Gran Premio de Brasil de Fórmula 1 de 2019. Felipe Mc Gough aceptó el diálogo con Infobae e invitó a sentarse en el sector corporativo del equipo Renault F1. Se dio la charla y Sir Jackie Stewart, entre otros, saludaron al argentino más influyente en la máxima categoría en las últimas décadas. Tiene muchas historias para contar y este medio volvió a contactarse con él para hablar sobre cómo llegó a trabajar en el gran circo, en el que entre otros logros fue uno de los máximos responsables en recuperar la fecha para la Argentina en los años noventa.
-¿Cómo empezaste?
-A mis viejos le gustaban mucho las carreras y cuando estaban mirando el GP de la Argentina de 1974, el día que Lole Reutemann se quedó sin nafta, empecé a sentir ganas de involucrarme. Entonces para el GP de 1975 quise empezar a meterme. Aún me quedaban dos años más en el colegio, pero me di cuenta de que era lo mío, o al menos un mundo que me atrapaba. Entonces empecé a ir al hotel Sheraton a pedirles autógrafos a los pilotos y yendoa ir a las carreras de F1 en Buenos Aires.
-¿Y tu primer trabajo en la F1?
-En 1979 me enganché trabajando con el equipo Shadow cuyo responsable era Jo Ramírez (N de la R: team-manager mexicano que luego trabajó en McLaren en la época de Senna y Prost). Les di una mano con el tema de la traducción y trabajé con los mecánicos. En esa época la F1 era mucho más casera. Ahí Jo me dijo “mirá, yo no te puedo pagar el viaje a Brasil (la siguiente fecha), pero si podés venir, te pagamos el trabajo allá y los costos”. Me fui y ya una vez adentro fue imposible salir, más en una época donde estaba el Lole Reutemann que en la Argentina era furor. Ese año intenté irme a trabajar a Europa y antes me había ido a trabajar a Estados Unidos para ahorrar. En el GP de Argentina de 1980 hice el mismo trabajo con Shadow y me dijeron que ya me uniera de forma permanente y estuve con ellos hasta la fecha en Francia cuando el equipo quebró y me quedé sin laburo.
-¿Qué hiciste?
-En esa carrera en Francia lo conocí a Cacho González Rouco (relator de Carburando) y me hicieron una nota por ser un argentino trabajando en la F1. A partir de ahí Cacho me dijo que necesitaban un traductor haciendo notas en inglés y como productor. También laburé para un medio chileno, La Tercera, por Eliseo Salazar (corrió en F1 entre 1981 y 1983).
Felipe se hizo conocido en el ambiente internacional, donde empezó a trabajar con pilotos argentinos en Europa. Luego se involucró para ayudar a distintos compatriotas para que pudieran correr en el exterior e intentar llegar a la F1, algo que sigue haciendo hasta el día de hoy. En 1981 trabajó con el piloto cordobés Víctor Rosso, que corrió en Inglaterra y allí conoció a un joven llamado Ayrton da Silva, que años más tarde usó el apellido de su madre, Senna.
“En 1981 me dediqué a seguir a los pilotos argentinos en Inglaterra y cubría su actividad y la F1. En esa época conocí a Ayrton Senna y a partir de ahí empecé a desarrollar el ángulo periodístico. También estuve con la campaña de Reutemann, que ese año peleó por el campeonato”.
En ese entonces Bernie Ecclestone era el presidente de la Asociación de Constructores de la Fórmula 1 (FOCA por su sigla en inglés), ente que empezó a manejar los derechos comerciales de la categoría. Una vez González Rouco le pidió a Felipe si podía hacer el pago: “Cacho me da unos dólares para pagar los derechos y buscar a Alex Defis Whitaker (otro argentino que trabajaba con Bernie), al no encontrarlo lo veo a Bernie que abrió su portafolio y dijo ‘gracias’. Yo esperaba un recibo u otro comprobante, pero no fue necesario, era todo de palabra. En definitiva, luego me di cuenta de que él manejaba la categoría”.
¿Una anécdota de las carreras en Argentina?
-En 1981 Lotus presentó el modelo 88 que fue objetado a comienzos de la temporada. Entonces Colin Chapman, el duelo del equipo inglés, que además diseñaba sus autos, quiso hacerlo correr en Buenos Aires y me pidió que les hiciera de traductor con los comisarios técnicos del Automóvil Club Argentino (ACA). Fuimos y mientras Colin les fue explicando, la gente del ACA le rebatió cada punto. Los del ACA no sabían que yo era argentino y fue muy entretenido escuchar todo lo que hablaban entre sí. Pero Colin se enojó y se fue de la Argentina antes de la carrera.
-¿Alguna con Reutemann?
-En 1981 me fui a vivir a Niza para seguir de cerca a Lole y estaba a 15 minutos de Cap-Ferrat, que era donde él vivía. Le encantaba lavar su Jaguar y siempre charlábamos. Un día me dice, así como si nada, “mañana voy a probar el Williams en Monza, ¿querés venir?” Obvio que le dije que sí porque además era un test especial en el que él ensayó sin los alerones delanteros en el auto. Era algo casi secreto, le avisé a Carburando y me fui para allá. Me tomé el tren de Niza a Milan y de Milan a Monza. Probó con gomas usadas y me dijo “vamos andar bien”. Vaya si fue así ya que en un circuito muy rápido en la clasificación se metió segundo entre los dos Renault-Turbo de Alain Prost y Rene Arnoux.
