. Entonces, me responden: ´”Vos quién sos?”. “Soy Escudero y juego en la Selección juvenil”. Tuvieron que llamar a un integrante del cuerpo técnico de Menotti para que me reconocieran y me dejaran pasar.

-¿Te quedó la espina de no haber sido parte del seleccionado mayor?

-Sí, fue mi cuenta pendiente como futbolista. Cuando integraba el plantel de Unión de Santa Fe los periodistas se preguntaban: “¿Cómo no lo citan al Pichi Escudero?”. Estaba pasando por un muy buen momento. Tenía 24 años. Pero había grandes jugadores como René Houseman y Daniel Bertoni, y la verdad que nunca me dieron una oportunidad en la Mayor. No obstante, en 1986 dejé Independiente para ir a Rosario Central. Yo vi címo salía campeón Argentina y la verdad que estaba pasando por un muy buen momento y pensaba: “Yo pude haber estado allí”.

-¿Fuiste parte del último equipo de Rosario Central que se coronó campeón de Liga?

Si, en la temporada 86/87. Les ganamos a todos los clubes grandes. Es el último título obtenido por el Canalla. Después de ese año, no volvió a salir campeón de Liga y marcamos historia. Se formó un gran equipo con Palma, Gasparini, Galloni, el Patón Bauza, Lanari, Cuffaro Russo y Hernán Díaz. Ganamos un campeonato muy bueno. Jugué casi todos los partidos. Tenía experiencia y juventud. Bauza era el caudillo. Jugaba de 6 y un profesional increíble. Ya se mostraba con voz de mando y era nuestro referente. Me queda un gran recuerdo de él.

-¿Tenés diálogo con él?

-No lo tengo. Sí lo fui a visitar una vez cuando dirigía a San Lorenzo. Me atendió muy bien y me hizo pasar al vestuario. Sebastián Torrico me saludó con cariño, porque yo fui a jugar una vez a Luján de Cuyo, en Mendoza, y me fue a ver a la cancha. El hoy arquero del Ciclón en su momento me iba a ver cuando era pibe.

-Por último, de tu paso por Independiente, ¿con qué te quedás?

-Fue una linda experiencia. José Pastoriza tenía pensado llevar a Antonio Alzamendi, entonces no le convenía que yo jugara muy bien. De esta manera, no me ponía mucho y fue lo más desagradable de todo. Mas allá de eso, me desarrollé en un club muy grande al lado de Ricardo Bochini. Siempre recuerdo la tarde que le hice hacer dos goles ante Temperley. El Bocha no era goleador, sino más bien asistidor. Haber jugado con él fue algo muy especial. Era un equipazo que integraban Marangoni, Giusti, Percudani, el Loco Enrique, Clausen, Goyen y Villaverde, entre otros.

Escudero y Maradona, agachados, en aquel mítico equipo de Boca del 81
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