Rodolfo Guzmán Huerta, mejor conocido como “El Santo”, ganó mucha fama no sólo por la lucha libre, sino también por su carrera de actuación, pues participó en diferentes películas hasta hacerse famoso mundialmente y llegar a ser un ícono de la cultura mexicana.
El 23 de septiembre de 1917, Rodolfo nació en Tulancingo, Hidalgo. Hijo de Josefina Huerta Márquez y Jesús Guzmán Campuzano, siendo el quinto hijo de siete.
Rodolfo y su familia probaron suerte al mudarse a la Ciudad de México donde llegaron a un barrio llamado “La Covadonga”. Interesado en los deportes, Rodolfo practicó Béisbol y fútbol americano, pero iba a ser la lucha lo que lo llevaría a la fama.
Cuando se interesó en las peleas tomó clases de Jūjutsu y luego de lucha grecorromana, pero fue hasta 1934 cuando entrenaba con sus hermanos en el Casino de la Policía de la Ciudad de México, pero no fue sino hasta el año de 1942 en donde nace el personaje de “El Santo”.
“Los años pasaron y me retiré de la lucha cuando se empezó a pagar mucho más dinero, todavía. Yo viví de la lucha desde 1933-34. El Santo nace en el 42, ya para 1952, en una revista, era un veterano”, dijo el luchador en una entrevista con Zabludovsky.
Al inicio de su carrera empezó a pelear bajo otros nombres como el apodo de “Rudy Guzmán”, “El Hombre Rojo”, “El Enmascarado”, “El Incógnito”, “El Demonio Negro”, “El Murciélago Enmascarado II”. Sin embargo, su entrenador Jesús Lomelí le propuso el título de El Santo.
En 1942, Lomelí buscaba conformar un equipo de luchadores donde su atuendo fuera principalmente plateado, Rodolfo Guzmán aceptó la propuesta y dejó el bando de los Rudos para unirse a los Técnicos, su nuevo nombre exigía que se convirtiera en un protagonista bueno como un santo.
A partir de ese momento, la máscara plateada y el luchador fueron uno mismo, no se desprendieron en ningún momento. Con la creación de la tira cómica el Enmascarado de Plata del escritor José Guadalupe Cruz en 1952 la popularidad del luchador aumentó. Fue una razón importante para conservar en el anonimato su identidad y continuar con la ficción en la realidad de su vida.
Tras el éxito de la historieta, El Santo brincó a la producción cinematográfica, Guzmán se convirtió en actor y participó en 52 películas donde él interpretó al héroe mexicano que enfrentaba a monstruos, momias, vampiros y maleantes.
Títulos como El Santo vs las mujeres vampiro, El Santo contra los zombies o El Santo contra el cerebro del mal fueron algunos de los títulos que impactaron en la cultura popular mexicana. Con capa, mayas, botas y máscara plateada fue la imagen que creó el luchador y perduró.
En su carrera, en el ring retó varias veces a sus adversarios a pelear por la máscara, uno de sus rivales más recordados es Black Shadow con quien peleó hasta que Shadow perdió su identidad. Fuera del cuadrilátero el Santo asistía a todos los eventos públicos con su máscara, incluso tuvo que diseñar una especial que le permitiera comer. La leyenda del ring se retiró en 1982.
El 28 de enero del año 1984 ofreció una entrevista para el programa Contrapunto con Jacobo Zabludovsky donde el luchador se retiró completamente la máscara revelando su identidad que tanto procuró. El periodista aprovechó la ocasión para congelar esa imagen que transmitió en televisión abierta a todo el país.
Posteriormente el enmascarado de plata falleció a causa de problemas del corazón que lo habían afectado, esa entrevista fue la última vez que el Santo fue visto ante una audiencia y recordado como “el día que el Santo se quitó la máscara”. Su muerte conmocionó a sus seguidores y a todos los integrantes de la lucha mexicana por la pérdida del héroe plateado.
Para su velorio y la última despedida Rodolfo Guzmán usó su máscara y fue enterrado con ella puesta, miles de fanáticos asistieron al panteón Mausoleos del Ángel para decirle adiós a la leyenda del ring.
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