El año que cambió la vida de Mara Gómez: el camino doloroso, los sueños cumplidos y el gran proyecto que ilusiona a la primera futbolista trans

La delantera de Estudiantes de La Plata vive días de felicidad a nivel personal y profesional, pero no se olvida de sus momentos más difíciles. Por eso, busca convertirse en una voz y una referencia para ayudar a otros

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Mara Gómez, la primera futbolista trans de Argentina, atraviesa un gran momento personal y profesional
Mara Gómez, la primera futbolista trans de Argentina, atraviesa un gran momento personal y profesional

El 7 de enero de 2020, Mara Gómez vio su foto en la televisión y supo que en ese momento algo había cambiado. Los canales hablaban de una jugadora trans que se había sumado a los entrenamientos del club Villa San Carlos y a ella la invadió la incertidumbre: “No sabía si esa exposición era algo bueno o algo malo, temía qué podía pasar cuando saliera a la calle”, recuerda. Con el correr de los meses su presencia en los medios se volvió más usual y su debut en la primera división del fútbol femenino de AFA en diciembre la convirtió en una referente. A poco de cumplirse un año de aquel hecho histórico, la vida de la futbolista ha dado un vuelco que ni ella se imaginó en sus mejores sueños.

Conseguir la habilitación de parte de AFA para jugar en primera, hacer su presentación en Villa San Carlos, dar el salto a Estudiantes de La Plata, terminar la carrera que estaba estudiando, recibirse de enfermera, protagonizar campañas publicitarias de marcas importantes a nivel mundial y, a la vez, convertirse en una activista y en una voz pública a la hora de defender los derechos de las personas trans y de militar por un deporte inclusivo. Todas esas cosas cosas le pasaron a Mara en menos de 365 días.

“Quiero generar un cambio: que las personas puedan empatizar, sensibilizarse y dejar de lado la genitalidad, el género o los gustos y respetar a todos”, sostiene la delantera de 24 años, que se sumó al Pincha hace menos de dos meses con la ilusión de “cambiar de ambiente” tras su paso por el conjunto de las Villeras. Allí fue muy bien recibida por sus compañeras y ya tuvo rodaje en varios partidos del campeonato.

A partir de la visibilización que le dio el fútbol, Mara hoy debe encarar lo que ella marca como “un trabajo de exposición”. Esto implica contar su historia -que no está exenta de prejuicios, discriminación y dolor- para alivianarle la carga a quienes vienen detrás, para que su llegada al deporte profesional no quede tan solo como una linda historia de superación, sino para abrir nuevas puertas.

La delantera llegó en julio a Estudiantes de La Plata luego de un paso por Villa San Carlos (@EdelpFutbolFeme)
La delantera llegó en julio a Estudiantes de La Plata luego de un paso por Villa San Carlos (@EdelpFutbolFeme)

“Hay muchas personas que quizás piensan como yo lo hacía a los 12 o 13 años: que nunca iba a tener la posibilidad de cumplir mis sueños, de estudiar una carrera y que no iba a ser nadie. Que hoy alguien pueda ver a una futbolista trans profesional permite que otros sepan que tienen la posibilidad de llegar porque hay un precedente, porque hay alguien ahí que está abriendo el camino”, señaló en diálogo con Infobae.

Pero más allá de las aspiraciones privadas de cada persona, la futbolista de Estudiantes es consciente de que se necesitan modificaciones más profundas para poder canalizarlas. Por eso apuesta no solo a un cambio de perspectiva con eje en la empatía y en el respeto de las diferencias, sino, sobre todo, a “desbinarizar las reglamentaciones” como camino “para que todas las personas, independientemente del sexo y del género puedan ser y pertenecer dentro del ámbito del deporte”.

¿De qué se trata esto de desbinarizar? Mara lo explica de manera muy simple: “Hay que dejar de creer que según la genitalidad con la que nacemos hay cosas que podemos hacer y otras que no dentro de cualquier ámbito social, sea laboral, educativo o deportivo”.

