Boca Juniors eliminó a Patronato de Paraná por penales y avanzó a las semifinales de la Copa Argentina. El duelo de cuartos de final que se disputó en el estadio Único Madre de Ciudades, de Santiago del Estero. El encuentro comenzó siendo vertiginoso de ambos bandos, pero luego se tornó en un juego violento donde primó la pierna fuerte, sobre todo en el primer tiempo.
Una de ellas se dio a los 28 minutos de juego donde el árbitro Pablo Echavarría tuvo un grave error al no amonestar a Gabriel Gudiño, quien ya tenía tarjeta amarilla desde los 25′ y debió ser expulsado.
El mediocampista de Patronato de Paraná fue a destiempo y cometió una dura infracción sobre Agustín Almendra, quien quedó tendido en el piso con claros signos de dolor en su pierna izquierda. El juez debió haber aplicado la tarjeta amarilla, como ocurrió minutos después en una infracción de Marcos Rojo.
Sin embargo, a los 32 minutos sí mostró dos tarjetas amarillas con criterio para el Patrón. Amonestó de manera acertada a Franco Leys y Fabio Vázquez, quienes cortaron con faltas muy violentas en una misma acción.
A los 9′ del complemento, se dio la otra jugada igual de polémica. Fue calcada a la del primer tiempo, pero esta vez la infracción la cometió Lautaro Geminiani, quien había visto la amarilla a los 44′ de la primera etapa. El lateral derecho cortó en mitad a Norberto Briasco, quien quedó sentido durante unos minutos.
El árbitro Echavarría se mantuvo atento y cortó el juego para sacarse el problema de encima cuando el duelo se volvía más áspero. En líneas generales, su arbitraje fue muy flojo en lo disciplinario y en lo técnico porque cobró faltas que no eran y las que sí fueron, no las sancionó.
Como la acción del penal de Luis Advíncula sobre Sebastián Sosa. Fue en el tercer minuto de adición y se vio claramente como el peruano empuja al delantero de Patronato de Paraná. Otro grueso error del árbitro, que tuvo una actuación para el olvido.
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