La noche del jueves dejó muchas historias que quedarán por siempre en el recuerdo de los fanáticos. Fue una jornada soñada en la que Lionel Messi no solo festejó su primer título con la selección argentina mayor frente a su público, sino que también convirtió tres goles y rompió un histórico récord que estaba en manos de Pelé. Pero hubo otro momento especial que pasó desapercibido y que salió a la luz en las últimas horas, revelando un capítulo que no muchos conocen de la niñez del capitán del elenco albiceleste.
En los pasillos del estadio Monumental, Messi recibió un regalo de parte de Diego Fabre, uno de los utileros de River. El presente fue una casada del Millonario con el dorsal 21 en la espalda. ¿Por qué ese número? Son los años que recientemente se cumplieron de aquel día en el que el pequeño Lionel se probó en el club de Núñez. Aunque el destino luego lo llevó por otros rumbos, el rosarino estuvo muy cerca de vestir la banda roja sobre su pecho. Y, casualmente, aquel día del año 2000 fue Fabre - a quienes todos en el club conocen por su apodo de Pantera- quien le dio la indumentaria al actual futbolista del PSG de Francia.
“Pasaron 21 años, un regalo mutuo, una anécdota que te la quería contar. Muchas Gracias Leo Messi por escuchas mis palabras, cuando viniste a esa famosa prueba en nuestro club, fui yo el que te dio tu ropa de entrenamiento!! Algo increíble, gracias Leo un sueño ese abrazo. Humildad pura sos”, escribió el utilero en su cuenta de Instagram junto a las fotos del encuentro con el capitán argentino, quien recibió la camiseta de River gustoso. A cambio, le dio al trabajador del club un fuerte abrazo y su casaca de la Selección con el número 10.
En agosto del 2000, cuando tenía 13 años, Messi hizo una prueba en las inferiores de River. Durante tres días, jugó para la pre-novena en las actividades que se desarrollaron en Ciudad Universitaria. Según reconstruyó hace algún tiempo la revista 1986, en uno de esos partidos el equipo del rosarino ganó por 15-0 y “Leo hizo entre ocho y diez goles”, precisó uno de sus compañeros de ese entonces. Por cuestiones que nunca quedaron del todo claras el fichaje no se realizó y tiempo después el pequeño delantero firmó la famosa servilleta que decretó su desembarco en el Barcelona. El resto es historia conocida.
Una vez terminado el partido ante Bolivia, Messi partió hacia Europa. Junto a Leandro Paredes y Ángel Di María se subió a su avión privado con rumbo a París para volver a sumarse a los entrenamientos del PSG con vistas a la continuidad de la Ligue 1 y al comienzo de la Champions League. De seguro, la camiseta de River -esa que nunca pudo llegar a vestir de manera oficial- viajó en sus valijas para sumarse a su museo personal.
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