Rodolfo D’Onofrio, íntimo: el balance de su gestión, por qué decidió ser presidente de River y su futuro

A días para la finalización de su segundo mandato, el titular del Millonario repasó sus 8 años al frente de la institución

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Rodolfo D'Onofrio dejará River Plate tras 8 años como presidente
Rodolfo D'Onofrio dejará River Plate tras 8 años como presidente

El 4 de diciembre habrá elecciones en River Plate y esa fecha marcará el final de la era Rodolfo D’Onofrio. El presidente del club, además de adelantar en exclusiva las obras que se llevarán adelante en el Monumental y el River Camp, repasó junto a Infobae sus 8 años al frente de la institución. Las 11 metas que se trazó, su caótico primer día, qué lo llevó a ser presidente y qué será de su futuro.

¿Qué balance hace de sus ocho años al frente de River Plate?

Cuando llegamos teníamos un proyecto, que eran once objetivos. Era un equipo de fútbol. Los cumplimos todos. Uno de los últimos fue la inseguridad, que lo cumplimos en 2019. Logramos terminar con el problema de la inseguridad, con la gente que venía a hacer desmanes. Los once objetivos están logrados. Llegamos con una idea, la pusimos en práctica. Eso demuestra que cuando tenés un equipo de trabajo, capaz y con voluntad de cambiar las cosas, se pueden hacer.

- Una vez comentó que hablaba con su padre para tomar decisiones en River. ¿Ese vínculo tan fuerte fue lo que lo llevó a ser presidente?

Mi padre murió muy joven. Cuando voy al campo de juego un día de semana, que no hay nadie, ni las palomas ahora, desde que pusieron los gavilanes para que no se coman las semillas. No hay nadie. Me paro en la mitad de la cancha y miro hacia donde iba con mi padre, y me permito por un segundo decirle ‘viejo, acá estoy’. Nunca pensé ser presidente de River. Tengo esta responsabilidad. Estoy orgulloso de tenerla, e imagino que él también. Mi viejo fue interventor de la AFA, pero no es que tengo un mandato, aunque me hizo socio desde que nací. Pero también tengo un abuelo materno que me hizo socio de Ferro, porque fue presidente. Con el viejo iba a la cancha, y a veces dialogo con él. Pero lo que me motivó fue ver que el club se estaba deteriorando. Un día me comprometí y fui vocal opositor. Y un día terminamos con esto, formando un proyecto extraordinario. En un club, sociedad de fomento o el país, si no tenés un proyecto o un equipo que te acompañe, no hay presidente que sirva. Ninguno puede hacer nada sin un equipo. En River el equipo no son solo los directivos, vos necesitás más de 600 socios, porque son más de 50 deportes y actividades. También mil y pico de empleados, que tienen un sentido de pertenencia terrible.

- ¿Hay que estar un poco loco para querer ser presidente? Si le va mal uno pone en riesgo muchas cosas...

Cuando decidí ser candidato lo hablé con mi familia y amigos. Tengo amigos en rugby, en Belgrano Athletic, y me decían “¿sabes dónde te metés?”. Sí, pero no quería ser como los argentinos que están afuera y tiran la bronca porque las cosas no funcionan. No, comprometete. Fui a River y me comprometí con este equipo para transformarlo. A mi familia le dije que ponía el apellido en juego. Sí, pero asumí el riesgo. Estaba convencido en el proyecto. Sabía que íbamos a mejorar la economía, las finanzas y la situación deportiva. Pero si vos me decías que íbamos a ganar 14 campeonatos, eso no lo pensaba. Sí pensé muy bien cuando fuimos a buscar a Enzo (Francescoli). Conozco de fútbol, pero tenés que llamar a alguien que conozca más que vos. Armamos una estructura profesional, con los mejores. Tonto es el que es presidente y elige a alguien que es menos capaz para sobresalir él. Tenés que buscar a los más capaces para llegar a los objetivos. Después de 8 años estoy convencido que esa es la forma y la manera. Las cosas no ocurren por casualidad, sino por causalidad. De suerte no se llega a las cosas. Gallardo no gana de suerte, River no gana de suerte, gana porque hay un trabajo profesional muy profundo. También hacemos una división muy clara. Nunca nos metimos a decirle a Marcelo “hay que traer tal jugador o por qué se juega de tal manera”. Y él también supo entender que hasta acá llegaba el fútbol y que de acá para allá era otra cosa. No por eso no hablábamos de fútbol, o él de la infraestructura. Sí, hablar, como yo le hablo de fútbol. Pero hablar. Él maneja el fútbol y nosotros las otras áreas.

