A casi un año de haber disfrutado de su última experiencia como entrenador, Guillermo Barros Schelotto dio una entrevista en la que repasó buena parte de su trayectoria como líder de grupo. En diálogo con el medio The Coaches’ Voice, el Mellizo apuntó a sus referentes, se refirió a sus inicios en Lanús, la efímera estadía en Palermo de Italia, el paso por Boca y cómo fue dirigir a una estrella mundial como Zlatan Ibrahimovic en Los Ángeles Galaxy de la MLS.
Desde su época como futbolista, Guillermo fue incorporando conceptos de sus distintos técnicos que luego iría aplicando desde ese lugar. Por haberlos tenido en su etapa de formación, el uruguayo Gregorio Pérez y Carlos Timoteo Griguol fueron sus maestros DT. Pero lógicamente no olvida a Carlos Bianchi en la época dorada xeneize ni tampoco a otros como Marcelo Bielsa (selección argentina), Ricardo La Volpe y Alfio Basile, también en Boca.
El líder de un cuerpo técnico conformado por su hermano Gustavo, Ariel Pata Pereyra, el preparador físico Javier Valdecantos y el entrenador de arqueros Juan José Romero, confesó haber sentido nervios y ansiedad camino a su primera práctica como técnico de Lanús: “Recuerdo perfectamente mi primer día. Rumbo al club iba pensando cuál sería el mensaje de presentación a los jugadores, porque muchos de ellos habían sido mis rivales. Eran contemporáneos, pero tenía que darles la imagen de entrenador”.
En el Granate se sintió cómodo desde el primer momento, fue campeón de la Sudamericana 2013 y formó la base de un equipo que más tarde obtendría títulos como el Campeonato, la Supercopa Argentina y la Copa Bicentenario en 2016. Durante el último tramo de su estadía en Lanús golpeó la puerta el Palermo de Italia, que se lo llevaría cuando finalizó su contrato.
Sobre esa efímera experiencia de apenas 30 días, repasó: “Viajé a Italia rápidamente. Casi de un día para otro para dirigir un equipo en posición de descenso cuando llegamos. En esos pocos días analizamos que había que enfocarse en ganar puntos, sacar al equipo de la mala situación y luego ya a partir de junio, en nueva temporada, comenzar a armar el proyecto. Era un plantel golpeado, con muchos cambios de entrenador, pero el trato humano con los jugadores fue excelente, nos ayudaron muchísimo a poder desarrollar lo que nosotros queríamos”.
A pesar de algunos buenos resultados y rendimiento que ilusionaron a los sicilianos, fuera de la cancha persistía un inconveniente que derivó en su alejamiento: “La UEFA me pedía 3 años de experiencia para otorgarme la licencia. Yo los tenía, pero después pidió dos más. Era muy incómodo estar en el vestuario porque venía alguien de la Serie A y nos decía que no podíamos estar ahí porque todavía estaba en discusión el tema de la licencia y no se daba. Previo a los partidos no podía estar en el vestuario. Me dieron un permiso especial por 30 días, pero al resto del cuerpo técnico no. Tenía que salir del vestuario, hablar con ellos e intercambiar opiniones. Nos parecía que no era la manera correcta de dirigir un equipo del ‘calcio’ que además estaba peleando el descenso”.
La única solución potable fue que hiciera un curso que le demandaría viajar toda la semana a Florencia sin poder trabajar con su equipo. Decidió ponerle punto final a la aventura pese al enojo del presidente de la institución, que le pidió que continuara ya que él se la había jugado contratando a un técnico extranjero por primera vez en al historia del club. “No tenía sentido hacerlo de esa manera. Para mí el Palermo era una oportunidad increíble, única y que no sé si la voy a volver a tener. Pero la verdad que por honestidad o integridad no podía seguir. Me quedaron ganas de tener una revancha en Italia”, cerró.
Respecto a su designación como entrenador de Boca, entidad en la que figura como uno de los ídolos futbolísticos históricos por la cantidad de títulos que alzó, analizó: “Fuimos bicampeones del torneo local y llegamos a una semifinal y luego a la final de la Copa Libertadores, pero lo más importante es que tuvimos un plantel en el que potenciamos a todos los jugadores. Todos los que llegaron se fueron; mejoraron su carrera”.
Y amplió: “Verlo a Darío Benedetto, Nahitan Nández en Italia, a Lisandro Magallán en Europa, Cristian Pavón con la posibilidad permanente de ir a cualquier equipo, el colombiano Wilmar Barrios en Europa… Todos jugadores que nosotros los formamos y que creímos en ellos y que los trabajamos porque hicimos algo pensado, porque todo lo que uno haga con inteligencia, con tiempo, con trabajo, no es de hoy para mañana, es a futuro y a futuro sí te da rendimiento. Pero es difícil en el mundo de hoy imponer eso”.
Barros Schelotto, eyectado del club luego de la derrota en la final de la Libertadores 2018 contra River en Madrid, aseguró: “Mi experiencia como jugador, diez años, también me hacía conocer de antemano que en Boca todo lo que se hace se dimensiona por cien. Lo bueno y lo malo. Pero es lo que a mí me gusta. No me pone nervioso salir a una Bombonera llena, o jugar finales o partidos ante rivales clásicos como River Plate, San Lorenzo, Racing, Independiente… Para mí es emocionante; atractivo. Uno quiere llenar su vida con esos momentos”.
Por último, hizo hincapié en su último ítem del currículum: Los Ángeles Galaxy en la MLS. Allí encontró una manera “diferente” de dirigir en una liga que había conocido como futbolista por sus cuatro años en Columbus Crew: “Como entrenador era distinto porque hay que conocer bien las reglas de la liga. Cuáles son las formas de poder armar un equipo, los nombres y demás. Cómo se puede traerlos, cuál es el sistema. Es una liga diferente a las del resto del mundo, hay un presupuesto que no se puede sobrepasar”.
Sobre la comparación entre la liga norteamericana y la argentina, marcó: “Allá existe esa labor de oficina, de la cual no reniego. El desarrollo como entrenador en la MLS es mucho más general; la pasión con que se vive en Argentina es distinta. Cuando se pierde es lo peor hasta el próximo partido en siete días. En Estados Unidos es más intelectual la derrota. No afecta tanto el trabajo semanal ni anímico”.
¿Cómo fue dirigir al sueco Zlatan Ibrahimovic? Guillermo lo detalló en primera persona: “Viéndolo desde afuera uno pensaba ‘¿Cómo será?, ¿cómo hacer?’. Pero enseguida me di cuenta cuando empecé a trabajar que por algo estuvo entre los tres mejores jugadores del mundo y estuvo 15 años en el primer nivel. Se entrena al 100%, demanda profesionalismo, entra a la cancha y desde el primer minuto entrena a alto nivel, como el mejor. Lo tuve un año y no tuve ningún problema en cuanto al respeto y la relación con él. Conmigo fue fantástico, respetuoso al máximo”. Y añadió: “Te das cuenta de que Ibra está donde está por el trabajo que se impone a sí mismo. Es el ejemplo de cómo el cuidado, la disciplina, de cómo ser profesional te lleva a estar entre los mejores”.
Respecto a su futuro, el estratega de 48 años afirmó no haberse arrepentido de marcharse de Boca a fines de 2018 y continuar en la MLS. “Esa es mi intención (seguir en Estados Unidos) o tal vez México. La MLS es una liga en crecimiento que puede llegar a equiparar las grandes ligas del continente como Argentina, México o Brasil”, concluyó.
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