Los detalles del proyecto mejor guardado del primer Bielsa: cómo copió el “Modelo Barcelona” para ser campeón con Newell’s en los 90

Historia desconocida: el Loco estudió a fondo la estructura del Barça y, pese a la escasez de recursos, la replicó en la Lepra

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Bielsa durante sus tiempos como
Bielsa durante sus tiempos como entrenador de Newell's (Foto: El Gráfico)

A los bielsistas o conocedores de la obra de Marcelo les resultará familiar su historia en Newell’s. De jugador retirado a temprana edad a forjarse como entrenador en las inferiores hasta ser promovido a la Primera de la mano de un grupo de futbolistas a los que él mismo había reclutado y formado. Hubo preparación, análisis, estudio y desarrollo de su capacidad como estratega. Pero, para Bielsa, eso solamente no bastaría para encaminar a un equipo que obtendría tres títulos nacionales y disputaría una final de América: “El técnico debe enriquecer al futbolista dándole, desde nuestro trabajo, la expresión máxima de profesionalidad”.

Hoy es uno de los entrenadores más ponderados de la actualidad. Incluso su trabajo es reconocido por sus principales colegas, como el caso de Pep Guardiola. Sin embargo, Bielsa pareció haber nacido con el manual de DT bajo el brazo. Se graficó en los testimonios de los integrantes del equipo amateur que dirigía en la UBA mientras llevaba a cabo el profesorado de educación física, en el scouting que realizó a lo largo y ancho del país para fichar jóvenes promesas en Newell’s y en la meticulosidad de trabajos cuando se hizo cargo del plantel profesional. Y también, en cuestiones de diseño de infraestructura y administración de recursos.

Su objetivo era sentar a Ñubel (así lo pronuncia en el histórico video en el que revolea una camiseta rojinegra tras la obtención del Apertura 90 en cancha de Ferro) en la mesa de los grandes. Y para eso tenía que imitar a los mejores del mundo. Con las armas que había a mano y la austeridad como bandera, el Loco puso de manifiesto su obstinación para cumplir las metas propuestas. Su espejo fue el Barcelona del holandés Johan Cruyff.

En una época en la que Internet era un término con el que la mayoría de las personas no estaba familiarizada, el joven entrenador consiguió una suscripción para recibir semanalmente por correo ejemplares de los diarios catalanes Mundo Deportivo y Sport, además de la revista Don Balón. Claro que seguía de cerca la actualidad de varios clubes importantes del Viejo Continente, pero se centró principalmente en el Modelo Barcelona.

Los detalles del proyecto mejor
Los detalles del proyecto mejor guardado del primer Loco Bielsa

“Entendí lo que es un club verdaderamente importante. Vi hasta los últimos detalles, sé cómo se llama el cocinero que les da de comer a las divisiones inferiores, qué función tiene el gerente de fútbol y vi cómo es la estructura de uno de los 4 ó 5 equipos más importantes del mundo. Desde ahí busqué tratar de que Newell’s se pareciera lo más posible al Barcelona”, confesó Bielsa en una conferencia archivada a la que pocos tienen acceso.

Carlos Altieri, íntimo de Marcelo y quien lo acompañó en sus primeras aventuras, lo describió en el libro Lo suficientemente Loco de Ariel Senosiain: “Está siempre en movimiento. Piensa a 200 por hora. Tiene en mente cada una de las cosas que lo preocupan y las tiene todas a la vez, desde una lesión de un jugador hasta un impuesto que tiene que ir a pagar. Es muy perfeccionista. Para mí la prioridad es lo humano y, cuando sos tan perfeccionista como él, vas perdiendo lo humano”. Bielsa redujo al mínimo sus horas de esparcimiento y dedicación para sus seres queridos. Tenía claro el costo personal que le demandaría el estar vinculado 24/7 a su proyecto futbolístico, pero ni así se resignó.

La piedra fundamental fue conseguir un sitio de concentración en el que los futbolistas del primer equipo pudieran trabajar en doble turno sin necesidad de trasladarse, o sea, con cama adentro. Las arcas de la institución del Parque Independencia no ofrecían soluciones para comprar un predio y menos levantar una edificación, por eso fue el DT el que encontró un espacio potable en el Liceo Aeronáutico Militar de la localidad de Funes, situado en las afueras de Rosario. Allí cerraron un ala para uso exclusivo del plantel de Newell’s y unos 20 albañiles recrearon la que podría compararse con algunas de las mejores concentraciones del mundo en ese entonces. Austera, sin lujos ni detalles extravagantes, pero con lo necesario para desarrollar las tareas encomendadas.

