Florencia Bonsegundo aprieta el puño, se abraza con sus compañeras y luego levanta los dedos de sus dos manos hacia las cámaras conformando un “10″. Su rostro expresa una mezcla de alegría y de desahogo, sus gestos denotan un “por fin”. Acaba de anotarle un gol a Brasil en el clásico que marca su regreso a la selección argentina después de más de dos años de ausencia y todo parece volver a encarrilarse.
Son tiempos de renovación en la carrera y en la vida de la nacida en Morteros (Córdoba). Recientemente dejó el Valencia para dar el salto al Madrid CFF, club que también milita en la primera división de España. Además, con la llegada de Germán Portanova como nuevo entrenador, volvió a vestir la camiseta del conjunto nacional. Atrás quedaron aquellos tiempos de incertidumbre que habían comenzado el 16 de julio de 2019 cuando junto a tres compañeras (Estefanía Banini, Belén Potassa y Ruth Chule Bravo) hicieron público su descontento con el ciclo de Carlos Borrello como DT, algo que las llevó a ser borradas del equipo después del Mundial de Francia.
“Volver fue una mezcla de felicidad, de nervios, un poco de miedo. Estoy muy contenta porque la Selección es lo más lindo que hay y una siempre quiere estar ahí para representar a la celeste y blanca. No voy a mentir: fue como sentirme una compañera nueva, fue diferente a lo que me venía pasando. Es el comienzo de algo nuevo y ojalá que sea un buen proceso”, valoró Bonsegundo en diálogo con Infobae desde Madrid, la ciudad a la que se mudó hace algunas semanas y a la que aún se está habituando.
Aquel gol marcado ante las brasileñas abrió la puerta a una catarata de sensaciones que llevaban un tiempo guardadas. También derivó en un emotivo posteo en las redes sociales para Banini, la “10″ que motivó su festejo ante las cámaras: “Fue una dedicatoria para Estefanía porque a ella no le tocó estar. No lo había ni pensado previamente, fue lo que me salió no solo por ella, sino por las chicas que ya no fueron convocadas como Belén o como Chule, que fuimos las que hicimos visible ese reclamo. Con Estefi lo vivimos de cerca porque vivimos juntas, lo luchamos y lo hablamos todo el tiempo”.
Bonsegundo fue la única de aquel grupo que se rebeló que apareció en algunas de las convocatorias de Borrello. Su nombre estuvo entre las citadas en la previa de los Juegos Panamericanos de Lima 2019, sin embargo fue ella la que decidió no ir en solidaridad con sus compañeras. “Fue todo medio raro. La verdad es que no esperaba que esa convocatoria llegara porque ya se sabía que nosotras íbamos a hacer ese reclamo. Me sorprendió, pero yo estaba cien por ciento segura de lo que quería hacer. Quería apoyar algo que era en conjunto, que no era solo de nosotras cuatro sino, que era de muchas. No me animo a decir que era de todas porque quizás se enojen, pero es la realidad. No dudé en ningún momento en hacer eso. Fue muy difícil decirle que no a la Selección, pero creo que generó una repercusión y ayudó bastante”, recuerda sobre aquel episodio.
La salida de Borrello y la posterior designación de Germán Portanova al frente del conjunto nacional era una de las señales de ese cambio que la cordobesa y sus compañeras reclamaban. Es por eso que la llegada del DT al que tuvo en la UAI Urquiza la motiva: “Cuando lo nombraron sentí mucha alegría por él. Ha trabajado mucho para estar ahí. Han elegido a una persona joven, con ideas nuevas y con un proyecto a futuro que es interesante. A Germán lo conozco hace mucho tiempo. Más allá de lo deportivo, en lo personal tenemos un aprecio grande entre nosotros y yo le deseo lo mejor”.
“Lo que se habló en la concentración con el grupo y con el entrenador es que la idea es llegar de la mejor manera a la Copa América para poder lograr la clasificación al Mundial y por qué no ganarla. Hace mucho tiempo que no se gana y el objetivo es ese”, recalcó Bonsegundo, que nombró a Chile y a Colombia, después de Brasil, como los rivales a vencer para lograr la meta. Y reiteró: “Argentina está entre los cuatro mejores de la región. Tenemos una posición muy buena y hay que aprovecharla porque hay jugadoras muy importantes y referentes. Creo que se pueden lograr cosas buenas. Ganar la Copa América es una opción, se puede dar”.
En los amistosos ante Brasil, la ex Huracán, UAI Urquiza y Sporting de Huelva, entre otros, volvió a jugar como mediocampista ofensiva. En esa posición se desempeña hoy en el Madrid CFF luego de un paso por el Valencia en el que se vio obligada a ocupar puestos algo más retrasados en el campo de juego. Sobre su decisión de tomar nuevos rumbos, comentó: “En Valencia se me terminaba el contrato, tenía la opción de renovar pero quería un cambio. Salió lo de Madrid y yo quería estar en esa ciudad por comodidad. Era una opción buena y no lo dudé, me vine para acá porque el proyecto está buenísimo y los objetivos son diferentes”.
