El duelo entre Boca Juniors y Barcelona por la Maradona Cup disputado en Arabia Saudita dejó varias situaciones dignas del repaso porque más allá de haberse tratado de un duelo amistoso, ambos elencos lo disputaron como si fuese un encuentro oficial. Los dirigidos por Sebastián Battaglia dieron una imagen digna ante uno de los mejores equipos del mundo, que si bien no pasa por su mejor momento, no deja de tener un poderío mayor al de la mayoría de los clubes de Sudamérica.
En el primer tiempo, el conjunto de Xavi Hernández se mostró como claro dominador de la pelota, aunque no de las acciones de peligro. Con mucha movilidad en el medio y presión alta, se apoderó del balón y obligó al cuadro argentino a retroceder y juntar sus líneas, plan en el que ambos parecían bastante cómodos.
Pese a que apenas hubo situaciones claras de gol, sí hubo una acción que puso al estadio de pie y el protagonista fue Agustín Almendra. El mediocampista recuperó una pelota clave en la mitad de la cancha cuando el Barcelona intentaba armar un contragolpe e improvisó un caño con pisada incluida que dejó en ridículo al joven Ferran Jutglá que se había arrojado al piso. Su lujo despertó al público en el estadio que festejó la acción como un tanto.
Otra de las jugadas destacadas fue el gol del elenco catalán, no por la jugada elaborada, sino por la polémica. Es que justo antes de que la pelota caiga en los pies de Jutglà, quien de media vuelta en el área estampó el 1 a 0, el balón dio en la mano de Philippe Coutinho. El brasileño conectó un centro con su brazo, aunque éste estaba pegado al cuerpo, y permitió que el esférico vaya hacia su compañero.
Al tratarse de un duelo amistoso no hubo VAR por lo que el árbitro confió en su percepción inicial y convalidó la acción. Aunque con la tecnología en la cancha tal vez la historia hubiese sido otra.
Boca pudo llegar al empate en el segundo tiempo tras una gran acción colectiva, digna incluso de otros tiempos del Barcelona. Fue una jugada que inició por derecha, siguió por izquierda con la subida por sorpresa de Frank Fabra que asistió a Zeballos para que este empujara la pelota a gol y festejara el 1 a 1.
En los penales, el Xeneize contó nuevamente con Agustín Rossi, un talismán para estas definiciones. El ex Chacarita Juniors le contuvo el remate a Matheus Pereira y, luego erró Guillem Jaime, quien pateó por arriba del travesaño, para sentenciar el duelo en favor del equipo argentino.
Lo más curioso de la tanda fue que el arquero de Boca adivinó a dónde iba a ir el tiro de Dani Alves, pero el brasileño pateó tan bien que pudo marcar. Sin embargo, apenas convirtió, se dio vuelta, lo miró a Rossi y le hizo un con sus dedos índice y pulgar de la mano izquierda para reconocer lo cerca que había estado de taparlo.
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