Irritados por verse abajo en el tanteador, Omar Souto (gerente de selecciones nacionales), Alberto Pernas (administrativo de AFA) y Claudio Tapia (presidente de la institución) cruzaron miradas, con las cartas en la mano, dispuestos a imponerse en la adversa partida de truco. Y semblantearon a sus rivales, que aguardaban la jugada con una media sonrisa pícara. “Hay que echarles la falta”, acicateó Souto, convencido de que podía asustar a sus contendientes. Observó a sus compañeros en busca de aprobación, sus 28 le insuflaban confianza, pero no llegó a pronunciar la falta envido.
”Yo te recomendaría que no lo hagas”, le sugirió Leandro Paredes, aunque en ese ida y vuelta condimentado no sabía si representaba una chicana, o un acto de caridad, a raíz de la propensión del trío por la mentira, siempre desconcertante. Lo entendió después, con las cartas en la mesa. El ex Boca tenía 31. Rodrigo de Paul, 32. Y Lionel Messi, 33. “Así es imposible”, rumió, con la mano y el juego perdido.
Así como en la cancha son los encargados de acercarle la pelota (limpia) al capitán para que haga su magia, en el truco, Messi, Paredes y De Paul también forman un trío de temer. Capaces de resolver todo tipo de problemas sobre el césped, como “Los Simuladores”, aquel exitoso show televisivo que irrumpió por originalidad a principios de siglo. Y simuladores, también, por su estrategia a la hora de convertirse en, tal vez, el equipo más difícil de batir cuando los momentos de ocio convocan al juego de cartas típicamente argentino. “Todos son muy mentirosos, pero ellos, más”, agregó una fuente que fue testigo de la partida descripta, desarrollada en la triple fecha de Eliminatorias de septiembre.
Pero más allá del arte del engaño, que la Pulga, de 34 años, suele aplicar para eludir marcadores, también su buena estrella lo apaña cuando el mazo dilucida qué cartas le llega a cada jugador. “Es que, además, liga como loco”, aportó la misma voz sobre el imán del hombre del PSG con los naipes de mayor poder de fuego.
El truco es uno de los pasatiempos predilectos en la selección argentina. Y el tridente de los volantes y el delantero ganó fuerza. Tal como contó Infobae en junio, los partidos de fútbol en la Play Station pasaron a ser el hobby preferido por los más jóvenes. Messi, antes fan de la consola, hoy prefiere los juegos con más interacción con sus compañeros. Así, hoy los que mejor juegan son los más pibes: Lisandro Martínez, Montiel, Martínez Quarta, Nicolás González, Exequiel Palacios y Nicolás Domínguez.
Pero el elenco que conforman Messi-Paredes-De Paul no es el único que se destaca por la mentira como arma para desorientar. Juan Musso supo revelar que Dibu Martínez ensayó su rutina de erosión psicológica en las partidas internas. El “te como hermano” que padeció la selección de Colombia en las semifinales de la Copa América, o el arriesgado juego mental que se propuso ante Bruno Fernandes y Cristiano Ronaldo en el epílogo del choque que el Aston Villa le ganó al Manchester United, tuvo su período de prueba en Ezeiza o en los hoteles donde se concentró la Albiceleste.
“Por cómo festejó, parecía que estaba jugando al truco con nosotros a la noche, porque jodíamos de esa manera. Es un pibe muy sano, tranquilo, que tiene esas cosas”, contó el portero del Atalanta sobre su compañero, dando a entender que los duelos verbales, cartas en mano, deben ser intensos.
Sin embargo, el propio guardameta surgido de Independiente entregó los guantes ante Messi y su team. “Lo que ligaba Leo era impresionante. Nos sacaron diez mil dólares. No sé cuánto en realidad, pero jugábamos tres partidos a cien dólares y me dejé el viático. Nos ganaban siempre, liga mucho pero decíamos ‘perdimos contra Messi’. Qué le vas a hacer”, le confesó a Olé.
Son símbolos de la cohesión que alcanzó el grupo que orienta Lionel Scaloni. Una ves terminada la Copa América, luego de consumado el festejo por la final que Argentina le ganó a Brasil en el Maracaná, y ya con los jugadores de vacaciones, se dio un diálogo viral que habla de esa mística generada en el plantel. Paredes posteó una serie de emojis alusivos a la conquista en su cuenta de Instagram: un corazón, la medalla, el trofeo y bandera argentina. La Pulga le respondió “me levanté hoy para los mates y no había nadie, loco”, desnudando una de las costumbres de la plantilla tanto en el complejo de Ezeiza como en el periplo por el certamen. “Y mandá número de habitación y vamos”, replicó Paredes, con un dejo de nostalgia.
Rodrigo De Paul reaccionó al ida y vuelta con un “te extraño”. El ex Racing logró una enorme evolución en la Selección. Si bien con la casaca del Udinese ya se venía destacando, fue con la Celeste y Blanca donde se terminó de convertir en un jugador completo, al punto de quedarse con el rótulo de mejor jugador de la final y de ser transferido al Atlético Madrid. Además, se ganó la confianza de Messi más allá del rectángulo de juego.
Precisamente, el hielo entre ambos se rompió con los naipes. En ocasión de la gira de la Selección por España para enfrentar a Venezuela y Marruecos, De Paul, que compartía habitación con Paredes, se animó: “Vamos a invitar a Leo a tomar unos mates”. Acto seguido, fue hasta su cuarto, lo encaró y le dijo al astro: “Leo, ¿jugamos un truco y tomamos unos mates?”. Aquella respuesta afirmativa le abrió inocentemente la puerta a la historia.
La prueba está en que hoy De Paul es parte de su equipo... El de truco, que mete miedo, como Argentina, que esta noche visita a Paraguay por las Eliminatorias camino al Mundial de Qatar 2022. Esta vez, Santos, Lamponne, Ravenna y Medina podrían decir “conozco un grupo de personas que resuelven problemas, problemas que nadie más puede resolver”, pero con las cartas en la mano y el engaño como aliado.
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