El pasado 6 de mayo Jorge Barrio cumplió 17 años y por su aspecto físico parece aún más chico, aunque por su forma de ser y declarar en los micrófonos se muestra como un consumado veterano. Hoy corre en dos categorías donde lidera sus campeonatos: el TC 2000 y la Fórmula Renault 2.0. Infobae habló con el chico de Pinamar que es considerado la mayor promesa del automovilismo a nivel nacional.
Su caso es el fiel ejemplo de un cambio de paradigma en el deporte motor en la Argentina. Los problemas económicos que atraviesa el país desde hace años, los altos presupuestos y la falta de un proyecto a largo plazo, hizo que los jóvenes cambien el chip y piensen en hacer su campaña deportiva en el ámbito local. Hoy la Fórmula 1 es una quimera para nuestros corredores.
Aunque lejos de desanimarse, Barrio forjó su camino, hoy vive un gran presente y vislumbra un futuro enorme. “Me inicié por mi viejo porque él simpatizaba por el automovilismo. De hecho llegó a correr en un zonal con un Fiat 128. Cuando se casó y tuvo a mi hermana dejó de competir, pero me transmitió su pasión. Me gustaban mucho las carreras y las miraba por TV”, recuerda.
Guarda una anécdota graciosa sobre su primer contacto con la velocidad: “Tenía cuatro o cinco años y arranqué con unos karts de alquiler y había gente grande girando. Al tercer ticket mi vieja ya estaba renegando. Pero la gente me vio correr, me pagó y me la pasé corriendo toda la tarde”.
“Cuando cumplí seis años me regalaron mi primer karting. De ahí en adelante íbamos a girar al kartódromo de Mar del Plata. Arranqué en un zonal de karting en 2013 y 2014 y desde ese momento decidí que quería ser corredor de autos. Fui campeón en esos años”, agrega.
Desde muy chico demostró una fuerte personalidad y una templanza de un corredor mayor. Era picante para declarar y creció en él su espíritu competitivo. Con escasos recursos económicos fue campeón argentino de karting. “Había 35 karting y mi familia hizo mucho esfuerzo porque tuvimos que viajar a Formosa, Mendoza o Comodoro Rivadavia”, subraya sobre el apoyo que recibió de sus padres, Jorge y Silvina y su hermana menor, Paula.
Luego probó suerte en un Campeonato Sudamericano en Brasil. Cuenta que “fuimos en auto con los mecánicos y mis viejos. Apenas salimos fuimos a buscar a los chicos que están en Villa Ballester y llegamos a Panamericana. El dueño del equipo (Flavio) me dice ‘mirá estos boludos enfrente amontonados’ (los que venían en sentido contrario) y llegamos a una estación de servicio. Y nos dimos cuenta de que no teníamos los documentos y estábamos desayunando en Zárate. Y tuvimos que ir a buscarlos en Ballester…” En ese certamen fue subcampeón y más allá de dos participaciones esporádicas en Italia y Francia, no tuvo el dinero para seguir intentando en el exterior.
Con la mira puesta en la Argentina pegó el salto a los autos: “En 2019 estaba entre seguir el karting o pasar a la Fórmula Renault 2.0. Hice tres pruebas y debuté en los 200 Kilómetros de Buenos Aires (la fecha más importante del Súper TC 2000) y llegué segundo y octavo”, afirma.
Arrancó 2020 con gran envión y también se midió en la Fórmula 3 Metropolitana, donde en la primera fecha fue quinto y tercero en las dos competencias. “Ahí me di cuenta de que había pegado un salto de calidad. Me faltaba firmeza y la fui adquiriendo”, confiesa. Su foco estuvo en la Fórmula Renault 2.0, pero la pandemia impidió el inicio del campeonato y debió esperar hasta septiembre.
Con 16 años superó a chicos más grandes y se quedó con el título. Fue el segundo campeón más joven del automovilismo nacional a nivel pista, después de que Esteban Guerrieri se consagrara en la misma categoría en 2000, con 15 años.
El mérito del pibe de la Costa le permitió llegar al TC 2000 (categoría antesala al Súper TC 2000) y fue captado por el Ambrogio Racing, una de las escuderías más importantes. En la primera fecha corrida en Buenos Aires, el domingo 21 de marzo ganó en las dos categorías: empezó a defender su título en la Fórmula Renault 2.0 y se estrenó con triunfo en el Turismo Competición 2000. Con un detalle: en ese momento aún no tuvo el registro para conducir un auto de calle.
Ese fin de semana fue un anuncio de su agitada temporada 2021 donde cada fin de semana se baja de un monoposto y se sube a un auto techo. Sobre cómo hace para ganar en dos coches completamente distintos, explica que “me adapto rápido al auto y eso es algo clave. Me preparo con un poco de laburo de pre pista, cámaras a bordo o simulador. Logro entender rápido la sensación que da el auto, su necesidad y estoy muy interesado en la parte mecánica, algo que sirve mucho para la puesta a punto del coche”.
