Matías Almeyda visitó la Argentina y pasó las Fiestas en Azul, su ciudad natal, donde finalmente pudo “hacer el duelo” por la muerte de su papá, tras no poder superar un cuadro de coronavirus. “Ha sido un año difícil y necesitaba cerrarlo con mis hermanas, con mi mamá, mis sobrinos, mis hijas, mi mujer. Fuimos a pasarlo lindo y también a cerrar el duelo”, dijo en declaraciones a radio La Red el entrenador de San José Earthquakes de la MLS, la liga de los Estados Unidos.
El ex mediocampista central, de 48 años, había confesado en su momento su intención de comprar vacunas en los Estados Unidos para que se inoculara todo su pueblo, pero no consiguió la aprobación del gobierno de la provincia de Buenos Aires. “Cualquiera que viene a decir que tiene para traer vacunas de Estados Unidos tiene que saber que hay una ley que lo prohíbe”, había explicado el viceministro de Salud, Nicolás Kreplak. Oscar Almeyda falleció el 2 de marzo de 2021, cuando la campaña de vacunación todavía no estaba avanzada.
“Yo he ido pensando bastante todo esto. Gracias a Dios hay mucha gente vacunada hoy. Es más, hay gente que no se quiere vacunar, es como que pasó eso. Pero cada vez que queremos dar un paso, el paso que das es con dudas siempre. Inclusive en Azul hay mucha gente que me llamó para ayudarme, para ver si lo podíamos lograr, que ellos estaban dispuestos a ayudar. Hay mucha gente solidaria y eso tiene el argentino, mucha gente solidaria que ayuda. Cosas muy buenas que tenemos desde nuestros orígenes. Después está la otro, que piensan que por querer hacer algo así te querés meter en política y la verdad es que estoy lejos de ser político. Cada vez que uno trata de dar una mano es porque estuvo del otro lado, porque le faltó algo y aquellos que queremos compartir muchas veces lo que tenemos, no es porque nos sobre, sino porque sabemos lo que es estar del otro lado. En este caos eran las vacunas, porque era un tema que me tocaba muy de cerca por mi papá. Mucha gente de Azul murió como en toda Argentina y en todo el mundo, pero muchas veces en el afán de ayudar uno toca lugares que son muy sensibles y por ahí no nos damos cuenta. Queremos hacer un bien y terminamos haciendo un mal”, reflexionó sobre su iniciativa, que quedó trunca.
El haber quedado en medio de fuego cruzado mediático, justo cuando atravesaba el dolor de la muerte de su padre, lo llevaron a bajar el perfil fuera de lo estrictamente deportivo. “Después de la muerte de mi papá decidí mantenerme un poquito al margen y no expresarme tanto. Hacía dos años que no iba a Argentina. Cada vez que uno toca nuestra tierra le da una sensación de felicidad, sabés que estás cerca de los tuyos. Realmente fuimos como familia con esa predisposición de poder disfrutar cada momentito, de sentarse en una mesa, de ir a tocarles timbre a los amigos”, se explayó.
Sin embargo, en la charla se fue soltando y poco a poco ofreció su mirada sobre el país, dejando varias críticas al accionar del gobierno nacional durante la pandemia. “Estoy enterado porque estoy todo el día mirando lo que es Argentina. Este va a ser el año 16 que vivo fuera de Argentina en total. Uno tiene un sentimiento especial. Tengo la bandera tatuada en mi piel, de verdad. Después, vemos que el mundo está mal, que Argentina no está bien, es la verdad, lo que se ve, lo que se siente, el diálogo permanente con los seres queridos, las informaciones que llegan. Muchas veces te da un poco de nostalgia todo eso, saber que tenemos un país tan lindo y que no puede salir de una vez por todas”, prologó su opinión.
Y, con la muerte se su padre como disparador, profundizó: “Llevo casi once meses de todo lo que pasó, cómo pasó, de la manera que pasó. Tengo tantas cosas por decir, pero he aprendido a callar, a guardarme ciertas cosas porque sé que no suman. Si llego a hablar, restarían. Y no estamos para restar, sino para sumar. El dolor causado por la muerte de mi papá nadie nos lo va a sacar. Lo llevamos día a día tratando de recordarlo con muchísimo cariño. Con la alegría que lo caracterizaba a mi viejo. Es la vida, también. Hay mucha gente que ha sufrido lo mismo. Después nos indignábamos con todo el tema de las piedras (en Plaza de Mayo, en homenaje a los fallecidos por COVID-19), porque había una piedra que tenía el nombre de mi papá y veías todo lo que pasaba. Tratamos de ir superando este momento. Sabemos que hay gente que pasó peores cosas que nosotros. Lo único que ha hecho todo esto es fortalecernos aún más como familia. Valorar todo lo que tenemos y que nos tenemos. Digo que fue cruel, pero tuvo que ser así y a veces no hay respuestas a muchas cosas”.
“Hay gente que está en diferentes lugares, que ocupa lugares importantes y los ejemplos no han sido los mejores. Hoy, con las vacunas y todo, cuánta gente se salva, como no tuve la posibilidad yo de haber vacunado a mi papá y a mi mamá en ese momento. O tanta gente que murió y de repente en ese momento veíamos que había vacunatorios VIP. ¿Cómo no te vas a indignar? Más vale que te indignás, da mucha bronca eso. Aquel que hizo eso, ¿qué me puede decir? ¿Qué nos puede decir? No puede decir nada porque no tiene escrúpulos, no tiene nada. Las fiestas que hoy se hacen en las playas... Si hubo fiestas en la quinta de Olivos, entonces es más de lo mismo. No hay un ejemplo, o no hay una bajada de línea que diga ‘muchachos, esto es así'. Después depende de cada uno, yo si sé que me puedo contagiar voy a andar de barbijo y si no quiero contagiar, lo mismo. Pero pasa por cada persona. Muchas veces el error que cometemos es que nos quedamos en el comentario del otro y nos olvidamos de lo que puede hacer cada uno. Y todo nace de lo que puede hacer cada uno, porque está en nuestro alcance. Lo que hace el otro, bueno... Pero que no nos quieran dar después un ejemplo de cómo tenemos que comportarnos”, golpeó apelando a algunas de las polémicas que rodearon a la gestión de Alberto Fernández en 2021.
“Todos estamos involucrados en el mismo problema, yo vengo de una clase social medio baja. El fútbol me abrió las puertas para conocer parte del mundo, quise aprender de otras culturas, me involucré bastante en ese aprendizaje, y desde ahí me doy dando cuenta lo que es un lugar u otro. Cosas buenas y malas hay en todos los países, he vivido en cinco o seis países, tuve esa oportunidad gracias al fútbol. Veo un problema social bastante importante y no quiere decir que el problema social sea de aquel que vive en un barrio humilde, o que aquel que vive en un barrio privado está garantizado que es lo mejor. Hay 30 años que se han perdido, no generalizo, pero los últimos 30 años hay gente que no vio trabajar a su papá y el otro no estuvo con su mamá y su papá, porque los dos trabajan para generar más. Creo, desde mi ignorancia, que de las dos parte se pierden valores. El valor más profundo que se está perdiendo es el sentido de familia. El sentido de familia se está perdiendo en el mundo y por eso el mundo va tan rápido, porque todo es generar, todo es tener, todo es comprar. Y nos estamos olvidando que la parte más linda, que es sentarte en la mesa y compartir con tu papá, tu mamá, tu abuelo, tu abuela... Desde ahí nacen valores”, concluyó.
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