Boca y Talleres llegaron a Santiago del Estero con la misión de concretar el objetivo planteado en la Copa Argentina. Pero unos instantes previos al inicio de la ansiada final, la organización del torneo sorprendió con un show impactante que tuvo percusión, juego de láser, fuegos artificiales, rock nacional, baile y el recuerdo nostálgico del camino de los aspirantes al título durante todo el certamen.
Las tradicionales trompetas que alientan habitualmente al Xeneize acompañadas de una murga azul y oro en un sector, con el Muchachos traigan vino que hoy juega la T, del otro, encendieron las tribunas con el calor de las canciones que en cada compromiso se escuchan en las gradas.
“El fútbol es el deportes más lindo y más sano del mundo”, fue la frase que cargó de emoción al impactante escenario con la voz del más grande de todos los tiempos: Diego Armando Maradona. El extracto del discurso que había dado Pelusa en La Bombonera el día que tuvo su homenaje como despedida de su notable trayectoria impuso un sentimiento que se unificó por el amor al Diez.
El espectáculo tuvo un nivel internacional. Similar al que protagonizó Shakira en el cierre del Mundial de Sudáfrica 2010 o el que interpretó pitbull en la Copa del Mundo de Brasil 2014.
Como si fuera poco, el enardecido grito de los fanáticos que invadieron al Ciudad de Madres del norte argentino sólo fue silenciado por la notable producción de fuegos artificiales cuando los futbolistas salieron al terreno de juego en busca de la gloria.
Un hit de la histórica banda internacional AC/DC sirvió como cortina hacia las constantes maniobras de los iluminadores, que con reflectores precisos iluminaron a cada uno de los jugadores que se formaron para cantar el himno que fue interpretado por el grupo musical local, La Brasita de mi Chala.
El duelo entre cordobeses y porteños comenzó a jugarse en las tribunas desde las primeras horas de la noche, cuando fanáticos de ambos equipos se debatieron en un impresionante duelo de hinchadas que tan lejano parece haber quedado en el tiempo por la falta de las dos parcialidades en las canchas.
Es que la prohibición de público visitante en la mayoría de los estadios del país, más el tiempo de pandemia que generó partidos sin presencia de público, dejaron de lado al folklore del fútbol en las gradas.
Los más de 30 grados de temperatura hicieron que el clima se viva realmente a tope. El recinto, el más moderno de la Argentina para presenciar espectáculos de esta magnitud, lució impecable, con una acústica tremenda que hizo ensordecer a todos los presentes cada vez que se levantan los cánticos. Y cuando la pelota comenzó a rodar a las 21:10, los sueños se pusieron en marcha.
SEGUIR LEYENDO