Hay fines de semanas que son “mal paridos” en el automovilismo. Como el de Imola en 1994 con el terrible accidente previo de Rubens Barrichello, seguido de las muertes de Roland Ratzenberger y Ayrton Senna en la Fórmula 1. En la Argentina eso pasó del 11 al 13 de noviembre de 2011, cuando hubo una señal de que algo grave podía llegar a pasar y no se hizo nada por evitarlo. Fue en la penúltima fecha del Turismo Carretera donde un trágico choque se cobró la vida de Guido Falaschi, que fue uno de los mejores pilotos de su generación (algunos dicen que era el mejor). Se truncó una gran trayectoria, pero, lo más importante, se despidió un chico de 22 años.
Un talentoso.
Su Rosario natal figura solo para la estadística de aquel 1 de octubre de 1989, ya que al poco tiempo sus padres de mudaron a Las Parejas, una localidad santafesina muy pujante con el automovilismo y que supo tener un autódromo de nivel nacional como el extinto “Don Eduardo”. Ahí se hizo muy amigo de Facundo Ardusso que es uno de los mejores pilotos nacionales en la actualidad: “Era buen pibe, pero muy travieso cuando era chico. Era mi mejor amigo cuando yo tenía ocho años y él tenía siete. Él para ir a la escuela tenía que pasar por la casa de mi abuela y con mis viejos estábamos ahí porque le estábamos cuidando la casa. Después de la escuela jugábamos carreras de bicicleta o al ring raje porque él quería molestar a las señoras que dormían la siesta. También estuvimos juntos en el equipo de fútbol del Atlético Club, y él jugaba de nueve, era re potente y le pegaba fuerte a la pelota, pero cuando se fue a vivir a San Isidro de cortó el vínculo y él empezó a correr en karting y luego nos encontramos en la pista”, recuerda en diálogo con Infobae.
“Estábamos juntos porque él vivía en Rosario. Lo vi crecer desde la Fórmula Renault. Era muy frontal, directo, alegre y siempre estaba contento y natural. No te careteaba nada”, aporta Leonel Larrauri, que de forma involuntaria estuvo involucrado en la maniobra previa al choque en Balcarce.
Guido era hijo único y se mostraba todos los fines de semana con sus padres, Graciela y Víctor. Era muy simple y muy dispuesto con los medios. Siempre estuvo con esa sonrisa contagiosa. Era picante para declarar y nunca se achicó con nadie e incluso llegó a tener un cruce con José María “Pechito” López, luego de un polémico toque que tuvieron en Potrero de los Funes en una carrera del TC 2000. Aunque su rival más duro fue Agustín Canapino.
Luego de brillar en el karting, pasó a los autos y saltó a la Fórmula Renault 2.0, donde en 2008 fue campeón con el equipo GF Racing de Gabriel Furlan, y con un Ford también resultó subcampeón del TC Pista, detrás de Canapino. En 2009 llegó al Top Race, en el que un año más tarde logró su debut triunfal en el Chaco y terminó ganando la Copa América, un minitorneo de seis fechas. Fue de la mano del Sportteam de Sergio Polze, una persona clave en su carrera. Su apodo fue “El Príncipe” por su estilo prolijo de manejar.
En 2011 alcanzó su mejor nivel y se mostró súper competitivo: volvió al triunfo en el Top Race donde, entre otros festejos, ganó “La Carrera del Año” en Buenos Aires y se clasificó para la Etapa Final, la instancia decisiva por el título. Corrió su primera temporada permanente en el TC 2000 y en Termas de Río Hondo ganó con el Renault Fluence semificial del Sportteam. Por si fuera poco, logró su primer triunfo en TC. Fue en Junín con un Falcon del equipo HAZ Racing Team.
Guido se había clasificado para la Copa de Oro de la popular categoría. Pero estuvo afuera en las dos primeras dos fechas del minitorneo que define al campeón tras cumplir las dos carreras de suspensión por su toque a Diego Aventin en Paraná, en el cierre de la etapa regular… Volvió con todo y fue protagonista. Por eso aquella carrera en Balcarce era tan importante para él. Pero hubo un aviso y fue el terrible accidente de Canapino, que se quedó sin frenos, siguió de largo en la primera curva y cayó a un acantilado. El Titán solo tuvo unos golpes y un gran susto. El auto quedó destruido. El campeón 2010 pudo contarla. Oficialmente, nació el 19 de enero de 1990, pero volvió a nacer ese viernes 11 de noviembre de 2011.
En tanto que el Príncipe logró la pole positions (mejor lugar de largada para su serie) y se quedó con el récord del circuito principal del Juan Manuel Fangio: 1m39s643, con el dibujo que incluye la chicana. En la final era segundo y hasta su última vuelta intentó superar a Mauro Giallombardo.
La tragedia.
Una serie de hechos desembocaron en el final. Antes de cumplir la penúltima vuelta, Emanuel Moriatis se despistó en la chicana de la recta principal, que hubiese obligado la salida del Auto de Seguridad y terminar la carrera en esa condición. Luego al propio Larrauri, que era rezagado, le mostraron banderas para avisarle que tenía detrás a los punteros de la carrera. A la salida del puente Leo piso la mancha de cemento (se pone para cubrir el aceite ya que antes transitó un auto con el motor roto), su auto golpeó contra los muñecos de goma de camiones que no estaban enzunchados, no absorbieron el golpe y el Dodge volvió hacia la pista. Giallombardo llegó a esquivarlo, pero Falaschi, en su intento, golpeó en el sector opuesto contra los muñecos de gomas que tampoco estaban enzunchadas. Fue otro golpe que no fue absorbido como debía y el Ford de Guido rebotó hacia la pista, fue embestido por Guillermo Ortelli. Sin pausas el drama siguió con la nube de tierra y Néstor Girolami, no alcanzó a evitar impacto y con su Torino le entró de lleno al lado derecho del coche de Falaschi. Lo peor es que ante ese panorama, hubo pilotos que luego pasaron a toda velocidad. Otros, como el caso de Juan Manuel Silva, levantaron el pie del acelerador (ver video de la cámara a bordo)
Guido fue atendido por los rescatistas, el servicio médico de la Asociación Corredores Turismo Carretera (ACTC) y uno de los primeros pilotos que llegó fue el Pato Silva, escuchó las últimas palabras de Falaschi que le dijo “tengo calor”. Silva era gran amigo suyo y en la previa hasta le había cocinado unos fideos. Pero el Príncipe falleció esa misma tarde por una fractura en la base del cráneo. También tuvo una contusión pulmonar y golpes en la cadera.
Al ser consultado por lo ocurrido, Larrauri (sobrino del ex F1 Oscar Larrauri) prefirió no hablar del hecho porque entiende que “hoy no contribuye en nada”. Luego de esa carrera el santafesino nunca más corrió en TC, aunque aclara que “no hay ningún problema con la ACTC. Incluso hoy tengo el pase para poder correr en TC Pick Up y tengo las puertas abiertas para ir con mi equipo”. Hasta 2013 el presidente de la ACTC fue Oscar Aventin y luego lo reemplazó Hugo Mazzacane, quien sigue en el cargo. “A mi nadie me dijo ‘vos no podés correr más en TC’ y de hecho tenía pensado correr en otra categoría. También fue una cuestión de motivaciones”, agrega el de Granadero Baigorria, que corre en la Clase 3 de Turismo Nacional (TN).
Infobae quiso hablar con el médico y el responsable de supervisar los circuitos de la ACTC, Roberto Balinotti y Roberto Argento, respectivamente, pero no pueden hacer declaraciones sobre el tema por una causa judicial en lo Civil que entabló la madre de Guido Falaschi, Graciela Santilli, contra la ACTC, por daños y perjuicios.
