Juan Musso fue uno de los protagonistas que contribuyó para terminar con la sequía de los 28 años sin títulos en la Selección. El ex arquero de Racing integró la nómina que ideó Lionel Scaloni para la incursión por la Copa América que concluyó con festejos en el mítico estadio Maracaná después de la victoria en la final ante Brasil.
Detrás del jugador se esconde un personaje auténtico, que habla sin casete y analiza el contexto con una capacidad notable. En un marco en el que la pandemia castiga económicamente a los clubes del mundo, el Atalanta invirtió por él una cifra cercana a los 20 millones de euros. Y eso lo “llena de orgullo”. Pero antes de su debut en una nueva temporada de la Serie A, el joven de San Nicolás recordó las claves del éxito que llevaron a la Albiceleste a conquistar el torneo continental.
Sus partidos de truco con Leo Messi en las concentraciones en Ezeiza, la sorpresa que le invadió al astro rosarino cuando el presidente del Barcelona le informó que no le iba a renovar su contrato, el apoyo que recibió del Papu Gómez cuando se concretó su transferencia al conjunto de Bérgamo y los recursos del yoga y la meditación para abstraerse de todas las presiones fueron algunos de los temas que el ex arquero de la Academia habló con Infobae. Y cómo el sueño del Mundial de Qatar significa el motor de su carrera para mantener una motivación continua.
—¿Hay ansiedad para el inicio de una nueva temporada en esta etapa con el Atalanta?
—Estoy contento. Fue un salto de calidad, pero uno trata de estar tranquilo. Uno es consciente de que ahora tiene más responsabilidades, en un equipo que tiene aspiraciones de ser protagonista en todas las canchas. Ya lo demostró durante los últimos torneos en los que terminó entre los primeros.
—Justo cuando se da tu llegada, se fueron el Cuti Romero y el Papu Gómez…
—Sí, el Papu ya se había ido al Sevilla; y con el Cuti veníamos hablando de la posibilidad que tenía para dar un salto de calidad. Me puso muy contento por él. Como firmé el contrato mientras estábamos en la Copa América, el Papu tuvo un gesto increíble conmigo: me ayudó con la mudanza y a buscar una linda casa en Bérgamo. Tuvo mucha predisposición y me dio muy buenos consejos sobre los lugares a los que tengo que ir.
—En un contexto en el que los clubes fueron golpeados económicamente por la pandemia, ¿qué pasa por tu cabeza cuando viene un equipo y hace una inversión de 20 millones de euros por vos?
—Es increíble. Me llena de orgullo. Sabía que había otros clubes interesados, pero no lograban ponerse de acuerdo en los montos. Y que venga el Atalanta y concrete la operación por esa cifra me genera una felicidad enorme. No veo la hora de empezar a responder en la cancha.
—Una de las noticias que llegó de Europa es que Mourinho también se interesó por vos, ¿hablaste con él?
—No, fueron directivos del Inter y la Roma los que se pusieron en contacto con mi entorno, pero después no lograron ponerse de acuerdo con la gente del Udinese. Hoy las instituciones están haciendo cuentas constantemente para que les den los números, porque la pandemia golpeó a muchos. Son malabares en los que se tienen en cuenta hasta los detalles más mínimos para que puedan afrontar los inconvenientes que impuso el contexto actual. Por eso me llena de orgullo tener la posibilidad de sumarme al Atalanta.
—A otro de los que vas a extrañar es a Rodrigo De Paul…
—Sí, pero va a seguir siendo mi compañero en la Selección. Cuando hablé con él, los dos sabíamos que teníamos un ciclo cumplido en el Udinese. Es una institución espectacular, que se la recomiendo a cualquier jugador que tenga la posibilidad de ir, pero ambos pensamos que teníamos que dar el salto. Él se fue para el Atlético Madrid y yo para el Atalanta.
—Vas a estar en un equipo que jugará la próxima Champions League, ¿qué pasa si les toca enfrentar a un rival como el PSG?
—Es increíble lo bien que se formó, pero nosotros tenemos que tener en claro que vamos a ir partido a partido. Nuestro objetivo será clasificar en la fase de grupos y darle pelea al que nos toque en los octavos de final. Después podrán llegar los cuartos, la semifinal y la final. Es muy difícil en el fútbol actual comenzar una competición con la misión de ganarla.
—¿Cómo viviste esa Revolución Francesa que se dio en París con la llegada de Messi?
—Fue una locura. Me acuerdo que cuando estábamos concentrados en la Selección, él estaba seguro de que iba a renovar con el Barcelona. Se sorprendió mucho cuando el presidente del club le dijo que no iba a ser posible la renovación. Después todos lo vimos en la conferencia de prensa que dio, con el llanto y el dolor que le provocó irse del equipo en el que estuvo toda su vida.
—Esa Copa América tuvo una sensación de hazaña por haberla ganada en Brasil, ¿cuál fue la clave del éxito?
—Pienso que la unión del grupo fue fundamental. Cuando nos reunimos por primera vez, nos propusimos ganarla para eliminar a todos los fantasmas del pasado. El fútbol le debía un título a Leo (Messi) con la Selección y nos mantuvimos enfocados en un único objetivo.
