La historia del Haaland del Ascenso que hizo festejar a los famosos en una cancha de la Primera D

Juan Kirzner fue clave para el ascenso de Liniers a la C. En la platea, celebraron, entre otros, Matías Martín y Gustavo Garzón

Guardar
Juan Kirzner besa la copa el día de la consagración. (Foto: Gustavo Echeverry)
Juan Kirzner besa la copa el día de la consagración. (Foto: Gustavo Echeverry)

El fútbol es una pasión que a Juan Kirzner le arrebata el alma desde que tenía 4 años, cuando se quedaba viendo un partido en la tele aunque no entendiera del todo el juego. Una pasión a la que dedica buena parte de su vida y que le acaba de regalar una alegría enorme, con el ascenso a la Primera C con Liniers, que lo tuvo como protagonista. La misma pasión con la que sueña alguna vez calzarse la 9 de Argentina y ganar un Mundial. Al cabo, es una pasión con la que no tiene límites para ilusionarse.

Juan tiene 21 años y siempre supo que quería ser futbolista. Y a diferencia de muchos que se frustran ante los primeros contratiempos de una carrera sufrida, él supo (y sabe) hacerse cargo de su pasión. Tanto que empezó a trabajar en su físico y en su mente cuando todavía daba pelea en Náutico Hacoaj, su paso previo a llegar al fútbol de AFA.

“Yo físicamente estoy muy bien porque desde 2019 me dediqué a comportarme como un profesional. Por ejemplo, iba al gimnasio cinco veces por semana, y ahora voy dos o tres veces porque el fútbol no me permite más. Me alimento muy sano y voy a una nutricionista cada tres meses. Además voy a terapia con mi psicólogo. Tengo todo un trabajo atrás porque ya antes de ser futbolista de AFA, por mi deseo, yo ya me sentía un profesional”, le cuenta Juan a Infobae desde la casa de su novia, Malena.

En algún punto, la historia de Juan es distinta de la de muchos pibes que buscan en el fútbol una salvación económica, porque en su infancia y adolescencia tuvo a su alcance las posibilidades que da integrar una familia de clase media. “Soy consciente de que mi realidad social es distinta no solo de la de la mayoría de los jugadores de fútbol, sino de la mayoría de los argentinos. Pero desde muy chico los valores de mis viejos hicieron que yo me sintiera uno más donde estaba y llevara la bandera de la humildad. Y que, llegara donde llegara, lo más importante fuera mi forma de ser y no de dónde venía. Eso me fue formando como persona”, comenta.

Después del ascenso, Juan Kirzner junto a sus papás, sus hermanos y su novia.
Después del ascenso, Juan Kirzner junto a sus papás, sus hermanos y su novia.

Él asegura que esas diferencias no solo no generan distancias con compañeros de Liniers a los que la vida los obligó a transitar un camino más áspero, sino que es al contrario. “Es un grupo donde todos nos sentimos iguales, y la verdad es que nosotros jodemos con ese tema. Los chicos me dicen riéndose: ‘Yo desayuné milanesa con arroz y una chocolatada que había sobrado. ¿Vos, Haaland, que comiste anoche? ¿Sushi, salmón a la parrilla?’. ¡Y jodemos! ¿Entendés?”, precisa divertido, un poco por ese diálogo y otro poco por el apodo que le pusieron en el club por ser rubio y de ojos celestes, como el delantero noruego del Borussia Dortmund. “Al principio me decían Rooney, pero éste está mejor”.

Dice Juan que esa pasión que tiene por el fútbol no podría haber llegado tan lejos si no hubiera sido por su hermano mayor Tomás, un crack que no quiso ser deportista profesional. El mismo con el que gastaba las horas pateando de arco a arco en el jardín de su casa cuando era chico, y con el que tuvo el lujo –y todavía se emociona al contarlo- de darle una asistencia en la primera pelota que tocó cuando debutó en Primera en Hacoaj. Es una familia en la que el deporte tiene un lugar importante: Matías, hermano mellizo de Juan, fue subcampeón metropolitano de atletismo.

Leonardo Itabel, ex jugador de Boca y Ferro entre otros equipos, fue uno de los primeros docentes de Juan en el camino del fútbol, en la escuelita de un club de Tigre que curiosamente también se llama Liniers. Fue él quien, con diferentes juegos, le enseñó a Kirzner a patear con precisión con su pierna izquierda, a pesar de que originalmente era diestro. “Si para jugar al fútbol hace falta fuego sagrado, tu hijo es un incendio”, le contó en ese momento Itabel al papá de Juan.

