Carlos Tevez reapareció después de un largo rato pero no para hablar de su actualidad o futuro. El ex futbolista que se despidió de Boca a mediados de año se tomó una hora y media para dialogar con el periodista Martín Arévalo sobre Diego Armando Maradona, en el día en que hubiera cumplido 61 años. El Apache contó anécdotas inéditas, desde las “noches eternas” en el Mundial de Sudáfrica 2010 hasta la única pelea que registraron y generó un bache en su relación. Y le juró amor eterno...
LAS MEJORES FRASES DE TEVEZ SOBRE MARADONA
· “Lo conocí en el programa Mar de Fondo de Alejandro Fantino, después de hacer dos goles en la Bombonera en un partido que perdíamos 2-0 con San Lorenzo y empatamos 2-2. Fui al programa y Diego se apareció. Ese día le dediqué los goles porque fue a la cancha. Fue la primera vez que lo vi porque no había bajado al vestuario. De ahí fue algo natural, mutuo. Se creó como una amistad muy grande. Lo disfruté en todo momento, todavía sigo sorprendido por todo. Me pasó que vi el primer capítulo de la serie y esperaba que cuando terminara apareciera. Es como que todavía uno no termina de caer y entender”.
· “Hay momentos que los recordás para siempre y los tenés que guardar y conservar. Llegué a la felicidad plena en ese momento (cuando le convirtió el gol a Gimnasia La Plata en la Bombonera la noche que Boca fue campeón de la Superliga en 2020). Diego siendo técnico de Gimnasia pero sabiendo que una parte de su corazón quería dar la vuelta con nosotros, mi papá en la tribuna... Fue todo como soñado. Como sueño mi retiro, lo sueño de ese modo. En ese momento uno no se da cuenta porque venía la Libertadores y un montón de cosas. Cuando pasó lo de mi viejo (su fallecimiento) y lo de Diego, no tenía sentido continuar”.
· “El Mundial de Sudáfrica la pasé maravillosamente bien. Son noches eternas, eran noches eternas. Él no se podía dormir a la noche, venía a mi habitación porque yo concentraba solo y la pasábamos tan bien juntos que era increíble. Es para hacer un libro solo de él. Venía a las 4 de la mañana a la habitación, yo estaba despierto. Se venía y pasábamos hasta las 6 ó 7 de la mañana hablando. Son cosas que a uno le quedan para siempre. Pasaba 6 horas a solas con él en el Mundial. Con mate, hablando de esto y lo otro, me contaba de todos los quilombos que tenía y todas sus cosas y yo también. Me decia ‘no quiero que pase más nadie, ni Verónica, ni las nenas. Quiero dormir, quiero entrenar...’ y viste cómo es él... nos reíamos de todo. Es como si te estuviera dirigiendo tu papá en un Mundial”.
· “Las concentraciones eran buenísimas porque había campeonato de truco, ping pong, metegol, de cualquier cosa. Diego era un chico más, jugaba al truco como un chico y la pasaba tan bien, lo veías disfrutar, seguir a la par de nosotros... era increíble. Era muy bueno al truco. Al truco nos paseó a todos. Él jugaba con Mancuso. Yo jugaba con el Gringo Heinze, me parece, o con Mascherano. Nos pegaron un paseo... Ni entramos, creo. No tenías chances de ganarles”.
“(En el Mundial de Sudáfrica) se llegó hasta donde se tenía que llegar, esa es la verdad. Sabíamos que donde nos agarrara un equipo bien parado y más trabajado, lo íbamos a sufrir. Nos agarró la mejor Alemania, no es que te agarró otro equipo y te hace 5. Fue Alemania y no tenés con qué darle. Don Julio (Grondona), cuando terminó el Mundial, me dijo que a él le gustaría que Diego siga, que no lo podía dejar a Diego así o echarlo de esa manera, después de perder un Mundial como perdimos con Alemania. Quedó ahí. Hubo negociaciones que no supe, cosas que le querían cambiar y no quiso. En ningún momento me arrepiento de haberlo bancado porque me habían dicho que seguía. Dije lo que sentía, me la agarré con Julio, que todos saben lo que era, pero tenía un cariño hacia a mí que era muy grande, yo tambien a él y su familia. Si hubiera sido otro jugador, creo que no volvía más a la Selección pero Don Julio me respetaba y quería muchísimo, no me arrepiento de haberlo bancado porque sé muchísimas cosas, potenciadas de lo que la gente sabe, que Diego hacía por la Selección. A mi me dolió muchísimo que se fuera porque sabían la relación que yo tenia con Diego”.
