La imagen es una pintura exacta de la degradación de una parte del mundo del fútbol argentino. Un grupo de pseudobarras de Aldosivi ven en la cercanía del estadio Minella a Gonzalo Verdún, un conocido hincha de Lanús que para en la barra Granate y en la de Claypole y que había ido a Mar del Plata para tratar de ver a su equipo en la cancha, porque más de una vez entró como allegado, aún cuando no cumpla ninguna función en el club del Sur. La escena sucede un rato antes del encuentro: lo divisan, lo reconocen y el grupo de diez delincuentes del Tiburón deciden atarlo a un poste como castigo por haber concurrido a un partido sin público. Todo queda grabado en un celular sin que nadie intente intervenir para parar la barbarie. Algunos se ríen, otros arengan, otros aportan al cuadro que lastima a la sociedad argentina. Y después mandan el video al canal 10 de Mar del Plata, lo que viraliza todo y obliga a hacer algunas averiguaciones al Ministerio Público Fiscal para saber si se interviene de oficio, si hay actuación policial, si hay denuncia del hecho. Pero como tantas otras veces, no hay nada. Sólo la humillación que durante un rato vivió Gonzalo Verdún, por el único hecho de caminar cerca del estadio con la camiseta de su equipo. Increíble.
Verdún además no es cualquier hincha. Es un personaje reconocido en toda la zona Sur del Conurbano por estar siempre tanto en La Fortaleza como en la cancha de Claypole tocando el bombo en medio de la barra. Además tiene una activa vida en la red social donde graba vivos de Instagram bajo el lema “siempre azucar, nunca edulcorante”. Su figura trascendió el ámbito del fútbol en dos oportunidades: años atrás, cuando fue detenido en Lanús por policías que presuntamente lo acusaban de haber cometido un delito y cuando se lo llevaban lo cargaban por su estatura (al final se demostró que Verdún no había realizado ningún ilícito pero insólitamente los efectivos no fueron separados) y también por actuar en el último video de Damas Gratis en la canción “Se picó la clande”, que comparten Pablo Lescano junto con L Gante.
“Esto no fue producto de la barra de Aldosivi, porque cualquiera que conozca el mundo de la tribuna sabe quién es Gonzalito y no lo va a humillar de esa manera. Los que hicieron esto pertenecen a un grupito que para cerca del barrio Las Avenidas y van siempre a hacer la previa de los partidos alrededor del Minella y después lo ven desde afuera”, le dice a Infobae uno de los que conoce la interna de La Pesada del Puerto, la barra del Tiburón de Mar del Plata que históricamente tuvo como grupos contricantes a La Gringada, que reune a los barras del corazón del barrio del Puerto que se reúnen en la tradicional Plaza Italia de la calle 12 de octubre, y del otro lado a la facción La Villita del San Martín, cuyo líder fue uno de los hombres más peligrosos del mundo del fútbol marplatense, Luis el Indio Coman.
Lo cierto es que a a un mes de que vuelva el público a los estadios con aforo del 30 por ciento, según anunció el Gobierno, las imágenes demuestran que en este largo año y medio de pandemia, las barras no aprendieron nada. Nada de nada.
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