—¿El título lo empezaron a gestar en la edición anterior, que con la misma base terminaron terceros después del partido con Chile?
—Es una buena mirada. En esas semifinales contra Brasil nos sentimos muy perjudicados y creo que teníamos en la cabeza esa revancha que necesitábamos. En aquel partido hubo errores arbitrales que fueron determinantes en el resultado final. Hoy no me voy a poner a analizar en profundidad lo que pasó, porque nunca sabremos si fueron intencionales o no; pero sentimos que estuvimos a la altura contra un equipo que era una potencia cuando nosotros éramos un grupo que recién arrancaba porque tenía mucha renovación. Sentimos que pudimos llevarnos algo más. Fue muy injusto. Para este torneo nos miramos a los ojos y nos propusimos dejar todo lo que podíamos dar para que lleguen los resultados. Y llegaron.
—¿Cómo eran los torneos de truco en las concentraciones? ¿Se le podía ganar al equipo de Messi? Julián Camino dijo alguna vez que le pasaban a Leo las cartas que tenían los rivales...
—Yo jugaba con Agustín (Marchesín) y con el Dibu (Martínez). No sé si se carteaban. No puedo decir mucho, porque no tengo pruebas (risas). Además, les ganamos muchas veces, aunque también perdimos varios partidos. Nos divertíamos mucho, porque ellos juegan muy bien y se conocen hace un montón de tiempo. A veces no podían descubrir lo que teníamos o dudaban si les estábamos mintiendo. Lo tomamos con mucho humor, eran muy lindos momentos. Nunca vi nada raro…
—¿Y también te animabas a los campeonatos con la PlayStation?
—En esta oportunidad no jugábamos mucho al FIFA. Estábamos más metidos con el truco y con el pool. Mirá que me gusta la Play y soy bueno en serio, pero no jugamos mucho.
—¿En tu equipo de la Play ataja Musso?
—Sí, claro. A veces, no siempre. La realidad es que me gusta cambiar y jugar con muchos equipos. Dependiendo a quién tenga que enfrentar…
—Hace unos días, Luis Islas dijo que le dio mucha felicidad el título que lograron porque también sirvió para silenciar a un sector de la prensa que estaba esperando una derrota para fomentar la crítica, ¿ustedes percibían algo similar?
—Sí. Si bien uno trata de abstraerse de los programas de televisión, se escuchan comentarios que no suman. Mucha parte de la prensa fue muy injusta con la generación de Leo (Messi), Nico Otamendi, el Fideo (Di María) y el Kun (Agúero) porque sus análisis partían de una derrota en una final. He llegado a escuchar a algunos que decían que lo del Cuti Romero fue una sorpresa, y la realidad es que él era considerado de los mejores defensores de Italia desde hacía varios años. Hay veces que tengo que apagar la tele o cambiar de canal porque no puedo creer las cosas que dicen.
—¿Creés que hay ignorancia, mala intención o falta de profesionalismo en esos casos?
—No te puedo responder eso porque hay de todo. No se puede generalizar. Entiendo que algunos tendrán sus propios intereses y otros se podrán equivocar por falta de información. Igualmente, no es que estoy en contra de la prensa. Hay muchos periodistas a los que admiro y respeto, pero creo que el periodismo tendría que hacer otra cosa, como ayudar a que la gente entienda mejor el juego. Y muchas veces, algunos personajes priorizan su opinión personal sobre ciertos temas y se olvidan de hablar de fútbol.
—¿Cómo vivieron todo el momento previo al viaje cuando los testeos de COVID-19 a Franco Armani arrojaban resultados positivos?
—Fue complicado, porque formamos un grupo muy unido. Cuando nos concentramos en Ezeiza pensábamos que iba a atajar él, porque venía siendo titular en los últimos partidos. Si bien hay un común acuerdo en el que todos queremos ser titulares, porque es un puesto específico y no te da la posibilidad de probar 15 minutos como en otras posiciones, siempre respetamos las decisiones del técnico. Todos queremos jugar y sabemos que tenemos la posibilidad para hacerlo. Sabemos que todos los que estábamos ahí atravesamos un buen momento; pero le damos mucha importancia al respeto. Todos nos creemos capaces de atajar en la Selección y es válido, pero somos muy respetuosos con el compañero que le toque ser titular. Mientras tanto, trabajamos en esa sana competencia para que uno se pueda ganar un lugar.
—Algo similar te pasó en Racing, donde tuviste que esperar para tener tu oportunidad y el día que debutaste el Cilindro te recibió con una ovación…
—Sí, durante toda esa experiencia en Racing entendí de muy chico que a veces hay que esperar para que se den los resultados. Es como una ley de vida, porque más allá de lo que uno se esfuerce, lo que uno piense que se merece y lo que cada uno labure para alcanzarlo, hay veces que las circunstancias se dan de una manera distinta a las que pensaba. De muy joven me di cuenta de que no hay excusas para renunciar a nada. Siempre traté de buscar ejemplos de referentes que han logrado superar adversidades. Muchas veces pasa que uno se esfuerza, está dando todo y piensa que su momento es “ahora” y la vida le pone alguna traba para bajar los brazos. Siempre me mantuve convencido de dar el 100% de todo lo que dependa de mí, porque con los factores externos no se puede hacer nada. En la Selección todavía no tuve la oportunidad de jugar, salvo 45 minutos, y eso no significa que no esté preparado. Eso no me lo creo. Son pocos partidos al año y estamos todos en un nivel similar, más allá de los gustos del entrenador. Nunca me pondría en el lugar egoísta de enojarme y bajar los brazos si no me toca jugar, sino que seguiré luchando, entrenando y preparándome para cuando me toque el momento.
—La gran mayoría del plantel que ganó la Copa América en Brasil, probablemente esté en el próximo Mundial ¿Te ilusiona ir a Qatar?
—Es mi motivación principal. Participar de una Copa del Mundo con la Argentina sería el sueño ideal. Algo fantástico. Es un motor que le da a mi carrera una motivación especial. Me esfuerzo día a día para poder estar. Me ilusiona tener la posibilidad de jugar y me motiva a seguir creciendo profesionalmente. Todo lo que sea motivación, me hace muy bien. Estoy convencido de que puedo estar ahí y voy a hacer todo lo posible para poder estar.
—Hubo un tiempo en el que te fuiste a San Nicolás y parecía que ibas a dejar el fútbol antes de debutar en Primera, ¿cómo fue esa etapa?
—En ese momento era muy chico y ni siquiera me ponía a analizar lo que quería para mi vida. Tenía 15 años y estaba en una situación complicada, porque extrañaba mucho a mi familia y a mis amigos. Me fueron a buscar de Racing y yo ni sabía si quería ser futbolista. Estaba lejos de jugar en Primera, aunque ya tenía algunas convocatorias en las selecciones juveniles. Eso me daba una sensación de profesionalismo que me gustaba, pero se estaba dando todo muy rápido. Sentía que estaba quemando etapas. Necesitaba divertirme, estar con mis amigos y mi familia. Después me di cuenta que el fútbol era mi verdadera pasión.
—¿Te ayudó mucho hacer yoga?
—Sí, pero empecé a practicar yoga hace 6 años. Me encanta su filosofía y la manera que encara la vida y los desafíos. Es la búsqueda de la felicidad, que es lo que todos buscamos en el mundo. A mí me cambió la vida. Empecé con un profesor cerca de mi casa en Palermo y me cambió la manera de pensar y de ver un montón de cosas que me generaban demasiado estrés. Tenía enojos innecesarios. Con el tiempo fui estudiando un poco más, recurrí a la meditación y lo hago como un camino ajeno al fútbol, que también se relaciona a todos los aspectos de la vida.
—Tuviste una influencia muy positiva de Sebastián Saja…
—Fue muy importante. Cuando uno es muy joven y está entrando al mundo del profesionalismo, es muy importante tener a un referente como él en el grupo. Además, en el mismo puesto. Fue un líder muy positivo. Siempre se mostró muy profesional con una regularidad increíble. Le daba importancia a las cosas que realmente valían la pena. No siempre te encontrás con personas así y me ayudó mucho. Tuvo gestos impresionantes para conmigo y le voy a estar agradecido siempre, porque fue muy genuino. Tuve mucha suerte de arrancar a su lado.
—En Racing están convencidos de que al Chila Gómez le puede pasar lo mismo que te pasó a vos. Algún dirigente me dijo que si le dan unos partidos como a Musso, su futuro también estará en Europa…
—No tengo dudas. Es un arquero con mucho potencial y muy buenas condiciones. Me hubiera gustado verlo en la cancha un poco más. Muchas veces ha estado tapado de manera injusta, porque tranquilamente puede ser el primer arquero de Racing, o el segundo. Estará en él seguir para adelante. Yo siempre le digo que nunca baje los brazos.
—Una similitud que tenés con Sergio Romero es que ambos salieron del Tita Mattiussi, jugaron poco en Primera, la Selección y pronto emigraron a Europa. Los hinchas todavía tienen la esperanza de ver a Chiquito de nuevo en el Cilindro, pero a vos todavía te quedan años en el exterior…
—Sí, pero ahora tengo 27 años. Es algo lindo que uno piensa porque estaría bueno volver, pero hoy no puedo decir nada porque no sé lo que pasará en un tiempo. Ahora estoy recién llegado al Atalanta y me focalizo en hacer las cosas bien acá. No puedo decir algo con tanta antelación, pero está claro que me encantaría volver.
—Heredaste los guantes de tu papá ¿Cómo fue esa relación con tu viejo, teniendo en cuenta que él también fue arquero?
—Y él andaba muy bien. Es una de las personas que más me conoce. Nunca se perdió ni un partido, sea en la cancha o por televisión. Como entiende del puesto y me conoce en profundidad, se da cuenta cuando estoy bien, cuando estoy concentrado o cuando no estoy tan metido. Sabe cuando podría haber hecho algo más en algún gol o cuando no podía hacer nada. Entiende mucho de fútbol y hablamos un montón del juego. Nunca me corrigió nada, pero me interesa su opinión porque sé que me conoce como nadie.
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