L-Gante es el artista del momento. El que llena lugar donde toca, el que va a Olivos a ver al presidente, el que mueve multitudes. Lo siguen chicos y adolescentes que se identifican con él y con su cumbia 420. Y en cada aparición pública, cuando habla con esos mismos chicos, su mensaje es positivo. “Vengo de un barrio y acá hay gente de mi edad, si tienen metas denle para adelante, todo se puede cumplir y no hace falta tener siempre lo mejor” dice, e ilusiona y lo ovacionan. Pero en el barrio hay de todo. Y a la par de su cercanía y consejos para los pibes, hay otras cosas que también se cuelan. El recital del domingo en el microestadio de Newell’s tuvo una alta participación de la barra brava del club, que se apoderó de la situación e hizo un negocio fabuloso. Y el día después, el cantante quedó envuelto en una polvareda al publicarse una foto suya con Ariel Máximo Cantero, alias el Viejo, fundador de la banda delictiva Los Monos y actualmente en libertad. Que se suma a jugadas que ya levantaron antes polémica como el video que hizo con Rafael Di Zeo, su participación en la fiesta clandestina de la barra brava de Vélez en plena pandemia o el video del mes pasado en la red social Tik Tok donde se lo ve junto a David el Petiso Lobos, reconocido en Tucumán por su presunta vinculación al clan narco Los Gardelitos, donde se lo veía mostrando sus joyas que según él eran de cuatro kilos de puro oro.
En el caso de su reunión con el Viejo Cantero, según el Ministerio de Seguridad de Santa Fe, se habría producido el fin de semana en un parador llamado El Mangrullo, al sur de Rosario, en el límite con Villa Gobernador Gálvez, donde hay dos clubes de pesca, uno de ellos donde para el primer líder de Los Monos. De hecho, en la remera que usan ambos se puede ver la marca de una empresa que es propiedad de un amigo de la familia Cantero, Alberto Ribadero. Cantero está en libertad desde poco tiempo atrás, tras pasar casi seis años en la cárcel después de haber sido condenado como miembro de la asociación delictiva Los Monos en 2018, en el mismo juicio donde su hijo y actual mandamás, Guille, recibió 22 años de prisión.
El Viejo, hoy con 57 años, en realidad fundó el accionar familiar en los 90 cuando su grupo pasó del delito común al narcotráfico imponiéndose en el barrio Las Flores a otro grupo competidor conocido como Los Garompas. Con varios homicidios y la compra de voluntades en los barrios, pero también en la policía, la Justicia y la política, el Viejo construyó el imperio Los Monos y cuando la Justicia fue sobre él, se profugó y le dejó el negocio a su primogénito, Claudio alias El Pájaro, que fue asesinado en 2013 y después a su segundo hijo, Guille, quien está en prisión. Y para despistar a quienes lo perseguían se transfiguraba en un cartonero y cuando salía a la calle lo hacía con un carro tracción a sangre tirado por su hijo menor. Así fue atrapado a comienzos de 2015 y enviado a prisión. Con ese hombre se mostró ahora L Gante.
El otro tema de su show en Rosario fue el negocio que hizo la barra de Newell’s, que no casualmente tiene por detrás a la banda de Los Monos. De hecho, la semana previa al recital hubo allanamientos contra varios miembros de Los Monos y además de armas, dinero y drogas, la Policía secuestró decenas de entradas para el concierto que estaban dirigidas al circuito de reventa. Algo que de cualquier manera manejó la barra de Newell’s el domingo, con una puerta especial interna que debía estar cerrada y según la investigación preliminar entraron muchísimas personas pagando un dinero extra a los barras. Además, fuentes de la organización del show admitieron a Infobae que para no tener problemas debieron entregar casi 400 tickets a la barra, que hizo su negocio a diestra y siniestra. Cabe recordar que los tickets iban de 2000 a 10.000 pesos según la ubicación. Los mas caros estaban en la zona denominada vip, que se armó con pequeñas mesas frente al escenario. Y ahí ocurrió la otra flagrante irregularidad: la barra de Newell’s desoyó la orden de no venta de alcohol e hizo fortunas expendiendo bebidas energizantes y botellas de champagne como si fuera un supermercado. Ya hay una causa judicial por esto. Pero como esto es Argentina, y pasan cosas imprevisibles, la barra de la Lepra le inició una contrademanda al Ministerio de Seguridad, que le reventó el búnker en el estadio 10 días atrás, por “abuso de autoridad y divulgar a los medios imágenes del procedimiento”. Lo que sucedió en Rosario durante el show, en su momento, ocurrió en los recitales de River con Los Borrachos del Tablón y le valió una clausura al Monumental. Lo que se verifica una vez más es el poder de las barras a la hora de manejar los eventos en los clubes.
Por fuera de esto, L Gante no solo hizo bailar a todo Rosario sino también a la gente en Villa Constitución, donde se hizo una fiesta privada llamada La Épica, que se vendía la mesa a 50.000 pesos y se promocionaba como secret location que según el colega rosarino Roberto Caferra habría sido organizada, entre otros, por el dueño de una concesionaria de autos al que le balearon el frente del local el día previo al show. Porque en el barrio, como se sabe, pasa de todo.
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