Este lunes Mauro Zárate volvió a hablar tras haberse marchado de Boca Juniors. El goleador que aterrizó en el club de la Ribera en 2018, después de una controvertida salida de Vélez, hizo un balance de lo que fue su desempeño con la camiseta azul y oro en diálogo con F90 el ciclo de ESPN.
El delantero de 34 años, que en mayo se despidió de Boca, cerró este lunes por la noche su arribo al América de Mina Gerais. Al mediodía, cuando dio la entrevista, no quiso revelar cuál sería su destino, pero había adelantado que ya tenía un acuerdo de palabra para seguir su carrera en un equipo extranjero. “Es de un país que odia Ruggeri”, dijo en tono de broma y aseguró: “Lo elegí porque me gusta como se juega al fútbol ahí”. Finalmente, como se suponía, estaba hablando de Brasil, y más específicamente del América MG que actualmente lucha por no descender del Brasileirao.
Con respecto a su paso por el Xeneize, declaró: “Yo ceo que cumplí, en números habré completado unos 63 partidos e hice 21 o 22 goles. Lo que yo quería era ganar la Copa (Libertadores) y no lo pude lograr, por ese lado me voy con una espina. Pero lo disfruté mucho”. El delantero aseguró que su experiencia fue positiva, pese a que los inconvenientes físicos le jugaron una mala pasada: “La suplencia fue mucho por las lesiones, no por rendimiento”. En este sentido, agregó: “Mismo Román lo dijo, ‘a Mauro lo mataron las lesiones’, no entiendo por qué me lesioné tanto, porque yo me cuido muchísimo. Pero a veces la cabeza juega otro partido que no sabemos manejar”.
Al ser consultado sobre si fue la presión de vestir la camiseta de un equipo tan importante pudieron haber influido, fue contundente: “El ‘Mundo Boca’ no es difícil pero hay jugadores que son un poco más débiles de cabeza y eso influye muchísimo (...) Boca te multiplica todo por 10, para lo bueno o para lo malo. Yo disfruté mucho el tiempo que estuve”.
En su paso por el conjunto azul y oro conquistó tres títulos y marcó 21 goles en tres temporadas. En ese tiempo fue dirigido por tres entrenadores, Guillermo Barros Schelotto, Gustavo Alfaro y Miguel Ángel Russo, a quien ya conocía de su primer etapa en Vélez. Zárate aseveró que con todos mantuvo diálogos constantes, porque es así como suele manejarse. Al momento de elegir con el que mejor rindió, no dudó: “Con Guillermo fui titular cuando llegué y después me pierdo la final (contra River de la Libertadores 2018) que no pude jugar y él me pidió disculpas. Está todo bien con él. Con Alfaro fui casi siempre titular y fui goleador del equipo. Después con Miguel tuve muchas lesiones y no me pude afirmar nunca”.
Fue justamente con Alfaro en el que tuvo sus mejores pasajes futbolísticos: “Yo me sentía importante y me lo hacían sentir mis compañeros”, y añadió: “El mejor momento en Boca fue por izquierda, con Alfaro. Pero depende siempre del equipo”.
Zárate aprovechó también para aclarar que él no tiene problemas en cuanto a las posiciones en el campo y siempre respeta lo que le ordenan, pero hubo posiciones que padeció al tenerlas que ocupar: “Los partidos que Miguel (Russo) me puso de nueve, no toqué una pelota. Y después entraron otros delanteros y tampoco la tocaron. Hay veces que el equipo te dice dónde tenés que jugar”. En este punto, se explayó: “El nueve en Boca por momentos la pasaba mal, el nueve tenía que tirarse muy atrás y tratar de explorar la velocidad de Villa con las diagonales. Pero la idea no era esa, pero los partidos te llevaban a eso. El Liverpool trata de hacer eso con (Roberto) Firmino, que es nueve pero juega casi de un enganche. Pero no creo que Miguel haya querido hacer eso”, comentó entre risas.
Lo que sin dudas generó sorpresas en el estudio de F90 fue cuando le tocó elegir al compañero con el que mejor se entendió. Lejos de elegir a jugadores como Darío Benedetto, Carlos Tevez, Sebastián Villa, Cristian Pavón o Edwin Cardona, el ex Vélez se inclinó por Emanuel Reynoso: “Cuando jugaba Bebelo, me sentía cómodo, sabía que siempre iba a recibir la pelota al pie y él se mostraba para jugar... y eso que jugó pocos partidos. A uno le daba placer jugar con él”.
Zárate fue también preguntado sobre la influencia de Juan Román Riquelme en el club desde que ganó las elecciones con Jorge Amor Ameal y asumió como vicepresidente del club: “No cambia, cuando él venía al club a vernos o daba una charla escuchás mucho más a que venga un dirigente que no estuvo en cancha”.
El goleador de 34 años no dudó tampoco al momento de elogiar a Gabriel Heinze, a quien tuvo como entrenador en 2018, cuando regresó a Vélez: “Me llevaba muy bien, es uno de los mejores técnicos que tuve. Hablando de todo el conocimiento que tiene y a Vélez le hizo muy bien”. Sobre el método que aplica el Gringo, quien en algunos partidos lo utilizó como doble cinco junto a Nicolás Domínguez, reveló: “Arrancábamos el día con un video que eran movimientos que tenía que hacer el equipo. Durante la pretemporada, todos los días. Y te tomaba examen con preguntas a cada jugador de lo que tenía que hacer. Después de un mes de trabajo, todos sabíamos lo que teníamos que hacer en la cancha, en ataque y en defensa. Yo no pensaba que era tan importante eso y resultó, porque el funcionamiento que teníamos fue muy bueno. Entramos a una Copa”. Además, destacó la intensidad de los ejercicios en las prácticas.
Zárate, quien no tiene representante y ha manejado las negociaciones con el América MG por sí mismo, recordó cómo fue su polémica llegada a Boca Juniors, después de haber dicho que en la Argentina sólo jugaría en Vélez: “No me arrepiento de haber dicho eso porque yo lo sentía. Yo sabía que iba a volver a Vélez después de Europa. De lo que un poco me arrepiento es de haber vuelto por la lesión, me tendría que haber quedado en el Watford, en la Premier. Tenía muchos años más en Europa y después sí volver”.
En este sentido aseguró que no tiene ningún reproche con los hinchas del Fortín, y que está orgulloso de haber ayudado al club cuando lo necesitaba: “¿Sabés la cantidad de jugadores que llamé para que vengan a Vélez? Y decían que no. ¿Sabés lo que era ese momento de Vélez? la platea esa escupía lava”. Al ser consultado sobre si volvería a ponerse la casaca del cuadro de Liniers, fue directo: “No, no se podría dar de ninguna de las dos partes. Es inútil pensar en algo que no va a pasar”.
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