Paulo Pareto terminó con el aislamiento preventivo luego de su incursión por los Juegos Olímpicos de Tokio, en donde se llevó un diploma y un reconocimiento unánime de la comunidad deportiva, luego de disputar cuatro combates en la capital japonesa y caer en el repechaje por la medalla de bronce.
La Peque, quien no pudo revalidar el oro de Río 2016, se despidió luego de la derrota por waza-ari ante la portuguesa Catarina Costa, a quien abrazó y felicitó sobre el tatami del Centro Nippon Budokan, en un gesto de generosidad que postergó sus sentimientos por realizar su última intervención en la cita internacional.
Al retirarse del espacio de lucha, la bonaerense se fundió en un sentido abrazo con su entrenadora Laura Matinel, soltó lágrimas de emoción y luego recibió el cálido saludo de las autoridades de la delegación argentina, entre ellas, el presidente del Comité Olímpico (COA), Gerardo Werthein.
Con la adrenalina disminuida y ya de regreso al país, la experimentada judoca de San Fernando regresó a su actividad en el Hospital Central de San Isidro, donde se desempeña cuando no está entrenando o preparándose para una competición deportiva. “Nos enorgullece que seas parte de nuestro equipo de trabajo, ¡fuiste, eres y serás una campeona por siempre!”, fue el mensaje que publicó el sector de ortopedia en el que trabaja día a día.
Emocionada, Pareto compartió sus sentimientos en las redes sociales y agradeció la sorpresa. “Vuelta a la guardia con sorpresa de bienvenida en mi segunda casa. No por nada se le llama residencia, ¿no? ¡Gracias Ortopedia y Traumatología del Hospital Central de San Isidro por este recibimiento y por tantos años de paciencia y aprendizajes!”, posteó la Peque en su cuenta de Instagram.
Cuando la medallista olímpica terminó la secundaria ya estaba decidida a estudiar medicina. “Para mí no había muchas dudas. No veía el por qué de elegir una u otra cosa. Yo nunca me puse en la cabeza no poder. Tuve la suerte de que siempre me apoyó mi familia porque viví de mis padres, y el deporte amateur tampoco es la gloria por más que tengas una beca”, fue la reflexión que hizo en su momento la mejor judoca de la historia albiceleste.
“Desde el principio fue conflictivo para la gente, que no entendía. Estudiaba en el tren mientras iba a cursar”, confesó en un vivo que había hecho en su cuenta de Instagram. Y agregó: ”Me organizaba las materias. Sabía que iba a retrarsarme porque competía y viajaba. Me lo tomé con calma y las cosas fueron saliendo bastante bien. En algunas materias me quedé libre porque no justificaban que representara al país. Hoy eso ha cambiado y me alegro, por eso y por los chicos que lo pueden disfrutar. La elección fue hacer las dos cosas”.
Cuando la Peque se recibió dijo que ese objetivo “se compara con la alegría de la medalla olímpica”... El 9 de enero de 2014 Pareto se recibió de médica tras aprobar el final de Oftalmología y de allí, directo, fue al entrenamiento matutino en el Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (Cenard), del barrio porteño de Núñez para continuar con su preparación deportiva. “Todavía no caigo. Esto se compara con la medalla de bronce en Beijing (todavía no había ganado el oro en Brasil). Si bien esto es distinto, la alegría que siento es la misma porque era una de mis metas, dijo entonces la judoca.
En 2019, ya con el título de médica y la gloria de Río 2016, la Peque recordó que es egresada de la UBA y representante argentina en los Juegos Olímpicos. Tras su última participación en Tokio, demostró que su talento y perseverancia se da en todos los ámbitos que afronta. Y sus compañeros se lo hicieron saber.
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