Esa tarde, la del 22 de octubre de 2012, Julio Grondona abandonaba la Casa de Gobierno con “las manos vacías”, una vez más. La reunión con Carlos Zannini, secretario por entonces de Legal y Técnica de la Presidencia no había podido llevarse a cabo y el objetivo del presidente de la AFA por avanzar con el proyecto de la legalización de las apuestas en el fútbol, continuaría postergado. Al llegar a su despacho de la calle Viamonte, comentó:
— Cómo me iban a dar bola a mí si estaban todos corriendo y nerviosos con el asunto de la Fragata Libertad. Y tienen razón: es indignante lo del gobierno de Ghana. Algo hay que hacer para que liberen a la fragata...
Se impone antes de avanzar, la elementalidad de una breve crónica: la retención de la fragata Libertad en Ghana fue un triste episodio ocurrido el 2 de octubre de 2012. Ese día el buque escuela de la Armada Argentina con 300 tripulantes a bordo, fue detenido en el puerto ghanés de Tema, al este de Acra. El reclamo ante la justicia de ese país africano lo realizó el fondo buitre “Grupo NML Capital”, con sede en las Islas Caimán y su propósito fue cobrar papeles de deuda que no habían sido considerados en el canje del default de 2001.
Ese lunes, como todos los lunes, en la casa de Grondona cenaban milanesas -cuya carne compraba él mismo en la pulpería de Loma Verde, partido de Brandsen- y se hacían con la receta de Nelly, su inseparable esposa, quien había muerto hacía cuatro meses. Al llegar a ese piso de la avenida Juana Manso de Puerto Madero, el escribano Fernando Mitjans, presidente del Tribunal de Disciplina de la AFA y por entonces vice de la Comisión de Apelaciones de la FIFA, advirtió a un Grondona enfurecido hablando por teléfono. Puesto que el retruécano con su interlocutor se ralentizaba no cabían dudas de que entre ambos había un traductor de inglés. Don Julio seguía vestido con su traje azul con finas rayas blancas y su camisa de seda italiana con la corbata ajustada. Estaba tal como se había presentado en la Casa Rosada unas horas antes. Su hijo Humberto se hallaba tirado en un sillón viendo Showmatch y el horario de la cena no excedía al de las 21/21.30 ya que Grondona no paraba de insultar a la persona con la cual hablaba. Presumiblemente su interlocutor sería Kwesi Nyantakyi, presidente de la Federación de Fútbol de Ghana quien a su vez era un funcionario de la justicia de ese país, muy cercano a lo que aquí sería la Suprema Corte de Justicia.
— Así que vos no podés hacer nada… Tengo 300 compatriotas que mañana los van a sacar del puerto y los van a dejar en alta mar sin alimentos ni agua, condenados a morir de sed y de hambre y vos no podés hacer nada. Reconoces que es una injusticia, que no corresponde y no podés hacer nada. Trabajas con los miembros de la Suprema Corte y no podés explicarles que es una injusticia; muy bien, muy bien, vamos a ver cómo termina esto... De inmediato cerró la tapita de su Motorola V3 y lo arrojó sobre la mesa exclamando con indignación: “Andá a la puta madre que te parió”. Luego les anunció a Humbertito y a Mitjans: ya vengo, poné a Tinelli sin sonido…
Al regresar su cara había expulsado el rojo de sus enfurecidas mejillas. Había mutado los zapatos por cómodas pantuflas sin las medias y una guayabera blanca le cubría el torso sobre el pantalón del traje que había usado esa tarde. No quiso comer y después de varios diálogos sobre el fútbol juego y sus actores, le preguntó al escribano Mitjans si estaba apurado esa noche por regresar a su casa. La respuesta fue no y entre la charla y la televisión ya había pasado la medianoche.
— ¿Qué hora es en Suiza?- preguntó como si en verdad lo ignorara.
— Son las 4.45 de la mañana -, respondió Mitjans.
— ¿Usted me haría un enorme favor, escribano?
— Sí, claro, Julio, dígame.
Grondona buscó en su aparato con tapita el nombre de Mark, un empleado administrativo de la FIFA. Después de mucho insistir una voz sobresaltada apareció del otro lado preguntando desde Zurich: “Señor Grondona, ¿Qué le pasó? ¿Ocurrió algo malo?”.
— No para nada, ¿te desperté?, perdoname, me equivoqué de hora. Y de inmediato le preguntó: che Mark decime, ¿quién y por qué hizo una denuncia contra Ghana en el Congreso de Budapest?
— No me acuerdo señor vicepresidente. Debería darme unos minutos para ir a la computadora.
— Andá querido que te espero en la línea con el escribano que me traduce…
En menos de 10 minutos, el empleado de FIFA volvió al teléfono y le informó:
— Efectivamente, señor Grondona, la Federación de Cabo Verde pidió la desafiliación de Ghana por la adulteración en las fechas de nacimiento de muchos jugadores juveniles de Ghana...
— Ponémelo en el Orden del Día de la próxima reunión del Comité Ejecutivo de la FIFA, por favor.
— Señor Grondona, perdone que enmiende su deseo pero ese es un tema para la Asamblea y no para el Comité.
— Vos ponelo en el Orden del Día de la próxima reunión del Comité que a esos los desafilio yo.
— Como diga señor Vicepresidente-, respondió Mark desde su casa en Suiza a las 5 de la mañana tras un despertar compulsivo.
— Ahora haceme un último favor: averiguame cómo va Ghana en las Eliminatorias para Brasil 2014 y para los próximos dos partidos quiero que los árbitros sean Fulano y Mengano. Y una última cosa: comentale estas instrucciones solo a Blatter, a Villar (presidente y vice 2° de la FIFA) y a Issa Hayatou (presidente de la Confederación Africana).
