Fernando Gago fue considerado uno de los mejores jugadores del fútbol argentino ni bien hizo su estreno con la camiseta de Boca Juniors. El 4 de diciembre de 2004 el volante salto a la cancha y puso en marcha una carrera repleta de gloria deportiva y también marcada por duras lesiones que tuvo que atravesar hasta que decidió su retiro de la actividad para darle paso a su carrera como entrenador.
Después de su primera experiencia en Aldosivi de Mar del Plata, Gago junto a su cuerpo técnico llegaron a uno de los equipos grandes de la Argentina como lo es Racing Club. Hoy, con 35 años, el ex mediocampista xeneize cultor del buen juego protagonizó una interesante charla con el escritor Eduardo Sacheri en un nuevo capítulo que se estrenó días atrás de su programa Contar la Vida, que se emite por Deportv. Dio detalles de cómo la muerte de su padre afectó su vida, el drama de sus lesiones y cómo las situaciones que giran alrededor del fútbol impactaron en su familia.
La muerte de su padre
“Yo empecé a jugar al fútbol profesional a los 17, 18 años. Y yo tuve algo, una desgracia. A mí se me muere mi papá a los 18 años. Y me hizo crecer de golpe. Yo sentí que me hizo crecer en el lado de hacerme cargo de mi familia. De tomar un rol que por ese lado tal vez no estaba preparado. Y no sólo por una cuestión de capacidad o de forma de ser, sino también económica. Porque en ese momento el único que ingresaba algo de dinero a mi casa era yo. Y tenía una posibilidad importante de seguir creciendo. En ese momento lo tomé con mucha naturalidad, lo hice, no me costó y tomé ese rol”.
La vida del futbolista
“A eso de los 24 años, me di cuenta que no era real esa vida. Vas a un restaurante y te dan una mesa, de tener esa facilidad para un montón de cosas por quién era como futbolista. Y con el tiempo me di cuenta que eso no me gustaba. No me sentía cómodo. No está bien de la forma que el jugador de fútbol lo aproveche. En muchas cosas, sí, como una marca de publicidad. Desde un contrato, porque eso te genera, te abre muchas puertas”.
“Y me di cuenta cuando fui padre, que por ahí estaba jugando con mi hijo en la plaza, o comiendo, y yo quería jugar con mi hijo como cualquier persona normal. Y ‘te sacás una foto’ Y sí, me la saco, pero estoy con mi hijo, no me saques ese momento”.
Cómo afectó a su familia los comentarios en torno a sus actuaciones
“Todo implica un desgaste para la familia. ‘¿Viste lo que dijeron?’, mi mamá. ‘No, má. No leo, no miro’. Y ella ‘bueno, pero dijeron…’” Bueno má. De más chico sí leía. Porque es normal, es lindo. Verse ayuda y fomenta al jugador en las divisiones inferiores que está en un crecimiento, que puede seguir creciendo. Pero claro, después viene la otra parte, cuando empiezan las críticas. Cuando empiezan las críticas y dicen cosas por decir que afecta a la familia. Yo tengo un recuerdo: en el 2005, mi papá estuvo 22 días internado y yo no falté nunca a los entrenamientos. Ninguno. Dormí en el hospital todas las noches. Claro, yo sé que mi rendimiento bajó en esos 20 días, por la cabeza, por el físico, pero yo tuve una virtud que nunca lo dije. Lo sabían muy pocos compañeros. Y claro, mi mamá y mi hermano escucharon a un periodista. Y estaban locos… ‘Lo voy a ir a buscar a la radio’, pero déjense de joder, no pasa nada. A mí, todas esas cosas no me afectaron en su momento, pero a mi familia, sí. Yo tenía que estar fuerte por mi familia”.
Las lesiones de su carrera y el pedido de su hijo por volver
“Los últimos años de mi carrera yo me operé cinco veces. Tuve tres lesiones de tendón de Aquiles y dos de rodilla, de cruzados, yo la sufrí. Decir que me hizo crecer estar lesionado… sería mentiroso, ingenuo de mi parte. Pero sí encontré buscarle el lado positivo. Se reían, me burlaban. Estaban estos famosos memes, todas esas cosas. Y había algo interno que me hacía más fuerte, de tratar, no de callar, sino una pelea interna. Un desafío interno de sí, me lesioné cinco veces, pero quién volvió a jugar después de cinco lesiones”.
“Sufrí, sufrí muchísimo. Mucho tiempo de soledad. Mucho tiempo de sentir esa sensación de ‘perdí. Que en esta me ganó, se terminó, no quiero jugar más y no quiero recuperarme más’. Y cuando pasa la última, lo dije en todas las entrevistas, yo decidí no jugar más, me fui de vacaciones dos meses y hubo un cambio. Fue mi hijo que me dijo ‘papá quiero verte jugar de vuelta’ porque se ve que me escuchó hablar que no iba a jugar más, y eso fue un click que a mí me ayudó un montón. Fue para darle un ejemplo a mi hijo. Hubo algo que me quedó, que era ver la enseñanza que les dejé a mis hijos”.
Su experiencia en el Real Madrid
“Cambió mucho desde cuando yo empecé a jugar al fútbol a lo que es hoy el fútbol. Antes no había redes sociales, no había celular con cámara de fotos, ibas a comer y era muy difícil que alguien te pidiera una foto. Eso también ayuda al futbolista, está claro, pero también está la otra parte. Si hay una parte buena, hay una mala. Todas esas cosas fueron cambiando. Por ejemplo, cuando llegué al Madrid, lo tomaba con naturalidad, y me estaba cambiando al lado de jugadores que cuando tenía 10 años jugaba en la Play. Para mí era normal, era un plantel de fútbol. Yo iba a jugar a la pelota. ¿Y cuándo tomé dimensión? A los 35 años. ‘Yo jugué 5 años en el Real Madrid’. Tengo más de 120 partidos jugados en el Real Madrid. Fue bueno lo que hice, era lo normal”.
“Voy a un partido, me siento en el micro… Hasta es gracioso porque me siento en el lugar que estaba vacío. Porque me daba vergüenza sentarme al lado de tipos importantes y pasan casi dos o tres partidos. Beckham estaba castigado, tenía un problema con el entrenador y vuelve a concentrar. Subo al micro y digo ‘se va a sentar acá’ y dicho y hecho. Yo subo primero, me quedo sentadito y lo veo venir y digo: ‘que no sea acá’. Me mira: ‘¿Te sentás acá, no?’ Me corro y me dice: ‘No, quedate acá’. Un compañero de grupo, de fútbol, pero era Beckham. Claro, yo con 20 años, llegué a un club nuevo, y él lo tomó con naturalidad. Y tuvimos una relación de amistad en esos seis meses y viajamos juntos todos los partidos. Esas sensaciones te dan la dimensión de que muchas veces, el futbolista no toma dimensión de dónde está.
Por qué eligió ser DT una vez que se retiró como jugador
“Dije, ‘me retiro, me tomo un tiempo para prepararme’, aunque ya venía preparándome, pero pasaron dos o tres meses y ya tenía ganas de estar en contacto con un futbolista, con la pelota, con el campo y esa sensación solo te la dan las ganas de trabajar, sino el hacer lo que nos gusta. No lo hago por un compromiso, por un trabajo, lo hago porque me apasiona. Todos queremos que nos vaya bien, ganar un título, 10 partidos, pero hay que trabajarlo. Pero el estar te da ese amor de hacer lo que nos gusta”
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