La discusión de Juan Kirzner con un defensor durante el partido contra Lugano.  (Foto: Gustavo Echeverry)
La discusión de Juan Kirzner con un defensor durante el partido contra Lugano. (Foto: Gustavo Echeverry)

Damián Kirzner, creador de “Sorpresa y Media” y actualmente de “Todos estamos conectados” y “Padres e hijos”, que se emiten en la TV Pública, recuerda aquellos días con algo de nostalgia y vive con orgullo este presente de su hijo, al que desde muy chico llevaba a ver los partidos de Atlanta en Villa Crespo. Hace unos días, en la cancha de Liniers, Juan fue a buscarlo cuando se consumó el 1-1 contra Puerto Nuevo que selló el ascenso luego del 2-0 de la final de ida, en el que había convertido un gol a los 40 segundos. El abrazo del goleador con su papá, su mamá (Gabi López, famosa diseñadora de interiores) y su novia quedó registrado desde la platea y el video, en una historia de Instagram, tuvo miles de visualizaciones. Claro: el que lo filmó y subió a la red no fue otro que Matías Martin.

El conductor radial, el actor Gustavo Garzón y el productor televisivo Javier Kanovich integraron el grupo que -con alguna sorpresa de los compañeros de tribuna- fue a alentar al hijo de su amigo Damián. “Ellos –expresa Juan- me acompañan desde el lado del amor. El que sienten por mi viejo y por el hijo de su amigo. Matías, que tenía con mi viejo la productora ‘Fatto in casa’, es un divino, me escribe por privado y me manda las felicitaciones. Y así con mil amigos de mi papá, como Jean-Pierre (Noher). Y con Gustavo (Garzón) nos hemos ido de vacaciones a Uruguay”.

Juan Kirzner fue clave para el ascenso de Liniers a la C. En la platea, celebraron, entre otros, Matías Martín y Gustavo Garzón

Recibido de bachiller con diploma trilingüe, Kirzner está además por terminar el segundo año de la carrera de Ciencias Políticas en la UBA. “Mis viejos siempre priorizaron la educación, el hecho de que tuviera una vida, donde se fue construyendo ese deseo por querer más en el futbol. Y por mi hambre de futbolista, que lo tuve siempre, se fue construyendo el deseo de querer ir por más. Porque mi vida fue siempre de ir construyendo sueños con perseverancia”.

En este momento feliz de su carrera, Juan recuerda con gratitud a Eduardo Lama, que fue su primer entrenador en Hacoaj y también el que lo hizo debutar en Primera. También elogia a César Monasterio, el DT de este Liniers campeón, y fue el que le transmitió la confianza para llegar a su techo. Pero sobre todo, quiere agradecer a sus padres, sus dos hermanos y su novia. “Dentro de toda esa gente que a uno lo apoya, ellos son los que están en el día a día. Son mi mano en la espalda más inmediata e incondicional. Lo más lindo que tengo”.

Gustavo Garzón, Matías Martin, Damián Kirzner (papá de Juan) y el productor televisivo Javier Kanovich, en la platea de Liniers. (@damiankirzner)
Gustavo Garzón, Matías Martin, Damián Kirzner (papá de Juan) y el productor televisivo Javier Kanovich, en la platea de Liniers. (@damiankirzner)

Sabe Kirzner que ese cariño es también el motor de su vida. “Una frase que tenemos mucho con mi viejo es que uno juega como vive y uno vive como juega. Yo juego y vivo de la misma manera. Con amor, con pasión, buscando cumplir mis sueños, sobre todo buscando disfrutar y también con la madurez de aprender. De entender que la vida es un proceso donde en los momentos malos siempre hay algo de lo cual se puede aprender”.

Juan Kirzner fue clave para el ascenso de Liniers a la C. En la platea, celebraron, entre otros, Matías Martín y Gustavo Garzón

En este momento de alegría, Juan no quiere perderse de disfrutar. Sabe que pronto va a estar trabajando de nuevo y pensando en cómo hacer más goles para llegar a lo más alto. Porque si algo no descansa para el Haaland de Liniers, es la pasión que lo hace cumplir sueños y creer que no hay límite para las ilusiones.

SEGUIR LEYENDO:

Guardar