“Sus charlas eran 5 minutos táctico y los otros 40 todo motivación. Trataba de llevarte a eso. Me llevaba al barrio, a la familia o a los padres, a los que se levantaban a las 5 de la mañana para ir a trabajar. El equipo se identificaba con esa gente. Era tratar de llegarle a la gente más humilde. Todas las charlas eran así. A mí me pedía llevar el potrero a la Primera y la Selección. La misma sensación agregándole cabeza y otras cosas. ‘Esa sensación que tenías cuando jugabas en el barrio, llevala cuando estés en primera’. Cuando lo tuve a él, era buscar esa sensación, de divertirme, no pensar en si ganábamos plata o teníamos que ganar el Mundial u otra cosa. Él me aconsejaba lo del barrio, ese punto que él tenía que lo vivió y trataba de que haya adentro mio y me iba a sacar lo mejor. Te despertaba cosas, siempre jugaba al tope y dándolo todo”.
· “Soy agradecido de que me eligió toda la vida. Porque él, como te amaba, si le hacías alguna te odiaba. Fui elegido de principio a fin y eso es lo que más valoro. Sabés que Diego no era fácil, pero siempre lo tomé como que era mi segundo papá porque siempre me aconsejó. Tuvimos un bache que fue una pelotudez nada más (Diego lo criticó por no haber pateado un penal por la Libertadores). Es que él se miraba a él. Creía que yo era él. Pensaba que yo tenía que haber pateado ese penal porque él lo hubiera pateado. Yo lo entendí de esa manera y lo entendí siempre. Pero es como enojarte con tu papá. ¿Cuánto te puede durar? Un día... Tenía razón, tenía que patearlo yo. En ese momento no me salió así, me equivoqué y listo, no pasa nada”.
· “Cuando cayó enfermo, llamé a Claudia y le dije que quería ir a verlo. Fuimos a hablar con el doctor, fui con las nenas y Claudia. Cuando volvimos, Diego estaba despierto. ‘Ey, Carlitos’, me dijo. Y se sentó. Me miró y me pidió que le mostrara la bermuda. Yo tenía una tres cuartos, remera y ojotas. ‘Está buena, eh. Sacátela y dámela que me la quiero poner’. Le dije que estaba loco, pesaba 180 kilos y yo, que todavía jugaba, 77, no le iba a entrar ni en una gamba. Le pidió a Claudia que sacara a las nenas y se tapara los ojos y me la hizo sacar. No le entró, pero se la quería poner igual. Me la llevé porque estaba en boxer, le dije que después se la regalaba pero que tenía que bajar 120 kilos. Se reía. Eso era Diego”.
· “Mi primer Cartier me lo regaló él. Fue en el restaurante La Rosa Negra, donde fuimos a cenar después de su programa La Noche del Diez. Estábamos con Claudia y los de la producción, vino, se sacó el reloj de la izquierda y me lo dio. ‘Guardátelo, vos sabés como yo quiero a los relojes y quiero que te lo guardes’, me dijo. Era así de generoso, un tipo que te daba todo. Lo que más me gusta es que me eligió de principio a fin”
“(De su muerte) me enteré al mediodía. Estábamos por almorzar en Brasil y vino Miguel (Russo) a decirme que era verdad. Se estaba rumoreando pero no estaba confirmado. Miguel me dio un abrazo y en ese momento no caí. Me llamó Román a la siesta, me dijo que nos pegáramos la vuelta que después se veía qué pasaría con el partido (se postergó una semana el duelo con Inter en Porto Alegre). Cuando corto con Román, se me viene a la cabeza que era verdad y me cayó la ficha. Estoy solo en la pieza, me pongo a llorar, me pongo mal y retornamos para acá”.
“Yo tenía la camiseta bien guardada porque me había dado esa del 81 y la Olan. No la tenía encuadrada todavía porque recién ahora estoy haciendo el museo. Me la puse abajo para jugar y tuve una sensación de wow. Fue algo re loco, tiene algo especial. Se me infló el pecho, era otra cosa. Eso transmitía. Colgué la camiseta en el locker y fui a hacer la entrada en calor. Mis compañeros me miraban, nadie sabía la historia atrás, pero se imaginaban. Yo estaba metido en el partido y todo. Se me hizo el pecho muy grande, una sensación que nunca tuve al jugar al fútbol con ninguna otra camiseta. Ni con la camiseta de la Selección. La energía de ese día no la sentí nunca más”.
· “Diego es ejemplo en lo bueno y lo malo. No le gustaba ser ejemplo, como a mí tampoco. Yo lo tengo a mi papá como ejemplo. Katie, Flor y Lito me tienen de ejemplo a mí, pero no quiero ser ejemplo de otro chico. Sí una gran inspiración para que los chicos pueden llegar a ser como Tevez o Diego o quien sueñen ser. Pero cada chico debe tener a sus padres como ídolos y ejemplos. Por eso nunca le recriminé nada, era ejemplo para Dalma y Giannina, no para nosotros. Para nosotros era nuestro superhéroe. En el día de su cumpleaños lo recuerdo con felicidad, porque creo que así le gustaría a él. Que me vea contento, tomando un vino, comiendo asado, con mis hijas y mi familia. En vez de llamarnos Argentina, nos deberíamos llamar Diego Armando Maradona. Y nos quedamos cortos con eso”.
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