(Archivo de @maxiiroldan)
(Archivo de @maxiiroldan)

Durante las obras, Bielsa visitó el Liceo en tres turnos distintos (a las 8 de la mañana, las 12 del mediodía y las 20) para cerciorarse de que todo marchaba como estaba planeado. Se instalaron televisores, antenas parabólicas y otras comodidades. “¿Esa es la función del entrenador? No, no es la función. Yo no tenía por qué hacer eso, pero quería que los futbolistas de Newell’s tuvieran el mismo clima de trabajo de los mejores equipos del mundo. A través de ese clima de trabajo, íbamos a tener logros importantes. Y si no lo hacía yo, no lo hacía nadie. Porque no hay estructura ni organización. El objetivo final es poner al equipo en su mejor condición de rendimiento”, mencionó al respecto.

Al mismo tiempo que los otros 19 técnicos de Primera División se limitaban a conducir los entrenamientos y dirigir los partidos los fines de semana, Bielsa marcaba una diferencia: “Newell’s no es un club próspero, es igual a todos los equipos. Nosotros no teníamos concentración y la tuvimos. No teníamos canchas iluminadas y las tuvimos. Lo que pasa es que hay que aprovechar el poder del entrenador. Es un tipo convocante, aglutinante, que están todos atrás de él. Es el más importante del club y hay que ejercer eso para generar el mejor clima de trabajo”.

El perfeccionamiento de la estructura, organización y atmósfera se vería reflejado en los resultados deportivos, según Bielsa: “Si usted tiene un equipo que el máximo es 77 y rinde 66 ó 55, el que fracasa es el entrenador. Por eso hay que analizar los recursos”. Se quitó el buzo de jogging, se probó un overol e imprimió su carnet de DT todoterreno. El campo de juego, en una época en la que no abundaban los billares de hoy en día, fue uno de los ítems principales: “Dimos vueltas y buscamos al tipo que había hecho las canchas de Ezeiza. Nos querían cobrar 30 mil dólares, 20 mil dólares, 10 mil dólares hasta que encontramos a uno que lo hacía por mil dólares por mes. Así, tuvimos en cualquier momento del año una cancha con césped perfecto para entrenar. Si nos quedábamos con el que hizo las de Ezeiza, decíamos ‘listo, no se puede hacer porque cobra un montón’. Le dimos la vuelta y encontramos al indicado. Y al principio no podíamos pagarle, hasta que aparecieron hinchas notables y empezamos a manguear. Así se hacen los grandes equipos. Se hacen interpretando los recursos, marcando el sendero. Yo consigo los recursos para que el gran equipo suceda”.

(Archivo de @maxiiroldan)
(Archivo de @maxiiroldan)

El destino y el azar en los penales impidieron que el Newell’s de Bielsa y el Barcelona de Cruyff se cruzaran en la Intercontinental que se disputó en Japón, por diciembre de 1992. Los del Loco cayeron en la tanda contra el San Pablo de Telé Santana en el Morumbí y se privaron de alzar la Libertadores con boleto directo hacia Tokio. Pero igualmente el elenco rosarino reflejó varias cuestiones vinculadas al campeón de Europa: no por nada fue furor a nivel nacional al ganarle la final del Campeonato 90/91 a Boca en la Bombonera y se adueñó del Clausura 92, último torneo con Bielsa al mando.

Tal fue la obsesión del Loco a la hora de replicar el Modelo Barça que hasta llegó a viajar de Rosario a Entre Ríos para visitar un spa y centro de rehabilitación llamado Vida Sana, que contaba con masajistas profesionales, sistema de hidromasajes y piscinas climatizadas. Con una rústica videograbadora, Bielsa grabó cada rincón del establecimiento e ideó la forma de llevar a cabo un intercambio entre las entidades para que Newell’s contara con esas utilidades en su concentración. Existió un preacuerdo para convenir que Vida Sana enviara masajistas para que les enseñaran técnicas a los que tenía el club y, al mismo tiempo, Newell’s mandara un profesor de educación física para que trabajara en el instituto entrerriano. “Lo importante era que si el Barcelona tenía un centro de hidromasaje, Newell’s tenía que tener un centro de hidromasaje. Había que ponerlo a la altura de los mejores del mundo. Como nosotros tenemos cosas que los demás miran, la búsqueda de jugadores y la riqueza natural, en organización, estructura, planificación, funcionamiento y recursos tenemos que mirar nosotros”, expresó Marcelo, sobre una obra que no llegó a tomar forma porque su salida se precipitó y México fue su siguiente destino profesional.

Una historia desconocida para muchos. Así fue cómo Bielsa, con escasos recursos, replicó el Modelo Barcelona en su Newell’s a principios de los 90. Y presentó una estirpe de entrenador-arquitecto que ayudaría a moldear las bases en la infraestructura de todos los clubes y selecciones por las que pasó a la postre (tuvo injerencia en la Villa Olímpica de Vélez, en el predio de la AFA en Ezeiza, en el Complejo Deportivo Juan Pinto Durán de Chile, en Athletic Bilbao y hasta Leeds United). Probablemente, con la construcción del hotel de concentración Jorge Griffa en el predio de la Lepra en Bella Vista en el que invirtió más de 4 millones dé dólares, haya cerrado un círculo personal.

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