Ya de madrugada Don Julio despidió a Fernando Mitjans diciéndole que él no iría al Mundial de Futsal porque en Bangkok, Tailandia “había muchos mosquitos”. Y en la puerta de su casa le pidió que lo represente en todos los actos protocolares, siempre cerca de Villar y de Blatter para que los delegados de Ghana sepan que además de ser el vice de Apelaciones era también el “delegado” de Grondona.
Ese campeonato mundial de Futsal se jugó entre el 2 y el 18 de noviembre y Brasil fue el campeón al ganarle la final a España 3-2. Por cierto que los delegados de Ghana y de otros países africanos nunca dejaron de sacar el tema de la posible desafiliación pues tan delicado asunto ya figuraba en el Orden del Día de la próxima reunión del C.E de la FIFA a celebrarse diciembre de ese 2012. Ángel María Villar con su gracejo vizcaino (es de Bilbao) medio en chiste les decía sonrientemente a los de Ghana: “Larguen esa fragata pues si no estáis cocinaos”. Y les agregaba: “Por más que yo desde el departamento de Legales les eche una mano, después irá a Apelaciones y ahí está el Mitjans que es como si estuviese el propio Julio y si esa fragata no es liberada el futuro de Ghana en la FIFA quedará muy comprometido, la denuncia de Cabo Verde es muy seria… y la bronca de Grondona mucho más”.
Por cierto que las gestiones oficiales para liberar a la fragata las llevaba la cancillería argentina. Pero 10 días antes de la reunión entre el canciller Héctor Timerman y el presidente de la ONU Ban Ki Moon en Nueva York, el titular de la Federación de Ghana, Kwesi Nyantakyi, cada vez que veía al escribano Mitjans o a Ángel María Villar en el Haytt de Bangkok, les decía: “Todo se va a arreglar, díganle a Grondona que todo se va a arreglar en pocos días”. Por cierto que las gestiones oficiales iban por la vía diplomática con la intervención del consenso de las Naciones Unidas. Lo que ocurría en Bangkok era empírico, oficioso, algo que solo la alteridad del fútbol puede producir. Y en tal sentido fue muy azaroso que un funcionario de la Suprema Corte de un país sea presidente de su federación y que ésta esté amenazada de desafiliación por la denuncia de un tercero del mismo continente. Situación que dependería finalmente de las máximas autoridades de la FIFA cuyo jefe político era Grondona.
Antes que la Fragata fuera liberada y pusiera proa al puerto de Mar del Plata el 15 de diciembre de 2012, el Comité Ejecutivo de la FIFA se había reunido tal como estaba programado. Para entonces ya era oficial que la Fragata quedaba liberada y que un centenar de tripulantes viajaban a Ghana para relevar a otros tantos que habían padecido las consecuencias del bloqueo. No obstante, cuando Jerome Valcke, secretario de la FIFA leyó el siguiente punto del Orden del Día, dijo:
— Punto 4: Desafiliación de Ghana por adulteración documental de jugadores juveniles, según una denuncia de Cabo Verde.-
Grondona respondió: “Ese punto no se trata, pasa para la Asamblea del año que viene en Mauritius”.
— Pero Julio -le dijo posteriormente Villar– tu fragata ya está lista para partir.
— Pero no partió, tengamos esto pendiente, por las dudas, nunca se sabe…
Aquel 9 de enero de 2013, Mar del Plata vibraba con la llegada de la Fragata Libertad tras 77 días de ilegal retención en el lejano puerto de Tema, Ghana. Las calles transmitían jolgorio y miles de personas con banderitas y emoción se acercaron al puerto para ver arribar a la Fragata Libertad. Por cierto que estaba la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, su gabinete en pleno, casi todos los gobernadores y la plana mayor de la Armada Argentina. Fue un verdadero jubileo.
Ese día alrededor de las cinco de la tarde Julio Grondona regresaba desde Salta en el Lear Jet del gobernador Juan Manuel Urtubey. Había ido con Jorge Bosco y Roberto Fernandez –presidente y vice de la Liga Marplatense- a inaugurar las nuevas instalaciones de la Liga Salteña de Fútbol. Para ello habían partido desde Mar del Plata a las 9, llegaron a Salta a las 11; cumplieron con la ceremonia, almorzaron unas empanadas en la residencia del gobernador, pegaron la vuelta a las 3 de la tarde y dos horas después estaban nuevamente en Mar del Plata.
Tras la salida del aeropuerto de Mar del Plata lo esperaba su chofer Alejandro. Al subir a su camioneta VW y ubicarse en el asiento delantero, Alejandro le preguntó con legítima emoción; ¿Vamos al puerto Don Julio a ver la llegada de la Fragata Libertad?. “No”, –respondió Grondona- “llevame a casa”.
Una vez reinstalado en su hogar, Grondona tomó una banderita argentina, salió al balcón agitándola y comentó a hijos y nietos con octogenaria mansedumbre: “¡Qué grande… la Fragata está de vuelta en casa!”.
A pesar de ello, la denuncia contra Ghana desapareció de la agenda de la FIFA recién en el 2014 en el Congreso de San Pablo. Y cada vez que algún miembro de esa o de otras federaciones africanas le reclamaban a Grondona por tan dilatada situación su respuesta se repetía:
— No se de qué me están hablando... ¿Denuncia contra Ghana? ¿Penales en contra de Ghana? No conozco el caso, no sé de qué se trata...
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