En 2020, a lo largo de los ocho eventos que tuvo la Fórmula Renault 2.0, Barrio ganó en cuatro oportunidades, subió once veces al podio y conquistó cuatro pole position. Este año en el TC 2000 obtuvo tres triunfos y tres poles positions; mientras que en la FR lleva cinco victorias y marcó el mejor tiempo en dos clasificaciones.
Sin embargo, reconoce que “mi miedo era que, como el manejo del TC 2000 es al revés del de Fórmula Renault 2.0, la conducción del coche con techo no me resultara natural. Tenía miedo de correr en la fórmula y no terminar de acostumbrarme. Al fin de varias carreras me di cuenta de que podía hacerlo”.
Barrio destaca el apoyo de quienes están a cargo de las divisionales ya que sin ello sería imposible poder correr: “Las categoría me está dando una mano enorme y le agradezco a Francisco Aldinio y a Roberto Mayorana (responsables)”. Por ejemplo, el costo operativo por fin de semana del TC 2000 ronda los 900 mil pesos.
Sobre si le afecta ser tan chico y competir con corredores mayores (en especial en el TC 2000), indica que “lo llevo como si fuera un chico más. No me considero en desventaja y a veces no me complica la inexperiencia. Hay cosas finas y detalles. A mí me agarró la pandemia y solo corrimos en cuatro autódromos. Ahora que se abrió un poco estoy conociendo otros”.
Cuando puede acompaña a su padre a visitar a los sponsors. Es que tiene una agenda bastante cargada con el colegio. “No son tan estrictos porque entienden mi situación, me dan una mano y me apoyan porque yo también cumplo. Ellos me ayudaron con la cantidad de faltas”. Sobre sus materias preferidas asegura que “me gusta la matemática y física. Me gusta resolver los problemas porque ahí no tenés una justificación o chamuyo”.
Luego de las clases virtuales, este año a volvió a encontrarse con sus compañeros. “Antes de las vacaciones de invierno ya comenzamos con las clases presenciales, que las extrañé mucho porque me llevo bien con todos y nos extrañamos. Voy y vengo en bici”. Ellos son sus principales seguidores: “Mis compañeros se ponen el despertador y se levantan para ver mis carreras”, destaca, pero espera cuando estén dadas las condiciones para que puedan ir a verlo a un autódromo. Y confiesa que “después de un año de virtualidad me di cuenta de que era mejor poder estar cara a cara para poder estudiar”.
También, suele dar una mano en la ferretería familiar: “Laburo a pleno en verano cuando vienen muchos turistas y siempre necesitan algo. Voy de 9:30 a 14:30. En invierno, cuando estoy aburrido (risas). Igual me queda cerca y también uso la bici para ir”, cuenta.
Acerca de su forma de ser, dado que parece mayor, reconoce que también se equivocó de muy chico. “Debe ser por las carreras, de empezar a correr desde muy chico. Tiene que ver con mi manera de pensar las cosas. Siempre fui tranquilo. Me gusta ser de perfil bajo. Me gusta pasar desapercibido. Tenés que tener un perfil profesional para bajarte de un auto sin enojarte. Igual, en la primera nota que me hicieron le pegué a la cámara (risas) y fui aprendiendo con los años el hecho de no bajarme caliente. Hoy me río de aquella anécdota, pero es algo que nunca repetí”, reflexiona.
Pertenece a una generación de corredores argentinos que apenas puede soñar con la Fórmula 1, pero eso no le afecta y da sus razones: “Cuando uno empieza en karting y en los zonales, a la F1 la ve a años luz. Es imposible para nosotros. Hay muchos intereses y tal vez un brasileño tiene más posibilidades. Nunca lo consideré una posibilidad ya que en su momento iba a ser muy difícil correr a nivel nacional y lo conseguí. Mi ‘F1’ era llegar a nivel nacional. Tal vez pueda competir algún día en el WTCR (Copa Mundial de Autos de Turismo)”.
Sus éxitos fueron considerados y luego de probar un Renault Fluente GT del equipo oficial de Súper TC 2000, fue confirmado como uno de sus pilotos para los 200 Kilómetros de Buenos Aires y correrá como invitado de Matías Milla. “Ya probé un auto en una tanda libre de 20 minutos donde se suelen asentar frenos y otras cosas. Fue una experiencia increíble, porque es un coche que tiene mucha tecnología y bastante carga aerodinámica (alerones y deflectores)”.
La cita será el 5 de septiembre en el Autódromo Oscar y Juan Gálvez. Allí Jorgito irá por su gran debut en la categoría mayor y por otro hito: ser el piloto más joven en ganar con 17 años y 4 meses; y batir el récord que aún ostenta Mariano Altuna, cuando el 9 de Agosto de 1999, venció en Trelew con 17 años, 5 meses y 20 días.
Pero antes tiene otro doble compromiso este fin de semana con la disputa de la sexta fecha en Toay, donde defenderá la punta de sus dos campeonatos. Será un gran desafío porque no conoce el autódromo pampeano.
En un país tan fierrero, la nostalgia siempre lleva hacia la F1. Pero ese sueño viene chocando con la dura realidad desde hace dos décadas. Barrio es uno más de los que de forma directa tuvo que hacer su campaña a nivel nacional. El aliciente es que esta joya al volante se la puede ver y disfrutar en las pistas argentinas.
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