La guerra por la tribuna de Independiente está lejos de terminar. El día después del tremendo cruce en la Avenida Mitre que sembró terror en el centro de Avellaneda, hubo mensajes cruzados de ambos bandos prometiéndose la batalla final. Mientras la fiscal Alejandra Vega Olmos trabaja la causa bajo la carátula de resistencia a la autoridad para 15 barras y portación ilegal de arma de guerra para el restante (lo que implica que los primeros 15 tras declarar en indagatoria y si no tienen antecedentes recuperarán la libertad), los jefes de las dos facciones enfrentadas velan las armas para otro combate. Que tiene condimentos de mafia pura y de, como mínimo, una presunta inacción de policías y dirigentes, ya sea por omisión o connivencia, bastante llamativas.
¿Pero quiénes son los generales de esta contienda mafiosa? Infobae los presenta en exclusiva. Los hasta ahora dueños de la facción oficial son Juan Eduardo Lenczicki y Mario Gustavo Nadalich. El primero es el famoso Juani que estuvo implicado como organizador y mano derecha de Pablo Bebote Álvarez en la causa por asociación ilícita que se le siguió desde 2017 a la barra del Rojo. En su caso en particular, el fiscal Sebastián Scalera archivó su persecución porque no pudo demostrarle un delito particular. Mientras todo el resto de la cúpula caía presa, Juani logró zafar y desde ese momento empezó a armar su grupo para quedarse con la barra, lo que logró a mediados de 2018. Para eso se recostó en una banda numerosa de la Villa 21-24 de Barracas que estaba al mando de Mario Nadalich. Éste último fue en su momento investigado por el fiscal Carlos Stornelli tras recibir un mail anónimo, como uno de los presuntos instigadores de la toma de terrenos del Parque Indoamericano en 2010, aunque tampoco logró probárselo. Ambos montaron su base de operaciones en el club Juventud Unida de Barracas y se nutrieron de barras de distintos clubes para armar su fuerza de choque: de Huracán, de Barracas Central, algunos de River y sobre todo gente de San Telmo, al mando de otro ex convicto, Ricardo Cuello, alias Riki, que supo tener peso en el club de la Isla Maciel al lado de otro pesado del mundo barra, Richard Pavón, y cuando éste fue echado por quedarse con un vuelto subió al primer lugar de esa facción.
Con Juani y el grupo de Barracas a la cabeza, se sumaron algunos viejos barras para bendecirlo como nuevo líder. Así regresó Caniche, que tuvo peso en la barra en la primera década del nuevo siglo hasta que cayó preso, pero regresó a mediados de la década pasada e hizo pata ancha con gente de Dock Sud y también de la facción del Oeste de la barra, y por otro lado se agregó El Viejo de Bera, líder de los violentos que viven en la zona de Berazategui. Así coparon la tribuna norte del Libertadores de América con un perfil mucho más bajo que el que manejaba Pablo Bebote Álvarez en su momento.
Claro que del otro lado los que habían quedado desplazados también quisieron retomar el negocio. Y así volvió un viejo conocido de los penales y los paravalanchas: César Loquillo Rodríguez, otro ex presidiario que cuando salió de la cárcel a comienzos de la década pasada se cobijó bajo el ala de Bebote Álvarez, y cuando éste se fue a España en plena pelea con el ex presidente Javier Cantero, se adueñó de la tribuna. Su derrota fue la alianza de la familia Moyano con Álvarez para voltear a Cantero y agarrar el poder, unos en el club, el otro en la tribuna. Desde entonces, Loquillo intentó siempre regresar a la jefatura de la barra, cuando no caía preso, claro está, y vio desde 2019 la oportunidad. Por eso convocó a Matías Olivera, alias Sting, otro hombre con prontuario grande que le aportó un grupo de facinerosos de Dock Sud.
A ellos se sumaron los barras del barrio 4 de Junio que está detrás de la cancha, del barrio Pepsi de Florencio Varela, y los que vienen de Lanús y de Temperley. Con semejante poder de fuego planeó el asalto, previo acuerdo con los que mandan de verdad. De hecho, antes del clásico con Racing del mes pasado, hicieron un multitudinario banderazo desde Villa Domínico hasta el hotel donde concentra el plantel de Falcioni en 14 micros y con custodia policial. La dirigencia de la institución cree, además, que la facción de Juani sigue teniendo lazos con Bebote Álvarez, aún cuando la realidad indica que ambos están peleados a muerte, y ve con buenos ojos que los resabios de todos aquellos barras que denunciaron la connivencia en la Justicia como arrepentidos, queden afuera de todo. Así, extrañamente durante la pandemia, este año Loquillo logró hacer 400 socios nuevos. Más que socios, soldados. Y él mostró orgulloso su carnet. Hoy Infobae muestra las caras de todos los que pelean por la tribuna. Se verá hasta donde avanza la Justicia para darle un poco de paz a la tribuna Roja, a días apenas del regreso del público a las canchas.
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