El viernes 5 de noviembre de 1971 fue el día fundacional. El Poder Ejecutivo Nacional, a través del Ministerio de Binestar Social, dio a conocer la ley número 19.336, por la cual entraba en vigencia la explotación de pronósticos deportivos, que sería conocida desde allí y para todos los tiempos con las cinco letras que la identificaron: PRODE.
Quien le puso la firma fue el Presidente de facto, Alejandro Agustín Lanusse, pero el factótum principal había sido el titular de ese ministerio, el activo Francisco Manrique, quien había tenido un año muy agitado, moviéndose en distintos ámbitos y estando siempre en contacto con la gente, teniendo en su horizonte el sueño de llegar al más alto cargo nacional, algo que intentaría, sin éxito, en 1973.
Se estableció que la primera jugada no sería inmediata, sino que arrancaría con la fecha inicial del campeonato Metropolitano de 1972, fijado para el último fin de semana de febrero. La boleta estaría conformada por 13 partidos, los 9 correspondientes a la máxima división y los 4 restantes, de la primera B.
La expectativa fue creciendo durante el verano, con iguales dosis de ansiedad y el lógico misterio ante algo nuevo, pero enclavado en una de las grandes pasiones nacionales, como el fútbol. A tono con ello, en los diarios y las revistas, aparecieron grandes avisos del Ministerio y la Lotería Nacional, con las instrucciones para el apostador divididas en 3 entregas diferentes, donde se especificaba en qué consistía, donde se podía jugarlo, cuál era su costo y la imagen de una boleta como muestra. El último párrafo decía: “Recorte y guarde este aviso. Consúltelo con los avisos 2 y 3. Pida mayores datos en las agencias autorizadas. ¡Buena suerte y felices pronósticos!”
El cierre fue en la medianoche del jueves 24 de febrero en medio de una enorme curiosidad. La apuesta mínima era de $300 y cada boleta se hacía por triplicado, quedando una en poder del apostador, otra en la agencia y la restante, en la Lotería Nacional. Si nadie acertaba los 13 partidos, ganaba el que tenía 12 aciertos y así en forma decreciente hasta 9. Si ningún jugador tenía esa cifra, se declaraba desierto y pasaba el pozo a la semana siguiente.
La historia comenzó el viernes 25, cuando en su cancha Estudiantes venció a Atlanta por 2-0, poniendo la cruz local en el casillero número 2 de aquella boleta fundacional. El sábado fue el turno de levantar el telón de la Primera B y cuatro de sus cotejos estaban en los puestos 10 al 13 de la apuesta: Deportivo Español vs Excursionistas, Los Andes vs Estudiantes de Caseros, Deportivo Morón vs Comunicaciones y Tigre vs Platense. De la primera jugada de la historia del PRODE participaron 152.202 tarjetas, lo que dejó una recaudación de más de 47 millones de pesos, que se repartió entre los 32 ganadores.
Para la semana siguiente, el pozo se duplicó y así fue creciendo fecha tras fecha. El PRODE era la nueva sensación en la sociedad, que seguía sus avatares a través de la televisión, la radio y los medios escritos. Incluso la revista El Gráfico, además de su habitual cobertura de los hechos deportivos, le empezó a dedicar entre 2 y 3 páginas en cada edición. En la jugada número 5 se superó por primera vez el millón de boletas, cantidad que se duplicó apenas 14 días más tarde.
Y en plena fiebre se llegó al domingo 16 de abril, que quedó para siempre en la historia de este juego y de los hechos recordados por la sociedad argentina, que han ido pasando de generación en generación, porque fue la primera ocasión en que un solo apostador fue el ganador. En ese momento, dos de los cuatro canales capitalinos tenían programas en vivo, que se denominaban ómnibus por su extensa duración. El duelo que mantenían a cada hora por el rating Alejandro Romay, dueño del 9, y Héctor Ricardo García, propietario del 11, también se desarrollaba los domingos por la tarde con “Domingos para la juventud” y “El tango del millón”, respectivamente. Más allá de sus lógicas características (juegos con estudiantes del secundario por un lado y orquestas y cantantes por el otro), a partir que finalizaba la jornada de fútbol, estaban atentos para saber quién anunciaba primero los ganadores del PRODE.
Y en esa ocasión fue Orlando Marconi, quien por las pantallas del 9 dio a conocer la noticia. Pero no solo tenía el nombre, sino también dio la impactante novedad de que se trataba de una sola boleta ganadora, que había sido realizada a nombre de Mercedes Negrete. Todos comenzaron a buscar a la afortunada que se había hecho acreedora de más de 320 millones de pesos con una apuesta realizada en la calle Rivadavia 701 de Valentín Alsina.
A los pocos minutos se supo que no era una mujer sino un hombre, de nacionalidad paraguaya: Mercedes Ramón Negrete, de 26 años, quien se enteró de la novedad mientras jugaba a la cartas tranquilamente con sus vecinos del humilde barrio Matanza en Villa Domínico, un espacio lleno de casillas similares, una al lado de otra, zona obrera y proletaria. Él vivía en una de esas junto a su pareja, Fabiana López, que dos días más tarde relató cómo atravesaron ese momento
“Ramón estaba con unos amigos jugando al truco y escuchando en la radio los partidos. De fútbol no entiende mucho, aunque es hincha de River, pero nunca fue a la cancha. De pronto, en la casa de mi tía estaban mirando el programa “Feliz domingo” y oyeron que lo nombraban a Ramón. Nadie lo creyó, ni él mismo, incluso nos reímos porque lo confundían con una mujer, pero al rato comenzaron a caer los vecinos. Entonces fue a buscar la tarjeta y comprobó que había acertado los 13 partidos. Empezaron los gritos, las risas y alguien tiró un par de tiros al aire. Lo único que sé es que desde canal 9 lo solicitaban y que por los nervios, quería irse así nomás, como estaba, en camiseta. Lo tranquilizamos, se puso el único traje que tiene. Le pidió prestado $10.000 a un amigo y se fue. Acá en la esquina esperó como media hora el colectivo 85. Me dijeron que fue hasta Pompeya y de ahí un taxi al canal. Eso es todo lo que sé, porque no lo volví a ver…”
Y era un anticipo, porque Negrete no retornaría jamás. Ese obrero textil que apenas ganaba $56.000 por mes, ahora era un millonario y nunca más pisó el barrio. Ayudado por el cónsul de Paraguay, invirtió el dinero en el banco hasta el momento de poder partir hacia su país natal. Pero no le fue fácil la vida en los meses siguientes, ya que la gente lo reconocía por la calle y lo agredía sistemáticamente por haber abandonado a Fabiana e incluso en un par de ocasiones lo quisieron linchar. Ella tuvo su momento mediático, ya que pasó por varios programas de televisión e incluso se sentó a almorzar con Mirtha Legrand. En el mes de julio volvieron a verse las caras, pero no en la casilla que compartían, sino en los tribunales, donde llegaron a un acuerdo, por el cual Negrete le dio 17 millones. Parte de ello, la joven lo invirtió en una casa en la zona de Rafael Calzada, donde se instaló desde el año siguiente junto a su esposo Armando. Tras el arreglo, Ramón regresó a Paraguay y se instaló en la localidad de Pilar, donde formó su familia y es padre de cinco hijos.
Aquel fue un domingo especial, donde además del estruendo por los 13 aciertos de Ramón Mercedes Negrete, ocurrieron otros hechos destacados. En el court central del Buenos Aires Lawn Tennis, un joven de 19 años, todavía con el pelo corto, comenzaba a sembrar de triunfos su camino, a tal punto de cambiar para siempre ese deporte en este país. Guillermo Vilas se consagró campeón del tradicional Abierto Río de la Plata, tanto en singles como en dobles, en dupla con Ricardo Cano. Un par de horas más tarde, en el teatro Ópera, Joan Manuel Serrat cerraba su exitoso paso por Argentina, donde actuó siempre a sala llena, en la gira presentación de la que es su obra cumbre: Mediterráneo.