Oscar Aventin aceptó hablar del tema e indicó que “fue un golpe para nosotros y lo queríamos mucho. Estuve con él antes de la largada. Buscar un responsable es muy difícil. La peor situación es cuando el coche quedó detenido. El circuito estaba en condiciones y mucho mejor que otros años. Corrimos 17 años seguidos en Balcarce. Lo que pasa es que es un circuito entre montañas. Es un riesgo asumido”.
Mientras que Girolami, en diálogo con el colega Carlos Alberto Legnani, aseguró que “soy el primer auto que se encuentra con Guido. Fue una situación fortuita. No me andaba la radio. Entré al puente, viene una goma de camión, freno, la esquivo, y cuando entro en la nube de tierra lo primero que veo es una mancha verde que era el auto de Guido atravesado y no tuve tiempo de nada”.
En tanto que el testimonio fotográfico de Jorge Marchesín, demuestra cómo estaban algunos muñecos de gomas de camiones sin enzunchar. Una de las imágenes ilustra cómo quedó el lugar donde impactó Larrauri.
Infobae habló con varios pilotos a quienes se les consultó si en estos diez años se mejoró en la seguridad:
Agustín Canapino (Turismo Carretera y Súper TC 2000). “Se mejoró mucho, pero nunca hay que dejar de mejorar en los circuitos, en los autos, pero en los pilotos hay mucha más consciencia que hace diez años. Pero en esto nunca hay que relajarse ni dar nada por seguro ni por sentado porque siempre va a ser un deporte de riesgo”.
Facundo Ardusso (Turismo Carretera y Súper TC 2000). “Se mejoró la seguridad en los autos y en los autódromos. Hay mucho por mejorar y en eso hay que estar alerta porque el automovilismo sorprende constantemente y hay que tratar de prevenir, no relajar y no tratar de mejorar la seguridad solo cuando ocurre algún accidente y tenemos que lamentar a alguien.
Christian Ledesma (Turismo Carretera). “Siempre se trabaja en seguridad y todo lo que se haga siempre es muy poco. Se fue mejorando mucho, pero hay mucho por trabajar todavía”.
Julián Santero (Turismo Carretera, Súper TC 2000 y Clase 3 de Turismo Nacional). “Sí mejoró la seguridad: mejoraron los autódromos, los autos, y además tanto las categorías como los pilotos estamos atentos a cualquier situación que pueda generar riesgo para solucionarla. Además, cambió mucho la forma de correr, te aseguro que desde lo de Guido, todos los pilotos cuando no tenemos buena visibilidad levantamos para cuidarnos entre nosotros”.
Juan Bautista DeBenedictis (Turismo Carretera). “Si bien el automovilismo es un deporte de riesgo, año tras año se trabaja y se mejora en lo que respecta a la seguridad en los autos. Fíjate que gracias a Dios después del accidente de Guido no sufrimos una pérdida de un compañero”.
“Un ejemplo de esto, fue el accidente de Santiago Mangoni en Olavarría, cuando Nolesi (Mathias) impactó de lleno en el lateral de su auto en la curva uno. En ese mismo accidente, hace años, quizá teníamos que lamentar otra pérdida. Pero se avanzó con las protecciones laterales en los autos, por ejemplo, y eso hizo que Mangoni la pueda contar. En medidas de seguridad nunca es suficiente, pero consideró que se ha ido avanzando mucho”.
Gabriel Ponce de León (Turismo Carretera). “Siempre se va trabajando y evolucionando, pero nunca alcanza, siempre aparecen cosas nuevas por trabajar, por mejorar. Un auto de carrera nunca se sabe hasta dónde puede llegar. No solo pasa acá si no también a nivel internacional, lo ves en diferentes carreras en Europa o hasta en la Fórmula 1, donde ves accidentes insólitos; un claro ejemplo lo que pasó con Romain Grosjean cuando el auto se prendió fuego y te decís, ¿por qué había un guardarraíl ahí? A lo mejor tenía que haber otro tipo de contención. Nunca va a alcanzar, pero no tengo dudas de que hoy los autos de TC son más seguros y nos permiten tener un poco más de tranquilidad en la pista”.
