Heriberto Beltrán, El Anelka, consagró el sueño de convertirse en campeón de la Copa del Mundo sub-17 en Perú 2005. Aquella camada fue catalogada por los medios de comunicación como Los Niños Héroes. Entre los nombres más representativos de los seleccionados figuraron: Carlos Vela, Giovani dos Santos, Ever Guzmán, Héctor Moreno; Efraín Juárez, Patricio Araujo y Enrique Esqueda.
Otros jugadores participaron en la justa internacional con límite de edad y sus nombres no se llevaron el mérito correspondiente. Precisamente, la calidad futbolística de Heriberto Beltrán fue igual o superior a la de Vela y Gio dos Santos, tal como lo contó el Paleta Esqueda en una entrevista para Werevertumorro.
Las palabras del canterano americanista fueron: “En mi top 3 sí está Gio y Vela, pero había uno que se llamaba Heriberto Beltrán. No tienes idea lo que jugaba ese chavo. Era un animal, era el mejor para mi, era un jugadorazo. Quizá por falta de compromiso no pudo (debutar). Tenía mucha calidad”.
En entrevista para Infobae México, El Anelka comentó lo que pensaba acerca de las palabras de Esqueda, así como su proceso para llegar a conformar parte los 20 jugadores que levantaron uno de los títulos más trascendentales para México en el futbol.
El oriundo de Ecatepec, Estado de México, inició su formación en las calles del estado vecino de la Ciudad de México. Su papá creó un equipo para satisfacer el capricho de su hermano, pues quería jugar al balompié y formar parte de una escuadra. A los 11 años de edad cambió la desfachatez para así canalizarla en seriedad.
Heriberto, motivado por ver jugar a su padre y hermano, quiso seguir los pasos de sus ídolos. En una ocasión se le presentó una prueba: tendría que ganar una beca para representar en un campeonato nacional en Monterrey a las Chivas Gustavo Madero A. Madero, equipo filial del Rebaño Sagrado.
“Me invitó un amigo y anoté tres goles, pero no me dieron la beca. Tenía que pagar los costos del viaje y mis papás no podían hacerlo, me puse triste. Luego resultó que el equipo contra el que jugamos era de Ángel Coca González. Le agradé al entrenador y a Coca, quisieron que los reforzara en el nacional. Nos dijeron que no nos preocupáramos, ellos se harían cargo de los costos”, comentó para Infobae Deportes.
El Coca González ha sido uno de los visores de talentos más importantes del país. Entre los jugadores que ha detectado han sido: Carlos “Gullit” Peña, Héctor Herrera, Hirving “Chucky” Lozano y, el más emblemático, Cuauhtémoc Blanco.
“El Coca siempre estuvo presente en mi carrera. Es una persona con un talento impresionante para saber quién sí va a llegar a Primera División. Para mí es el único con ese talento en el país. Él me apodó Anelka. Me jaló a Pachuca y de ahí “pal real”.
El proceso con los Tuzos no fue para nada sencillo. A temprana edad tuvo que cambiar los hábitos de esperar un regaño de su madre a tomar los regímenes que se manejan en una casa club, donde preparan atletas de alto rendimiento. Los cuatro años de fuerzas básicas le bastaron para establecerse en la segunda división del cuadro hidalguense a los 16 años.
La formación de un futbolista comienza antes de la mayoría de edad. El cuerpo, la estrategia y la técnica se vuelven factor de un futbol cada vez más profesional. Fue en ese momento cuando El Anelka sufrió un accidente con el que pudo haber perdido la vista.
“En una jugada en el aire salté con otro jugador por el balón, entonces cuando yo iba hacia arriba el otro jugador se impulsó, me dio con el codo y me pegó directo al ojo. Al momento del impacto la córnea se hizo como cono, me dijeron que era un queratocono y se me derramó un líquido. Pasaron quince días y yo tenía dolor, pero después se me derramó más líquido y ya no podía ver. Tuve que tener una operación de urgencia de trasplante de córnea porque podía perder la vista”.
El Club Pachuca se hizo cargo de los costos de la operación y es algo de lo que siempre estará agradecido el ex futbolista profesional con Jesús Martínez y Andres Fassi.
La lesión pudo costarle no ir a la Copa Mundial en Perú, pero la tenacidad y la juventud ayudaron a que retomara la confianza y nivel para poder formar parte de la “Generación Dorada”.
En el grupo de jugadores hubo quienes no tuvieron la capacidad de llenarle el ojo a Jesús Ramírez, en ese momento técnico de la selección menor. Tanto Javier “Chicharito” Hernández como Jorge Torres Nilo fueron bajados del barco, por lo que no lograron plasmar el sueño de ser campeones.