“Se trata de que si una mujer quiere jugar en Primera División en un equipo de varones lo pueda hacer si sus capacidades y su nivel de competencia así lo permiten. Ahora está pasando mucho que hay clubes en pueblos en los que hay nenas que empiezan en equipos de varones porque no hay competencias femeninas, pero después se quedan sin jugar en los torneos porque las ligas no se lo permiten. Hace poco leí que supuestamente la AFA está trabajando en un proyecto de fútbol mixto hasta los 12 o 13 años y creo que ese sería un gran paso porque no solo permite a los nenes y las nenas jugar juntos, sino que sería bueno para que un fútbol femenino que viene atrasado -porque el masculino siempre tuvo la prioridad y los permisos sin cuestionamientos- pueda crecer en nivel de competencia”, agregó.

Mara se siente feliz con su "trabajo de exposición" que le permite alzar su voz con el objetivo de cambiar la vida de otros y otras
Mara se siente feliz con su "trabajo de exposición" que le permite alzar su voz con el objetivo de cambiar la vida de otros y otras

Durante gran parte de 2020, la pandemia obligó a Mara a recluirse en su hogar y a entrenar por Zoom, algo que no le resultaba demasiado motivador. También le cortó su trabajo, que por entonces se basaba en hacer tratamientos capilares y manicuría a clientas de manera particular. Pero, al mismo tiempo, le dio una gran oportunidad: la cursada virtual le posibilitó rendir seis finales en un mismo llamado y así pudo avanzar en la carrera de Enfermería. Hace algunas semanas llegó el momento más esperado: se recibió y obtuvo su título.

“Yo empecé la carrera de Enfermería por una cuestión de necesidad, de salida laboral. Pero con las pasantías me di cuenta de que es una carrera hermosa y que aprendés un montón. El saber te da la confianza, hoy tengo el alivio de saber que si estoy en la cancha y se descompensa una compañera, voy a saber cómo actuar. Lo más enriquecedor de esta carrera es el conocimiento que fui adquiriendo”, comentó Mara, que este miércoles comenzó su pasantía en el Hospital de Rossi de La Plata, donde deberá cumplir 400 horas de servicio para recién después poder tramitar su matrícula y luego empezar a trabajar. Ya no tiene miedo a que algún paciente la maltrate por ser una mujer trans, por el contrario, cree que su personalidad y su vocación de servicio fomentan que las personas que atiende “la adoren”.

Pero esa actitud amable y agradable de parte de los otros no es lo que ocurre siempre. A veces, persisten los comentarios discriminatorios y los actos de violencia. Las redes sociales, y la impunidad del anonimato, son el canal preferido de estas personas para seguir destilando su trans-odio: “Muchas personas desinformadas o con falta de educación terminan lastimando. Hay mensajes que discriminan, que destruyen y que generan más violencia. Algunos me han comentado como si fueran médicos: dicen que yo tengo ventajas para jugar. Lo que no saben es que yo tengo desventajas porque tengo que someterme a un tratamiento hormonal que inhibe todas las condiciones físicas y que me pone por debajo del nivel de competencia respecto de un montón de otras jugadoras. Lamentablemente tener que estar leyendo eso es frustrante y angustiante”.

“A mí el fútbol me salvó la vida. Hoy soy una persona muy fuerte pero cuando miro para atrás, todo eso me toca. A los 15 años tomaba manojos de pastillas y me quería suicidar. Hoy quiero que eso no le pase más a nadie”, recalca una y otra vez, con tono firme. Las sombras para la delantera de Estudiantes ya quedaron atrás, pero le permitieron ganar en conciencia y en ganas de ayudar a otros. El deporte fue la gran llave que abrió la puerta hacia la nueva Mara.

