Gisela Dulko vuelve a la TV y se confiesa: el llamativo encuentro con Keanu Reeves, la mirada del caso Djokovic y la “etapa cerrada” de su vida

La ex tenista afrontará un nuevo desafío como analista de ESPN en el Abierto de Australia. En diálogo con Infobae repasó su carrera y advirtió que “lo de Novak Djokovic se podría haber evitado”

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La ex tenista será una
La ex tenista será una de las analistas de ESPN en el Abierto de Australia

Ella está feliz. La sonrisa que se le dibuja en el rostro confirma su estado de ánimo, porque cada vez falta menos para el nuevo desafío laboral que afrontará durante el Abierto de Australia. Gisela Dulko será una de las analistas de ESPN durante las transmisiones de los partidos que se desarrollarán en el primer Grand Slam del año; y no ve la hora de comenzar a desglosar su experiencia en el circuito desde una faceta distinta a la que tenía durante sus días como tenista.

Su tormenta personal ya pasó. En la actualidad disfruta de sus hijos Mateo, Antonella y Daniele, mientras prepara sus conceptos para cuando se encienda la luz roja del aire. En su casa montó un estudio con el que estará conectada on line con la señal deportiva durante la madrugada de Argentina. “El horario está buenísimo, porque es cuando los chicos están durmiendo. Seguramente, por las tardes voy a necesitar algunas siestitas”, dice entre risas.

Su estado de humor es perceptible desde el momento en el que le advierte a Infobae la posibilidad de alguna incidencia durante la entrevista. “Perdón si interrumpo en algún momento, pero estoy con los chicos en casa. El más chiquito (Daniele de 3 años) está con el profe en la pileta, pero los otros dos que tienen seis (Anto) y ocho (Mateo) años andan dando vueltas por la casa. Igualmente, les dije que mamá estaba ocupada”. Sin dudas, los pequeños se portaron bien, porque no aparecieron en ningún momento.

¿Cómo vivís este nuevo desafío laboral en la transmisión de los partidos del Abierto de Australia?

—Estoy muy contenta y entusiasmada. Hace dos años tuve la experiencia de transmitir varios partidos en Wimbledon, pero fue una participación muy cortita. Ahora, con el Australian Open me voy a involucrar de nuevo en el mundo del tenis desde afuera, sabiendo lo que pasa adentro.

¿Hubo una preparación especial para afrontar este nuevo rol? ¿Hay nervios?

—No son tanto los nervios, sino la ansiedad por arrancar. Estuve viendo y analizando mucho la actualidad de las jugadoras del momento. Tanto de las extranjeras como de las argentinas. La realidad es que estuve alejada muchos años del deporte, y los protagonistas no son los mismos de los que eran antes. Tuve que estudiar a fondo para conocer de lleno a los que participarán en esta edición, aunque mi mirada estará enfocada en comentar lo que realmente siente el jugador durante los partidos.

Tu debut se va a dar en un contexto en el que Novak Djokovic generó un revuelo internacional, ¿qué análisis podés hacer de la situación que se vivió en Australia?

—Creo que se podría haber evitado. Él sabía el riesgo que tomaba cuando decidió ir a un país en el que las reglas estaban muy claras con respecto a la pandemia. Las leyes son claras y para ingresar hay que estar vacunado. Durante todo este tiempo hemos vivido demasiados disgustos, y en este sentido coincido con lo que dijo Rafa Nadal, quien hizo hincapié en todo lo que vivimos durante todo este tiempo de pandemia. No hacía falta llegar a una situación así.

¿Lo mejor hubiera sido que renunciara al torneo?

—Fue todo muy polémico. Desde mi punto de vista, tendría que haber actuado de otra manera, respetando las reglas. Es respetable si uno no se quiere vacunar, todavía hay gente que no se ha vacunado, pero yo soy pro vacuna. Yo me vacuné y mis hijos también, pero entiendo que haya personas que no quieran hacerlo. En el caso de Djokovic, si su decisión es esa; creo que lo mejor hubiera sido no viajar a Australia y no armar todo este escándalo internacional.

¿Cómo ves al tenis argentino?

—Creo que Podoroska tiene muchísimo potencial y lo ha demostrado, pero tuvo un poco de mala suerte con el tema de las lesiones. Ojalá pueda volver para tener su tenis en el nivel más alto, porque tiene mucho para dar. También hay una generación de jóvenes con mucha proyección, que tendrán que trabajar muchísimo porque es un deporte muy sacrificado. Tenemos muchísimo talento, con una fuerza y una garra que caracteriza a nuestros representantes. Confío en que las nuevas camadas puedan llegar a tener un ranking más alto y se puedan destacar en los mejores torneos del mundo.

¿A quiénes ves con posibilidades en el Australian Open?

—Ojalá que tengamos algún batacazo de algún argentino. Pongo toda mi energía en eso. No me gusta depositar mi confianza en un jugador como Thiem, que tiene muchas condiciones, pero es de afuera. Esperemos que nuestros representantes puedan llegar a la segunda semana o a las instancias decisivas.

Gisela Dulko durante sus días
Gisela Dulko durante sus días en Wimbledon

Justamente, en Australia fue donde conseguiste el título en dobles con Flavia Pennetta, ¿es un lugar especial para vos?

—Es uno de los recuerdos más lindos que tengo de mi carrera. Es un país que amo, porque siempre me han tratado muy bien y me he sentido muy cómoda. Es lejos, pero muy lindo. Transmitir los partidos de ahí será especial, porque es un desafío personal muy importante. Me genera un poco de nostalgia.

¿Cómo era aquella relación con Flavia Pennetta? ¿En qué idioma hablaban?

—Era una mezcla muy extraña (risas). Era un popurrí de idiomas, porque yo le hablaba en italiano y ella me contestaba en castellano. Al final me decía cosas en términos argentinos, como “¡qué se yo boluda!” y era muy gracioso. Cuando no sabía bien cómo decirme algo, se le mezclaban todos los idiomas. Era algo raro que solamente entendíamos nosotras. Hasta el día de hoy continuamos con una amistad muy grande. Estamos en contacto permanente y la llamé hace poco porque tuvo a su tercer hijo. Generamos un vínculo súper fuerte. Más allá de haber conectado dentro de la cancha, también lo hicimos afuera. Recuerdo que un día ella estaba atravesando un momento muy malo y me acerqué bastante hasta que nos hicimos íntimas amigas. Si bien por separado nos iba muy bien en dobles, hubo un año que quisimos probar una temporada juntas y nos fue espectacular, con títulos y buena posición en el ranking. Eso también fortaleció mucho la relación.

Durante más de 10 años recorriste el mundo en los distintos torneos del circuito internacional, ¿qué fue lo más llamativo que te pasó?

—Es raro: estuve en muchas ciudades de todo el mundo, pero sólo conozco los clubes, los hoteles y los aeropuertos porque iba a jugar. Nunca tenía tiempo para hacer los tradicionales circuitos turísticos. Si me iba bien, tenía que estar enfocada en el torneo; y si perdía, ya viajaba hacia el próximo campeonato para prepararme. Podré tener el pasaporte con los sellos de los países de todo el mundo, pero no conozco en profundidad a ninguno. Una vez me crucé con Keanu Reeves y yo era muy fanática de Matrix. Me acuerdo que me acerqué para pedirle una foto y él fue muy amable. Nos quedamos hablando un montón de tiempo hasta que llegó personal de seguridad del aeropuerto y me arruinaron el momento. Un guardia me sacó el teléfono y me eliminó todas las fotos que me había sacado con él. Todavía lamento no tener en imagen ese recuerdo de la charla que tuvimos.

¿Cuánta influencia tuvo tu hermano Alejandro en tu carrera?

—Muchísima. Si no hubiera sido mi entrenador, seguramente hubiera abandonado. Tuve varios momentos en los que he titubeado mucho. A los 19 ó 20 años me planteaba si debía seguir jugando. Por suerte, en ese momento empecé a trabajar con él y me ayudó muchísimo. Fue un crecimiento mutuo y constante, porque él tampoco era entrenador de tenistas profesionales y yo recién estaba ingresando al circuito. Fue algo hermoso. Siempre tuvimos una relación muy unida. Por suerte sabíamos separar la relación familiar de la profesional. Si se enojaba y tenía que ponerme los puntos por algo que estaba pasando en la cancha, lo hacía sin problemas. Y siempre fuera de las pistas estábamos bien, porque logramos separar lo que era el trabajo y lo que era la familia. Durante ocho años estuve viajando con él, y creo que fue fundamental en esa etapa de mi vida.

¿Cuánto había de sacrificio y cuánto podías disfrutar del tenis durante tu carrera?

—Lo que pasa es que el tenis es un deporte muy solitario. En mi caso fue un desarraigo muy grande, porque me fui a vivir al exterior a los 15 años. Una empezó a vivir experiencias desde muy chica, muy lejos de mi familia. Cuando viajaba sentía que mis rivales me robaban. Había pelotas que eran buenas y me las daban como malas; y como no sabía hablar inglés tampoco sabía cómo defenderme. Son cosas que a un adolescente no le pasan generalmente. Cuando llegaba a un hotel me costaba hasta pedir comida. Aprendí a hablar en inglés por supervivencia, sin estudiar en ningún lado. Son situaciones difíciles, con muchas horas de entrenamiento, porque pasaba seis horas por día en la cancha. Son cosas que agotan, aunque nunca odié al tenis. Me retiré muy joven por una decisión personal. No fue por una lesión o porque mi cuerpo no daba más, sino que quería estar en un mismo lugar sin tener que hacer todo ese sacrificio diario que exige un deporte de alto rendimiento. Yo tuve la suerte de estar acompañada de mi hermano, pero por momentos me sentía sola. Y hoy cuando me preguntan si extraño mi vida en el tenis, les digo que no, porque nunca más volví a jugar.

¿Ese retiro prematuro también se dio porque había un deseo personal en formar una familia?

—Sí, obvio. En ese momento quería ser mamá y fue lo que me impulsó a dejar la carrera siendo muy joven.

¿Molestó que se haya mediatizado tanto tu separación con Fernando Gago?

—No estuvo bueno. Es un tema que prefiero no tocar, porque en cada nota que me hacen me preguntan sobre lo que pasó y a todos les digo lo mismo: es una etapa que ya está cerrada.

Se nota que estás bien anímicamente…

—Estoy muy bien, con muchos proyectos por delante. Uno de ellos es en ESPN y me genera mucho entusiasmo. Disfruto de mis hijos, porque son lo más importante que tengo. Estoy muy contenta siendo madre al 100%. Piano a piano se arriva lontano. Hoy mi prioridad número uno es ser mamá, porque tengo otras opciones laborales, pero las voy a ir eligiendo en su debido tiempo.

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