“Es un club que tiene solamente equipo femenino y tiene unas inferiores que son espectaculares. De hecho, es el que más aporta en juveniles a la selección española. Tiene una estructura muy buena que empieza desde las más jóvenes hasta la primera división. La manera de trabajar es diferente: se apuesta exclusivamente por el femenino. La institución no tiene un espacio físico propio y depende de la municipalidad de Madrid, pero tiene una muy buena organización y una estructura muy buena en lo deportivo”, valoró sobre su nueva casa la futbolista que convirtió dos goles en aquel recordado empate 3-3 ante Escocia en el Mundial de Francia 2019.
Para esta temporada, Florencia tiene las metas claras: con su equipo apuestan a dar pelea ante los poderosos en la liga española y a llegar lo más lejos posible en la Copa de la Reina. El objetivo máximo sería lograr la clasificación a la Champions League, un certamen en el que la cordobesa nunca pudo competir aún.
“Yo vine en el 2018, esta es mi cuarta temporada en España. En apenas tres años y medio el fútbol español ha crecido muchísimo, la diferencia se nota año tras año y torneo tras torneo. Los equipos cada vez se refuerzan más, la liga cada vez es más difícil y competitiva. Eso hace que el nivel suba muchísimo. Yo creo que España va a dar que hablar mucho de acá a los próximos diez años”, aventuró.
Cuando entra a la cancha, Bonsegundo todavía lo hace con la misma rebeldía que cuando jugaba en Tiro Federal de Morteros. Ella era la única nena del equipo y compartía delantera con uno de sus mejores amigos: Nicolás Orsini, hoy delantero de Boca Juniors.
“El padre de Nico es el padrino de mi hermano y nos criamos juntos, compartimos toda la infancia. Su familia y la mía se juntaban todos los fines de semana a comer”, contó y, sobre aquellas paredes que solían tirar juntos, explicó: “Él era una categoría más chica que yo, pero cómo era bueno jugaba con la nuestra. Éramos la dupla delantera y competíamos por los goles: si él hacía seis, yo quería hacer siete”.
Esa base de fútbol mixto fue la que le permitió a Bonsegundo pulir su técnica e incorporar los conocimientos de la disciplina desde pequeña. Por eso es una firme defensora de que niños y niñas jueguen juntos: “Cuando escucho que en Argentina todavía no dejan a jugar a nenas con nenes pienso que es una locura. Es algo que se tiene que naturalizar, que tiene que fluir. A mí y a muchas compañeras nos ha servido muchísimo. Antes era así porque no había fútbol femenino, pero tiene que ser más natural. Ojalá en el corto plazo los clubes tengan como objetivo que haya fútbol mixto, que se pueda competir y que no aparten a las mujeres”.
Florencia se fue a jugar a España unos meses antes de que el fútbol femenino se profesionalizara en la Argentina. Hasta su llegada a Europa, había tenido que complementar sus obligaciones como futbolista con trabajos que le permitieran subsistir: se desempeñó en el servicio de limpieza de la UAI y luego pasó a ser vendedora en el local de ropa deportiva de la universidad.
“Acá en España me dedico exclusivamente a jugar y a entrenar, porque el entrenamiento es todo. Ya me tocó bastante trabajar en Argentina, es la realidad (ríe). Ahora que tengo la posibilidad de estar en Europa, quiero centrarme y dedicarme exclusivamente a esto. Por ahora lo puedo hacer. Me quedan un par de años más y ojalá pueda seguir estando a este nivel”, señaló.
Por la diferencia horaria, a la mediocampista de la Selección se le complica seguir los partidos del torneo argentino, pero trata de ver los resúmenes y de estar al día de las novedades a través de las redes sociales. Sobre la actualidad de la liga nacional, analizó: “Creo que todavía falta para que el fútbol femenino sea profesional en sí, pero es algo por lo que siempre luchamos. Es una pelea para que las jugadoras puedan vivir del fútbol, para que los clubes apuesten, para que la federación ayude. Es todo un combo. La televisación también es muy importante para que la gente sepa que hay fútbol femenino, que se puede ver, que es gratuito. Me toca verlo desde acá, es muy lindo y me pone muy contenta. Me da orgullo ser parte de eso”.
“Mi idea a futuro es estar involucrada en el fútbol femenino, no como directora técnica, pero sí en algún rol para ayudar a su crecimiento”, dice y en su tono se advierte su seguridad. Cuando se le vuelve a consultar si se vería como entrenadora, responde entre risas: “No, no, eso no. No me gusta. Capaz termino siéndolo, pero por ahora no siento esa necesidad”.
El futuro inmediato no es una preocupación para Bonsegundo. Está muy cómoda en España, aunque siente que en algún momento le gustaría probar suerte en otra liga de Europa. A largo plazo, en cambio, sus planes son claros: “Me gustaría trabajar en alguna federación, ser directiva en un club, llevar una planificación, algo que sirva para el crecimiento del fútbol femenino. Me gustaría que sea algo a nivel nacional, generalizado. Me gustaría que participe toda Argentina, que no sea solo una parte del país”.
“Es que yo quiero hacer tantas cosas con el fútbol femenino…”, lanza entre suspiros, consciente del peso que las jugadoras de la actualidad -aquellas que han sido testigos y protagonistas de algunos de los cambios más grandes que ha tenido la disciplina- tienen a la hora de generar una verdadera transformación. De sostener luchas se trata y eso es algo que de lo que Florencia Bonsegundo nunca ha renegado. Los resultados están a la vista.
SEGUIR LEYENDO: