Qué significa ser olímpico: 9 glorias del deporte argentino, a corazón abierto

Todos se quedan con la gloria, incluso muchos la exigen sentados desde un sillón detrás de un televisor. Pero lo que pocos saben -algunos lo intuyen, pero lo dejan a un lado a la hora de realizar mordaces críticas ante un resultado negativo- son las cosas que dejan a un lado los deportistas -en muchos casos amateurs- para obtener la victoria.

Durante un ciclo de entrevistas con Infobae, distintas glorias del deporte argentino confiesan los sacrificios qué hicieron para llegar a la gloria. En charlas a corazón abierto, ellos explican mejor que nadie lo que significa ser un atleta olímpico.

“Ser un atleta olímpico es tocar el cielo con el corazón, porque llegar a la olimpíada es a lo máximo que puede aspirar un deportista. Lo soñás toda la vida. Desde que nací, desde que tengo uso de razón, que miraba los Juegos Olímpicos, los anillos, la fiesta, y quería ser parte de esa familia. Éstos son mis séptimos Juegos Olímpicos y es lo más grande que te puede pasar”, comenzó su relato Carlos Retegui, actual entrenador de Las Leonas.

Aunque el Chapa sostiene que todo lo que hacen sus dirigidos no son “sacrificios”, expresa a la perfección las exigentes rutinas que debe someterse un atleta para llegar a la cita máxima: “Es un lindo esfuerzo, porque uno tiene que hacer pasadas en la pista de atletismo y termina con náuseas. Porque se tiene que tirar a la pileta a nadar, porque tiene que correr varios kilómetros, entrenar doble turno, con 45 grados de temperatura, con grados bajo cero, con lluvia, con tormenta de arena. Hay que entrenar, porque cuando uno quiere llegar a la élite del deporte mundial tiene que esforzarse”.

Hugo Conte, uno de los mejores jugadores de voley de la historia, remarca la importancia de los Juegos Olímpicos por sobre una Copa del Mundo. “Fue algo muy fuerte para mi vida deportiva. Lo es para todos los deportistas. Muchísimos tienen los ciclos olímpicos y entrenan prácticamente pensando en eso cada cuatro años. Nosotros en el medio tenemos el Mundial, pero no es el principal objetivo. Lo más lindo y fuerte que se puede jugar son los Juegos Olímpicos, de eso no hay duda”, manifestó. El medallista de bronce en Seúl 88 luego recalcó: “Los Juegos Olímpicos son lo máximo a lo que uno puede aspirar. Tener una medalla o lograr un podio es mucho más que un Mundial. El contexto que se forma en esos 15 días es muy fuerte”.

“Si vos no te sacrificas por algo... Nada en la vida es gratis, nada es de un día para el otro, salvo alguna herencia o una cosa extraña. Nosotros estuvimos años entrenando para eso. Muchísimo desgaste anterior. Concentraciones de muy jóvenes con la Selección, siendo sparrings de los mayores”, rememora Gabriel Fernández, integrante de la famosa Generación Dorada del básquet.

El subcampeón del mundo en Indianápolis 2002 y ganador de la medalla de oro en Atenas 2004 aún mantiene intacta dentro de su cabeza la imagen del combinado nacional durante la premiación en el Juego Olímpico: “Es lo más emocionante de todo. Se te cumple un sueño y ves la bandera argentina por encima de la americana y la italiana. Es cumplir tu sueño y dejar a tu país en lo más alto. Tomás conciencia ahí. Al principio es un equipo que juega contra otro, pero cuando ves tu bandera ahí adelante se te pone la piel de gallina y decís ‘¿Llegamos de verdad, no? Esto va a repercutir en el tiempo, años después vamos a estar hablando de esto’. Fue algo espectacular y se disfrutó muchísimo. Es un sello a la amistad que teníamos, al rendimiento y al sacrificio”.

Walter Pérez, vencedor de la presea dorada junto a Juan Curuchet en ciclismo en Beijing 2008 e integrante del staff argentino que dirá presente en Tokio 2020 (acudirá como oficial de atletas), estuvo a punto de bajar los brazos debido a la falta de apoyo económico, pero el oriundo de Isidro Casanova finalmente tuvo su merecido premio. “Ser olímpico es muy importante, es un sueño cumplido. Llegar ahí ya es una meta cumplida. A mí me tocó estar en lo más alto, pero es algo que no se puede explicar con palabras. Son sensaciones muy lindas”.

“Teníamos que pensar cómo entrenar, pero también cómo solventar un pasaje, dónde hospedarse, a qué torneos asistir y a cuáles no, qué comer. Eso hizo que sea todo mucho más difícil, pero también más lindo cuando llegamos al objetivo. Todo el esfuerzo que hicimos valió la pena”, confesó.

Magui Aicega, histórica capitana de Las Leonas, devela los “malabares” que hace un deportista para rendir al más alto nivel y, al mismo tiempo, estudiar (se recibió de nutricionista) y trabajar. “Nosotras teníamos que trabajar porque el hockey no nos daba de comer. ¿Si teníamos más garras que las de hoy? No, era distinto. Eran otras épocas. Ojalá hubiese tenido el ENARD y todo lo que tienen las chicas, pero no nos tocó tener eso. No te voy a mentir, cuando todo te cuesta lo valorás mucho más después”, soltó.