La combinación del siempre cautivante azar con la pasión del fútbol dieron como resultado una combustión desmesurada en los primeros tiempos, donde todo parecía estar teñido por el Prode. A los pocos meses, los miércoles por la noche, en la pantalla de Canal 13 pudo verse un programa titulado “La cola del Prode”, con las vivencias de quienes hacían fila en la espera de la tarjeta salvadora. Duró apenas un puñado de meses, con libretos de dos hombres destacados por aquellos años en la TV nacional como Juan Carlos Mesa y Jorge Basurto. También el cine dijo presente en medio de esa fiebre, con una película estrenada el 28 de junio de 1973, pero rodada durante la conmoción del año anterior: “Yo gané el prode… ¿y usted?” con la participación de destacados actores y actrices de la época como Ricardo Bauleo, Erika Wallner, Víctor Bo, Mario Sapag, Perla Caron y la participación de Silvio Soldán, como conductor de un programa donde se buscaba al ganador. Allí pueden observarse imágenes de un partido disputado en la Bombonera entre Boca e Independiente, que con el paso del tiempo y la pérdida de archivos audiovisuales, resulta un hallazgo. En el filme también actúa José Omar Pastoriza, capitán y líder del los Rojos.
Con el transcurrir del tiempo, el desenfreno inicial fue tornándose en una atracción más mesurada, pero siempre con picos altos en cada pozo vacante. En momentos que el torneo local paraba por alguna circunstancia, el Prode no se detenía, ya que las jugadas eran con el torneo de ascenso o bien con encuentros de las ligas de Italia y España. También los Mundiales tuvieron su momento en las mágicas boletas.
Pero otro punto alto de la historia es lo que ocurrió el 6 de mayo de 1984 en la cancha de Instituto de Córdoba, donde Racing de esa provincia recibía a Ferro, en el clásico partido televisado en directo por ATC, que cerraba la jornada el domingo por la noche. En la jugada anterior no se habían registrado ganadores, por lo que el plantel de la Academia decidió juntar plata y jugar una boleta. Cuando los futbolistas se levantaron de la siesta para merendar en el hotel, el resto de la jornada estaba terminando y al concluir, se dieron cuenta que tenían 12 puntos. El entrenador era el histriónico y divertido Pedro Marchetta. Había llegado el momento de la charla previa y el propio DT fue claro, al ingresar al salón con la boleta en la mano, para motivarlos más: “Muchachos: ¿Que charla técnica? Vamos para la cancha y ganemos”.
Fue un cotejo muy disputado, en el que Racing se puso en ventaja con un golazo de su máxima figura. Llegó un centro desde la izquierda de Oyola, que Cuper rechazó de cabeza hacia el centro, unos metros fuera del área. Roberto Gasparini la paró con la derecha y en el mismo movimiento, se la pasó por sobre la cabeza a Fatanguzzi. Cuando caía, la empalmó de zurda, clavándola en el ángulo. Poco después llegó el empate y cuando los nervios devoraban las ilusiones, nuevamente Gasparini, ahora de tiro libre, puso el 2-1 que se festejó hasta la locura, generando la duda de Mauro Viale, Enrique Macaya Márquez y Horacio de Bonis, los periodistas de la transmisión de TV que estaban en el campo, sin entender el por qué de tanta algarabía. Unas horas más tarde se supo la noticia, en plena madrugada, cuando el plantel festejaba en una parrilla el sueño que se había hecho realidad.
En realidad fue más cercano a una pesadilla, porque hubo casi 100 tarjetas con los 13 aciertos, por lo que entre deducción de impuestos y el monto a repartir entre los 40 que habían aportado para el Prode, apenas les quedó algo más de lo que habían consumido en aquella cena tardía…
Lentamente fue languideciendo y ya en la década del ‘90 eran pocos los que se acercaban a las agencias para jugarlo hasta su primer final en mayo de 1998. Tres años después, a fines de abril de 2001, tuvo una pequeña resurrección, pero a años luz de aquellos estruendos de los ‘70. Y en febrero de 2018 llegó el final. Con su sorteo número 1.814 el PRODE dijo adiós, dejando atrás muchas ilusiones, algunos felices ganadores y diversas historias para revivir o descubrir.
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