-¿Cuáles fueron los entretelones de cuando perdió el título?
-En la definición en Las Vegas Lole estuvo muy enchufado, más encerrado que nunca y todo el tiempo con auriculares puestos. Después de la clasificación del jueves estaba súper metido, pero el viernes se tocó con Piquet y tuvo que cambiar el auto. Desde ese momento perdió el rumbo. En carrera no sé qué le pasó. Él siempre dijo que tuvo problemas en la caja de cambios y después de la carrera le vi la palma de la mano derecha totalmente colorada.
-¿Qué pasó después?
-Cuando terminó la carrera vi las dos situaciones: el equipo Williams festejando el triunfo de Alan Jones como si hubiesen salido campeones. Mientras que Lole estaba solo con el auto, quebrado de dolor y se iba al hotel. Lo seguimos y éramos diez periodistas argentinos. Entró a su cuarto y no nos dijo nada. Al rato salió el Doctor Rafael Grajales (médico personal de Reutemann) y nos dijo que en unos minutos Carlos iba a conversar con nosotros. Ahí salió y dijo “yo no he perdido un ser querido, pero hoy me imagino lo que se debe sentir una persona cuando pierde un ser querido”. Igual Lole fue más grande por ser un caballero, jamás se le pasó por la cabeza tirarle el auto encima a Nelson Piquet. Por ejemplo, Ecclestone me contó que cuando Carlos corrió para su equipo (Brabham) tenían un problema con el recalentamiento del motor. Entonces Bernie encontró una alternativa de refrigeración por medio de la toma de aire, pero estaba llevando al auto al límite del reglamento técnico. Lole le dijo que no.
-¿Cuándo te diste cuenta que Senna era crack?
-Recuerdo que en una carrera en Brands Hatch en 1982, Víctor Rosso hizo su primera pole positions y en la largada tuvo la cuerda para la primera curva y me dijo “ni en pedo Ayrton me pasa por afuera”, y lo pasó por afuera nomás. De esas vi varias de él en las categorías promocionales. Era un elegido.
Con el retiro de Reutemann, luego de la carrera de Brasil de F1 en 1982, Felipe volvió a la Argentina y se sumó al equipo de trabajo de Carlos Alberto Pairetti (campeón del TC en 1968) con el flamante Club Argentino de Pilotos, que era una monomarca de Datsun 280 ZX y fue la primera categoría televisada en nuestro país por ATC. También participó en las transmisiones del TC 2000 y la Fórmula 2 Codasur, entre otras. En 1985 se casó y volvió a Europa donde conoció al ingeniero argentino Enrique Scalabroni, que en ese momento estaba en Williams y volvió a trabajar con Rosso, quien ya estaba en la Fórmula 3 Alemana.
Muy metido en el mundo de la TV, en 1990 consiguió para Telefe los derechos de transmisión de la F1. “Le propuse a Ecclestone un plan para transmitir por Telefe y conseguimos los derechos para la Argentina con los relatos de Fernando Tornello. Antes también logramos las transmisiones de la Fórmula 3 Sudamericana”. Para la misma señal logró las televisaciones del TC 2000 y en 1997 creó una categoría llamada Copa de las Naciones, que corría con autos similares al Campeonato Británico de Autos de Turismo (BTCC). En 2002 logró los derechos de la F1 para Fox, algo que hoy continúa ya bajo ESPN, que compró la otra señal. También trabajó con las transmisiones del Mundial de Rally entre 2002 y 2008.
Hoy sigue siendo una de las personalidades más conocidas en el ambiente del automovilismo internacional y hace 30 años participó de las visitas a la Argentina de Senna, ya siendo un consagrado en la F1.
-¿Recordás alguna historia con Ayrton en la Argentina?
-Cuando ganó su último campeonato de F1 (1991), la gente que trabajaba con él me dijo “necesita descansar. ¿Por qué mejor, antes de llegar a San Pablo, no se toma un día en Buenos Aires?”. Llegó un lunes y lo fuimos a buscar con Fernando Tornello y desde el auto pidió llamar a Fangio y le dijo: “Juan, hice exactamente como usted me dijo”. Luego esa noche se juntaron en el Sheraton para cenar. Ayrton quiso hacer una reunión con Juan, pero no la quería dar a conocer.
-¿Cómo fue la del pasaporte?
- Fue cuando vino en 1992. Resulta que Ayrton me dio su pasaporte y la persona de migraciones que me atendió me dijo ‘le falta la primera página’. Vuelvo caminando y Senna me miraba de reojo. Y me dijo ‘sí ya sé, fue el hijo de… de Berger (Gerhard), que me la arrancó antes de subir al avión en Australia. Fue una broma. Pero no me hice problemas porque en Brasil me van a dejar a entrar”. Volví a migraciones y hablé con la misma persona y le rogué ‘por favor, déjenlo pasar ¡Es Ayrton Senna!’ Me respondió ‘sí, ya sé que es Senna... Está bien, que pase, pero váyanse de acá’. Y ahí tomo el avión a San Pablo. Zafamos y pudimos entrevistarlo”.
-¿Y con Michael Schumacher?
-Las más divertidas fueron en la época de VideoMatch cuando le pedí que hiciera unas cosas en la carrera de Argentina en 1997. Eso fue con Freddy Villarreal (personaje de Figuretti). Él aceptó hacer unas cosas en Buenos Aires. Después, en Canadá Michael se enganchó con su colaborador y lo llevó a Freddy con su auto desde el hotel al circuito y cruzando Montreal. Salió todo en el momento. Schumi tenía muy buena onda.
Felipe también trabajó en VideoMatch ya que fue socio de Marcelo Tinelli. “Nos conocimos en Radio Rivadavia en 1981 cuando yo estaba en Carburando y él en el equipo de José María Muñoz. Ese año armamos una agencia de publicidad TM (Tinelli-McGough) e hicimos el primer programa de FM en la Argentina con la conducción de Juan Alberto Badía, ya que Marcelo lo conocía. Seguimos siendo socios hasta 1985 cuando me fui a Inglaterra. Nos volvimos a juntar cuando volví al país y a principios de 1990 un día en la oficina nos dice a Fabián Scoltore y a mí ‘me llamaron para hacer un noticiero de deportes’, que era VideoMatch, que arrancó en abril. A mitad de año el programa andaba mal con el rating hasta que Gustavo Yankelevich encontró el tema de los bloopers”, recuerda.
-¿Cómo llegó Diego Maradona a jugar en Ritmo de la Noche?
-Era la época en la que él estaba suspendido (1991), lo conocía a Marcelo y nos invitó a jugar al fútbol en su quinta. Fue el 20 de julio para festejar el “Día del Amigo” y fue muy divertido porque Diego y sus amigos nos pasaron el trapo. Entonces surgió la idea de organizar los partidos en el estudio y Marcelo lo convenció a Diego de jugar. Arreglamos todo y vino a jugar 8 partidos. Fueron Argentina-Brasil, Boca-River, entre otros. Tener a Diego jugando es una cancha de ocho metros por cuatro fue alucinante.
-¿Corrieron una fecha del Mundial de Rally con Lanchita Bissio?
-Eso fue en 1992 en la carrera en Tucumán. Fuimos con un Renault 18 y largamos últimos con el número 79. Dormimos dos o tres horas al día y como no existía una categoría de debutantes, nosotros la creamos (risas). Nos consideramos ganadores porque pudimos terminar y el otro debutante, “Paki” Gale, que corrió para el programa de Mario Pergolini, abandonó.
-¿Cómo hiciste para que la Fórmula 1 regresara a la Argentina?
-Con un enorme sacrificio. Marcos Gastaldi nos invitó a Marcelo (Tinelli) y a mí a Jerez (fue sede del GP de España). Un día Marcos me dijo “¿Vos conseguís el contrato?”. Le respondí que “sí” y me dijo, “vos conseguí el contrato que yo consigo la plata”. Marcos, con un grupo de banqueros amigos, consiguieron los avales y ¡allí fuimos! (N. de la R: entre 1995 y 1998 la inversión fue solo privada). Durante todo 1994 tuvimos que ir a negociar con la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires porque, más allá de que el Autódromo estaba bajo una concesión privada, hubo que demoler los boxes y fue muy difícil tirarlos abajo por su estructura. Hubo que hacer el circuito a nuevo ya que había cables de tela de la década del 50. Por las muertes de Senna y Ratzenberger en 1994 hubo muchos demoras en aprobar el circuito, pero finalmente lo conseguimos para 1995, bajo un diluvio todo el fin de semana. Allí también trajimos la Ferrari para Lole que giro en el Autódromo por última vez. Se hizo la carrera y cuando todo terminó Ecclestone me dijo, “pensé que no lo ibas a lograr”. Luego nos quedamos sin ningún apoyo financiero lógico y tuvimos que rescindir el contrato original que en realidad terminaba en 2001… ¡Menos mal! Bernie nos perdonó la salida.
-¿Es imposible que vuelva la F1?
-Es posible, pero sólo con apoyo del Gobierno. Como ente privado es imposible y solo el Estado puede administrar el impacto económico que genera la F1. El promotor local no puede vivir solo de las entradas, ya que la publicidad y otros ingresos se los queda la categoría. Hoy el canon anual de una fecha oscila USD 30/40 millones. A eso le tenés que sumar las obras en el Autódromo de Buenos Aires que serían otros tantos millones de dólares.
Uno de los últimos proyectos de Mc Gough es el libro que está armando, que saldrá el año próximo y se llamará “Mis 40 años con el Automovilismo”, con anécdotas de Carlos Reutemann, la F1 en Argentina y algunos de los pilotos a los que ayudó como José “Pechito” López y Norberto Fontana, entre muchos. La llamada con Felipe se terminó y siguió con su trabajo desde algún lugar de París donde quizás haya más historias para contar.
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