“Dejás un montón de cosas de lado. Y como mujer, ni hablar. Porque dejás de lado ser madre. Pero en verdad vos decís ‘¿Lo dejé de lado?’. No, porque lo elegiría 20 veces más. Me muero, vuelvo a nacer y me decís ‘¿Elegís lo mismo?’. Sí. Son elecciones. Yo sé que te perdés un montón de cosas, pero son elecciones. Son cosas que las volvería a perder. Esto para mí era lo máximo y lo tenés que aprovechar al máximo, porque sabés que es un periodo corto. Al estar 16 años en una Selección dejás muchísimo, pero son elecciones que uno hace y no me arrepiento y volvería a elegirlas”, comentó la ganadora de tres preseas (planta en Sídney 200 y bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008).

Aunque en el fútbol lo primordial suele ser la Copa del Mundo, el Ratón Ayala puso en valor la importancia de tener una medalla olímpica. El ganador de la de plata en Atlanta 96 y la de oro en Atenas 2004 manifestó: “Yo lo tomo como un logro muy importante en mi carrera. Tuve la posibilidad de estar en dos Juegos y de quedarme con dos medallas. Pero recién pude valorar esto después de haber ganado la medalla de oro y haber compartido la Villa Olímpica con otros deportistas. Charlas en las cuales vos te enterás de las cosas que hacen, todo lo que viven para llegar a un Juego Olímpico. Tener dos medallas Olímpicas en mi casa hacen que le dé muchísimo más valor a mi carrera”.

Además, destacó una interesante reflexión de Marcelo Bielsa: “En su momento dijo una frase muy importante: ‘que hay que sacar el amateur que llevamos dentro para poder jugar al fútbol’. Todos lo tienen. Si bien nosotros en ese 2004, los más grandes y algunos que ya estaban surgiendo, estábamos en clubes importantes de Europa, eso no se podía perder a la hora de competir. ¿Por qué? Porque tomaba como ejemplo a chicos que lanzan jabalina, a jugadores de otras disciplinas, que hacían tanto esfuerzo para poder llegar a un Juego Olímpico. Ellos se entrenan muchos años para pocos segundos. Teníamos que saber en el lugar que estábamos y sacar de adentro el amateur que tiene cada deportista”.

Juan Manuel Vivaldi llegó a tocar en Cemento, uno de los lugares más emblemáticos de la música en Argentina hasta la fatídica noche de Cromañón, pero en su adolescencia decidió dejar todo por perseguir su sueño de triunfar en el hockey. Y tuvo premio: ganó la medalla de oro en Río 2016.

“Ser un atleta olímpico es prepararse las 24 horas del día, los 7 días de la semana de todo el año para esto. Tenés que tener tu cabeza y cuerpo dedicadas pura y exclusivamente a tu preparación. A mejorar en el día a día, estar en los detalles, los cuidados, los descansos. Lo que tiene el deportista amateur, a diferencia de los grandes profesionales, es que hay que complementar esto con otras cosas. A veces hay que hacer más esfuerzos que sólo prepararnos y entrenar. Eso también es lo lindo del deporte amateur, lo que tienen los argentinos, que se adaptan a todas las dificultades. Ese es el plus que tenemos a la hora de la competencia”, destacó el arquero de Los Leones.

Georgina Bardach cuenta, con total naturalidad, los duros entrenamientos que hizo desde pequeña para llegar a quedarse con una medalla de bronce en Atenas 2004. “A los 12 empecé con doble turnos a las 4 de la mañana. Nunca me costó. Siempre lo vi como algo que tenía que hacer. Iba a nadar a las 4.15 de la mañana y a las 7 me iba al colegio. Tipo 14 me pasaban a buscar y almorzaba. Y tipo 3, 3 y pico ya estaba en el gimnasio”, comentó la nadadora cordobesa.

Por último aparece Camau Espínola, alguien que conoce a la perfección lo que es ser olímpico, ya que participó en 5 ediciones y es el argentino con más medallas, con 4 (plata en Atlanta 96 y Sídney 2000 y bronce en Atenas 2004 y Beijing 2008).

“Los Juegos Olímpicos tienen una particularidad. Termina juntando deportes que son profesionales, donde se ganan millones de dólares, con deportes mucho más, no amateurs, sino de menos popularidad. Los Juegos Olímpicos juntan todo y son una gran familia. Todos nos respetamos, nos sentimos en igualdad. Para llegar a los Juegos Olímpicos tenés que ser el mejor de ese deporte para representar a tu país. Tiene esa característica muy especial, de esa hermandad, del respeto. Valores que son muy especiales y que aparte son fundamentales. Son cosas que me quedaron para toda la vida y trato de transmitirlas”, manifestó. Y luego, concluyó: “Gran parte de mi vida, desde chiquito que comencé a navegar, soñaba con estar en un Juego Olímpico. Después tuve la suerte de estar y ganar medallas. Es parte de mi vida, fueron momentos muy importantes y hoy lo disfruto mirando y compartiendo mi experiencia con mis hijos”.

Edición de video: Mariano Llanes / Video: Matías Arbotto

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