Chucho Ramírez fue el encargado de liderar a los jóvenes que aspiraban a convertirse en futbolistas de primera división. Para ello, el estratega se convirtió en un padre futbolístico y de acompañamiento: “Muy pocas personas saben lo que hizo Jesús por nosotros. En mucho tiempo no lo apoyó la federación. Él de su propio bolsillo buscaba dinero para poder solventar los viajes para que pudiéramos tener fogueo fuera del país. Consiguió que viajáramos a Estados Unidos, Argentina y Europa, porque en ese tiempo a sub-15 no la apoyaban”.
Con respecto al proceso para Perú, Anelka indicó que se inició tres o cuatro años antes. El cambio mental fue vital para que los jugadores del Tricolor juvenil creyeran en sí mismos: " Mentalmente lo que hizo con nosotros y con los jugadores que quería fue pieza clave para lograr el triunfo”.
En la semifinales del torneo de naciones se toparon ante Holanda. Ahí los medios de comunicación voltearon a ver lo que el combinado del Tri hacía en territorio inca.
Previo a la final, dos reporteros acompañaron a los jóvenes que ya habían hecho historia para México. Fue cuando llegaron al partido decisivo para levantar el título cuando dimensionaron la situación.
“Cuando llegamos a semifinales teníamos dos reporteros en Perú, pasamos a la final y era un mundo de reporteros y televisiones. Desde ahí fue la transformación, no solo en lo futbolístico sino en lo mental, en lo que ocupaban los jugadores. Fuimos el modelo a seguir para que los futuras generaciones siguieran el ejemplo”.
Los problemas de El Anelka Beltrán tras su operación en el ojo pusieron en riesgo su participación. Año y ocho meses estuvo recostado sin realizar mayor esfuerzo, pues le costaría la pérdida de la vista si hubiera realizado trabajo de exigencia. La recuperación hizo que solo pudiera jugar 35 minutos ante Turquía, en el tercer partido de fase de grupos donde los aztecas cayeron 2 a 1.
La calidad de Heriberto Beltrán, como pocos lo conocen pues siempre lo llaman por su apodo, era similar o superior a la de Carlos Vela y Giovani dos Santos. Así lo dio a conocer Enrique Esqueda en entrevista para Gabriel Montiel, mejor conocido como Werevertumorro. El jugador del conjunto del Nido aseveró que su compañero de cuarto era un animal y el mejor mejor del grupo.
“No me había dado cuenta hasta que empecé a recibir muchos videos. Casi le pongo un Oxxo de dos pisos al Paleta. Que te comparen en ese tiempo con lo que era Carlos Vela, que era el estandarte de ese equipo y con Gio que era lo diferente, es bonito. También lo escuché de Jesús Ramírez, en una entrevista hace mucho tiempo, también de otras personas que saben de futbol”.
En su regreso a Pachuca, posteriormente a ser campeón, cambió el trato y los beneficios para Heriberto. Desde el sueldo económico y la vivienda, pues a partir de ahí no habitó la casa club y tuvo una mejor casa. Asimismo formó parte del plantel que consiguió la Copa Sudamericana y el torneo Clausura en 2006.
Tras las oportunidades que tuvo en el primer equipo, El Anelka no pudo debutar con los Tuzos. La calidad que se asemejaba a la de Vela y dos Santos no bastó, pues el trabajo y entrenamiento diario también determinaron su futuro.
“Siempre tuve el apoyo de los entrenadores y del club. Ahora me doy cuenta que me faltó un poco más de compromiso y disciplina, esas fueron las causas. Puedes tener el talento que cualquiera o más que los demás, pero si no te comprometes a trabajar diario y con la misma seriedad que vas hacerlo todo el tiempo o una disciplina a rajatabla te va a faltar. Me faltó compromiso y disciplina”.
Con casi 18 años cumplidos, el mundialista en Perú recorrió equipos de la segunda división: Coatzacoalcos, Albinegros, Tehuacán e Irapuato. En este último colgó los botines y cerró su carrera como futbolista profesional.
Ahora El Anelka se dedica a su familia, a entrenar jóvenes menores de 12 años y a jugar futbol amateur donde recibe un apoyo económico, conocido como talacha. Ha viajado a Guadalajara, en Mexicali, a Puerto Vallarta, y a Estados Unidos. Los dueños de los equipos le han pagado desde MXN 500 hasta USD 150.
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