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- La imagen de Enzo quedó eclipsada por la figura de Gallardo. ¿Puede contarle al hincha cuál es el rol de Enzo Francescoli en River?

Cuando llegamos al manager lo elegí personalmente. Ya había hablado con él anteriormente. Cuando pusimos un manager, acá no era una palabra que la gente quería. Había un error. El manager tiene que ser manager, no alguien que quiere ser entrenador. Eso es Enzo. Tiene el perfil adecuado. No hace declaraciones fuera de lugar y no se mete en lo que no se tiene que meter. Se ve con Gallardo y conmigo, y nos da explicaciones sobre qué conviene o deja de convenir.

Cuando se fue Ramón Díaz no teníamos idea de qué hacer, no teníamos un plan b. Y ahí estuvo su sabiduría. Nosotros teníamos una idea, pero Marcelo la hizo 10 veces mejor, como con los juveniles. Eso es un trabajo que se tiene que sembrar durante 6 ó 7 años. Cuando llegamos no teníamos nada, salvo alguna excepción. Hoy River los tiene, y no solo en el primer equipo, también en la Selección. En 3 ó 4 años te vas a encontrar con una gran cantidad de jugadores que llegan a Primera. Esto es como una planta, como un árbol, que primero crece para abajo y luego de varios años aparece el árbol y los frutos. Es así el modelo. En los próximos años River tendrá un plantel donde la mayoría serán de la cantera.

- Recién describía la crítica situación en la que estaba el club antes de su arriba. ¿Qué recuerda de ese primer día?

Habíamos hecho un informe, pero cuando llegamos vimos que los números eran peores. Pero teníamos un proyecto. Cuando asumimos, tipo 12 del mediodía, un día de diciembre, querían poner el aire acondicionado, pero les dije que no, porque no había plata. No vamos a gastar para estar más frescos. Que transpiren todos, porque había que cuidar las finanzas. Cuando todavía estaba arriba del escenario se acercó un gerente y me dice que había un cheque que se vencía a las 3 de la tarde. Pero no era el único cheque, teníamos chequeado 60 y pico de días. No eran solo deudas, sino que nos esperaban los cheques también. Pero teníamos un proyecto y gente que sabía, eso fue clave. La gente va al fútbol, pero a River entran 6 ó 7 mil personas por día. La cantidad de chicos que hay... El colegio, la universidad, es un mundo. Estoy seguro que los que continuarán este proyecto van a hacerlo mucho más grande, esa es la misión y el legado de los que llegamos a River.

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-Tras ocho años de mandato se acaba una rutina. ¿Cómo se imagina el día después?

Ya me lo imaginé hace bastante. Creo que debe ser como los jugadores, que todo el día están jugando y de un día para el otro no están jugando más. Te lo tenés que imaginar y vivir. Lo tengo asumido, pero por mis características, no me veo en una reposera tomando sol. Por mi carácter en algún lío me voy a meter, pero no en River.

- Hablando de lío, seguirá ligado al fútbol. Ahora es uno de los vicepresidentes de la AFA

Si, asumí como vicepresidente. Y hablando con Jorge (Brito) la idea es que continúe en AFA y trate de ayudar al fútbol argentino. Con Tapia hablé de hacer una refundación en AFA, para ubicarse nuevamente en el fútbol sudamericano, en el fútbol mundial, que vuelva a tomar las posiciones que ya volvió a tomar, pero hacerlo más fuerte.

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