“El deporte es un derecho básico para todas las personas. Es un espacio donde se enseña disciplina, respeto, compañerismo y dónde también se genera un espacio sociable: una persona que está pasando por una depresión, un momento angustiante o un proceso de transición -como me pasó a mí en la adolescencia- puede encontrar allí contención emocional. Yo en la adolescencia me quería morir por la discriminación, por la exclusión y por todos los miedos que me generaba qué iba a ser de mi futuro. En esa etapa de mi vida, que fue una de las más vulnerables, conocí el fútbol a través de una vecina. Yo era horrible jugando, pero por un instante me olvidaba del entorno, de los problemas, de lo que me estaba haciendo mal. Ahí entendí que el fútbol podía ser mi terapia, mi anestesia al dolor, la balanza entre lo que me hacía bien y lo que me hacía mal”, relató.

La jugadora debutó con la camiseta de Villa San Carlos el 7 de diciembre de 2020 y así se convirtió en la primera futbolista trans del torneo femenino de Argentina (EFE/ Demian Alday Estévez ARCHIVO)
La jugadora debutó con la camiseta de Villa San Carlos el 7 de diciembre de 2020 y así se convirtió en la primera futbolista trans del torneo femenino de Argentina (EFE/ Demian Alday Estévez ARCHIVO)

Y en ese sentido, la futbolista cuya cara ha recorrido el mundo en los últimos días como protagonista de la última campaña de la marca deportiva Nike, amplió: “El fútbol me ayudó a superar el día a día y todo lo que yo vivía por los insultos, la discriminación, que me señalarán con los dedos, que se rieran, que murmuraran. En ese espacio encontré contención emocional y socialización porque podía hablar, reírme y divertirme con mis compañeras. No se trata de la competencia, se trata de aprender de otras personas el respeto, el compañerismo y la humildad, que son valores y herramientas que hacen a una persona dentro de la sociedad. Eso es transformador”.

Cuando llega la noche y se apagan las luces, hoy Mara es feliz. En su entorno siguen estando los mismos de siempre: su familia, sus amigos y amigas y su representante Lorena Berdula, quien es uno de sus sostenes principales. Su casilla de Instagram explota de mensajes: le escriben muchas personas trans para hacerle saber que su historia es una inspiración o incluso recibe comentarios de otros que admiten haber sido transfóbicos y que el discurso de ella los llevó a cambiar su pensamiento.

“Ya sabemos que yo soy la primera futbolista trans, pero lo importante es que quiero que eso siga pasando. Se trata de cambiar un poco la sociedad y poder transmitir un mensaje de esperanza para un montón de infancias y adolescencias. También se trata de abrir caminos ya que yo no tuve no tuve una referencia para llegar a dónde estoy, todo fue ir aprendiendo en el camino y con dolor: cada paso que di desde que comenzó esta revolución aquel 6 de enero del año pasado tuvo un costo, una angustia y un dolor. Hoy me quedo con todo lo que estoy cosechando, con todo lo lindo y lo bueno que me está pasando. Me quedo con la esperanza de seguir creciendo y soñando que las cosas pueden ser mucho mejor”, señaló con una sonrisa, al mismo tiempo que valoró los espacios que hoy tienen las personas trans para llevar su mensaje y el de su colectivo: “Antes no teníamos ni la oportunidad de tener una identidad”.

La oriunda de La Plata ya logró muchas cosas que ni siquiera se había imaginado o proyectado. Pero no se queda solo con eso y va por más. A los 24 años, quiere comenzar a trabajar como enfermera para poder irse a vivir sola y empezar a planificar sus próximas acciones: “Quiero seguir luchando y trabajando para desbinarizar a las instituciones deportivas y llegar a tener una reunión con FIFA. Sé que pronto va a llegar ese momento”. Es un paso grande, pero la futbolista está lista. Si hay alguien que sabe de cumplir “sueños no soñados”, esa es Mara Gómez.

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