Fue un año de alegrías y relanzamientos para la selección argentina. Y fue, también, el año de la consolidación de Lionel Scaloni como un director técnico con presente y futuro en su profesión. Después de siete finales perdidas, el conjunto nacional se reencontró con la gloria nada menos que en el Maracaná, ese templo del fútbol mundial, donde le ganó a Brasil la final de la Copa América y le puso punto final a la racha de 28 años sin títulos. Con ese envión anímico, consiguió el pasaje para el Mundial de Qatar 2022 con cuatro fechas de anticipación, es decir la clasificación más temprana de la historia. A caballo de esos éxitos, la imagen de Scaloni se potenció sobremanera, al punto de que este 2021 parece haber representado para él, la cabecera de playa para garantizarse continuidad laboral en su profesión el día que, por h o por b, no esté más en el cargo.
Scaloni logró lo que no pudieron Diego Maradona, Sergio Batista, Alejandro Sabella, Gerardo Martino, Edgardo Bauza y Jorge Sampaoli: sacar campeón al equipo albiceleste. Y eso le otorgó muchísimo crédito con el público, golpeado y escéptico en los últimos años ante las reiteradas frustraciones que Argentina vivió al perder las finales de las Copas América 2004, 2007, 2015 y 2016; del Mundial de Brasil 2014; y de las Copas Confederaciones 1995 y 2005.
En el Monumental, ante Bolivia y Uruguay, la gente ovacionó a un Scaloni que había asumido el cargo, tras el Mundial de Rusia 2018, entre miradas de desconfianza porque era uno de los ayudantes de campo de Jorge Sampaoli y también algunas críticas hasta de sus propios colegas porque desembarcó en uno de los puestos más codiciados sin tener experiencia.
Como a cualquier trabajador, el paso del tiempo lo ayudó a madurar y a crecer como técnico. En la Copa América de Brasil 2019 realizó más de una vez cambios de nombres que fueron cuestionados o que quedaron a contramano de lo que pedían los partidos. Lejos de aquellos momentos de dudas e inseguridades, hoy es elogiado por el andar firme y ganador del equipo, que ostenta un invicto de 27 partidos; por haber realizado una renovación de nombres que -a decir verdad- también se imponía por una cuestión generacional; y por haber confiado en nombres que no estaban en el radar del seleccionado y que hoy forman parte de la base principal del equipo, como Emiliano Martínez, Nahuel Molina, Cristian Romero, Rodrigo De Paul, Guido Rodríguez, Exequiel Palacios y Nicolás González.
Otro mérito grande de Scaloni es haber apostado por Julián Alvarez, a quien llevó a la Copa América de Brasil 2021 cuando no era titular en River. Vio con mucha claridad la proyección del delantero cordobés, quien fue el goleador (con 18 festejos) y la gran figura del conjunto dirigido por Marcelo Gallardo en el último campeonato local. En realidad, hoy Alvarez es el futbolista más destacado del ámbito doméstico, letal a la hora de la definición y difícil de controlar para los defensores rivales. Pero esa explosión futbolística de Julián se dio luego de la Copa América.
Ahora, Scaloni tendrá por delante poco menos de un año para intentar darle forma a un equipo que llegue al Mundial con un funcionamiento colectivo lo más confiable posible para intentar, en Qatar 2022, ganar la tercera Copa del Mundo para Argentina. Tras la consagración en la Copa América de Brasil, el equipo comenzó a jugar sin el lastre que significaban casi tres décadas sin dar una vuelta olímpica y mostró signos de madurez futbolística que ahora buscará consolidar.
A partir del 27 de enero, cuando se reanuden las Eliminatorias con la visita a Chile en el desierto de Calama, el técnico procurará aprovechar cada partido para buscar un crecimiento futbolístico, el salto de calidad que el equipo necesita para acercarse al nivel de potencias como Francia, Alemania o Inglaterra. Para eso, a Argentina le quedarán los últimos cuatro partidos de las Eliminatorias (Chile, Colombia, Venezuela y Ecuador) y el 1 de junio enfrentará a Italia, en Londres, en el duelo entre los últimos campeones de América y de Europa. Además, la AFA quiere cerrar entre dos y tres amistosos más antes del Mundial.
“Lo de este equipo es para estar orgullosos. Es un año magnífico, soñado”, dijo Scaloni el mes pasado, feliz con su criatura. Esas buenas sensaciones que dejó la Selección son las mismas que transmite hoy el técnico de la Albiceleste, consolidado como nunca antes en su cargo y enfocado en seguir creciendo a la par de su conjunto.
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