Leonel Larrauri (Clase 3 de Turismo Nacional). “Hay algunos autódromos que se van mejorando. Se inauguraron autódromos muy buenos como El Villicum y se hicieron carreras en Bahía Blanca donde se llegó muy con lo justo. Este año el TN iba a correr en La Rioja y por más que estaba la plata para correr, como no se dieron las condiciones para competir se dijo que no”.
Mauricio Lambiris (Turismo Carretera). “La seguridad mejoro muchísimo. Día a día la ACTC, por sobre todo el resto, trabaja para que cada vez estemos más seguros arriba de los autos de carrera. Pero los accidentes, son accidentes, venimos arriba de autos de carrera a mucha velocidad y cuando algo sucede es imposible saber cómo puede terminar, por más medidas de seguridad que se tomen. Hoy puedo decir como piloto que me siento súper seguro arriba de un auto de TC”.
Nicolás Trosset (Turismo Carretera y TC Pick Up). “Pienso que se mejoró mucho más en los autos que en los circuitos. Si bien estamos atados al factor económico, pero tendría que estar equiparado lo que se mejoró en los autos con los autódromos”.
Emotivo homenaje.
Lo ocurrido con Falaschi impactó al ambiente fierrero y ese mismo 13 de noviembre un grupo de aficionados quiso rendirle un tributo cuando se enteró de su fallecimiento. “Nació el mismo día del accidente en Balcarce. Fuimos con cuatro amigos hinchas de Ford y en ese momento Guido era nuestro referente. Nosotros estábamos a 300 metros y cuando fuimos al lugar dije ‘algún día voy a hacer una réplica del auto del auto’”, le cuenta a este medio Omar Belamendia, que integra la filial bahiense “La 16 de Guido”.
“En febrero de 2018 volvíamos de una carrera de TC en Viedma. Adelante nuestro se accidentó Rody Agut (preparador de motores), los ayudamos y le dije para hacer la réplica y él nos contactó con Walter Alifraco (chasista) que nos dio un casco para poder armar el auto. Luego lo cambiamos porque al querer ponerle un motor actual no encajó y lo reemplazamos. Si hoy quisiéramos correr en el TC Pista Mouras (cuarta categoría de la ACTC) el coche está apto para correr.
“El casco (carrocería) definitivo lo tuvimos en 2020 y ahí es cuando lo empezamos a armar con Leonardo Forte, que tiene su equipo de TC y está en La Plata. Todo esto lo hicimos a pulmón y con el aporte de amigos. Hicimos de todo, por ejemplo, compramos lechones flacos, los engordábamos y los vendíamos. Cuando juntábamos 20 mil pesos era una fortuna. O también compramos cosas para revenderlas. O hacíamos cenas y éramos 20/25″, explica Omar.
“La pintura estuvo a cargo de la familia Castillo y lo ploteó Matías Sosa que fue el que ploteó el auto original. Investigamos en qué pinturería compró el HAZ y consiguieron los códigos con los que pintaron el auto de Guido”, revela.
“En auto lo tenemos en Cabildo, que es a 40 kilómetros de Bahía Blanca. La agrupación se creó en 2018; la de Bahía, y hay otra Paraná y La Pampa. El 18 de septiembre en Las Parejas lo presentamos y se hizo con la autorización de Víctor Falaschi, el papá de Guido. Sin eso no lo hubiéramos hecho. Él accedió y está súper agradecido”, comenta.
Sobre cuánto gastaron para armar el Falcon, afirma que “no tengo precisiones, pero como referencia la caja nos salió 300 mil pesos. Cada vez que había que comprar algo hacíamos alguna movida”.
Guido, donde quiera que esté, seguro observará con su sonrisa la réplica de su auto hecha gracias al sacrificio que hicieron estos hinchas. Hace una década partió, aunque esta clase de homenaje sirve para mantenerlo más vivo que nunca, porque nació de algo tan puro y genuino como el corazón de los amantes del automovilismo.
SEGUIR LEYENDO: