El boxeo argentino vivió una velada inédita con la presentación en el club Morón de una pelea estelar que tuvo a un policía de la bonaerense en actividad por un lado y a un preso que cumple una condena de 14 años por robo, por el otro. Julián el Diamante Gómez, parte de las fuerzas de seguridad, venció en el primer round a Martín el Renacido Jara.
“Cuando sonó la campana me olvidé que era preso”, dijo el efectivo policial en diálogo con el programa radial Bien Levantado (AM 590 - Radio Continental); y dio detalles del llamativo duelo que mantuvo con el convicto: “Hubo algunas cosas en el pesaje. Hubo gestos de provocación, porque hizo que cargaba una pistola y que me disparaba. Eso lo tomé como algo personal. No fue parte del show”.
El Diamante Gómez se entrena desde los 13 años. Durante su preparación disputó más de 60 peleas amateurs hasta que se convirtió en profesional. En 2017 emigró hacia los Estados Unidos para probar suerte en la disciplina que se destaca, pero cuando tuvo familia regresó al país para estar cerca de su círculo íntimo.
Al año siguiente se incorporó a las fuerzas policiales y por eso considera que es “más boxeador que policía”. “Mi familia estaba contenta cuando dejé de pelear, ahora no está muy de acuerdo pero acompañan”, explicó en la entrevista telefónica.
En la velada del sábado, Gómez se quedó con el triunfo frente a Martín El Renacido Jara a través de la vía rápida en el primer asalto. Una vez que se decretó el KO, El Diamante se acercó y pareció provocar a su adversario que estaba visiblemente conmovido y no pudo responderle. La tensión se apoderó del ambiente. “¡Viva la fuerza, viva la Policía, viva la gente de bien!”, gritó el oficial mirando a cámara, mientras atendían a su rival, quien permanecía en la lona. “Sentía mucha presión”, confesó el ganador del duelo.
Sin embargo, también reconoció que Jara le pidió disculpas luego del combate y que todo quedó en buenos términos.
El día anterior a la pelea, Jara había sido trasladado por dos móviles policiales hasta el pesaje que se desarrolló en el hotel céntrico Centuria: estuvo esposado hasta que subió a la balanza y una vez que dio el peso debió volver al penal ubicado en San Martín. El sábado recibió un permiso de salida especial, fue nuevamente trasladado con un operativo de seguridad y al finalizar la presentación debía ser trasladado otra vez a prisión. El objetivo da este enfrentamiento fue el de promover al deporte como una de las formas de reinsertar en la sociedad a una persona que ha cometido un delito y que ha tenido que cumplir una condena.
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