Con el mismo desparpajo con el que pidió la camiseta diez en Racing cuando apenas tenía 19 años y Luis Zubeldía lo ascendió desde las divisiones inferiores, Rodrigo De Paul consiguió trabar una linda amistad con Lionel Messi y el resto de los referentes de la selección argentina hasta llegar a ser hoy un jugador imprescindible en el sistema táctico del entrenador Lionel Scaloni.
Ángel Di María contó que la jugada de su gol de emboquillada a Ederson a los 21 minutos del primer tiempo de la final de la Copa América en el Maracaná de Río de Janeiro nació de una conversación que mantuvo con Messi y con De Paul antes del partido. “Le advertí a Rodrigo que el lateral de ellos de ese lado (por Renán Lodi) suele distraerse en los pases largos y él recordó eso y me asistió en el momento justo”.
Es que una de las características del ex volante de Racing es su inteligencia táctica y sus buenas condiciones técnicas (jugó como diez en las divisiones inferiores), a lo que le agregó una muy buena capacidad en la marca y la experiencia de sus siete temporadas en el fútbol europeo que lo llevaron a convertirse en capitán y referente del Udinese, aunque ahora pasará a jugar en el Atlético Madrid de Diego Simeone, donde precisamente será compañero de Lodi, su vencido de la final de la Copa América.
Rodrigo Javier De Paul nació en Sarandí el 24 de mayo de 1994 y su primer equipo fue el Deportivo Belgrano, a tres cuadras de su casa para seguir los pasos de su hermano mayor, Guido, que ya jugaba allí. Para el común de la gente siendo “Rodri” y suele aparecerse por sorpresa cuando regresa a la Argentina para visitar a los chicos y sacarse fotos con ellos. Lo anotaron cuando apenas tenía tres años.
Ya a los ocho, estaba en las divisiones inferiores de Racing. Se fue a probar con un amigo, y lo incorporaron. Cada día llegaba a los entrenamientos al predio “Tita Matiussi” con su abuelo Osvaldo, mientras su abuela Alicia iba guardando cada recorte en cualquier publicación y cada trofeo conquistado. Jugó todas las divisiones inferiores como “diez” aun siendo derecho –era un gran admirador de Juan Román Riquelme y en su habitación tenía sus pósters- y ya en Reserva, algunos partidos como media punta, cuando ya se rumoreaba que podían ascenderlo a Primera.
Acaso la única queja sobre su juego que escuchó en aquellos años de divisiones inferiores fue que no bajaba nunca a ayudar en la marca, tal como recuerda su ex entrenador Miguel Micó. “Racing tuvo un rol súper fundamental en toda mi infancia, en mi aprendizaje y en todo mi proceso de crecimiento como jugador. Yo entraba al club y me olvidaba de todos mis problemas”, recordó años más tarde.
“Fui al colegio con los chicos de la pensión de Racing y hasta allí, en las piletas de atrás del Cilindro, conocí a mi mujer. Pasaba los veranos allí porque al pertenecer a las divisiones inferiores, tenía la entrada gratuita y aprovechaba. Una tarde la conocí y no nos separamos más, y es completamente racinguista, como nuestra hija Francesca”, relató.
La identificación de De Paul con Racing es total. “Cuando nació Francesca, Diego Milito –en ese momento director deportivo del club- me mandó inmediatamente una camiseta para ella. Fue increíble”, se emocionó, como cuando hace dos años, los chicos de las divisiones inferiores le hicieron un homenaje en la Casa Tita Matiussi. Le pusieron su nombre a la habitación 13 que él ocupaba en su momento. “Aún conservo el llavero con el que ingresaba junto a las llaves de mi casa. Que los chicos que están ahora vean mi nombre es algo espectacular”, indicó.
De Paul integró una generación de jóvenes que llegaron prácticamente juntos a Primera desde las divisiones inferiores de Racing, como Ricardo Centurión, Luis Fariña, Luciano Vietto y Bruno Zuculini, todos rescatados por el entonces entrenador de la Primera Luis Zubeldía. “Cuando vendieron a Centurión le preguntaron al DT a quién quería traer a cambio y dijo que se quedaba conmigo, que estaba en la Reserva y empecé a jugar muy seguido”, recordó.
A los 19 años, ya integraba el plantel profesional, pero eso no fue todo. En una muestra del desparpajo que ya traía, y enterado de que estaba libre desde que se había ido a China el colombiano Geovanni Moreno, encaró a los jugadores más grandes del vestuario y les hizo la pregunta que hacía tiempo quería formularles. “¿Puedo usar la diez?”. Todos lo miraron sorprendidos, pero gustó ese descaro, y el “Chino” Sebastián Saja, capitán del equipo, asintió.
Su debut se produjo en un partido de verano ante River, el 24 de enero de 2013 en el que Racing ganó 2-1 y se adjudicó la Copa Ciudad de Mar del Plata, cuando ingresó como suplente en reemplazo de Fariña, aunque su debut oficial fue por la primera fecha del Torneo Final 2013, cuando reemplazó al volante Diego Villar en la derrota 3-0 ante Atlético Rafaela.
Su primer gol llegó en su quinto partido, en un 3-0 ante San Martín de San Juan, con un bonito remate desde fuera del área. “Me cuesta hablar de mis cualidades o describirme como jugador porque me da pudor. Hago lo que me pide el técnico y trato de acomodarme a la posición que me toque. Me gustaría agregarle a mi juego algo más de marca”, decía en aquel tiempo en una entrevista con la revista “El Gráfico”.
Poco tiempo después, en un triunfo 4-1 ante San Lorenzo, escuchó por primera vez el cariño de los hinchas cuando surgió el “Pollo, Pollo” tras marcar su segundo gol gracias a un pase de Mauro Camoranesi. La gente se ilusionaba con las caras nuevas del equipo y De Paul no quiso ser un actor de reparto y su juego técnico y ofensivo generaron la sensación de que las expectativas pasaron a ser confirmaciones. Se convirtió en una de las promesas del fútbol argentino.
Apenas un año después de su debut ya fue transferido al Valencia, en mayo de 2014, por 4.7 millones de euros y la opción preferencial sobre Vietto –luego terminó yéndose al Villarreal- y Racing se quedaba con un 10 por ciento de un futuro pase. Juan Antonio Pizzi, entrenador del equipo español, llegó a manifestar que se trataba “del futbolista con más proyección que ha salido de la Argentina en los últimos cinco años” y que su contratación era una gran noticia para el Valencia. En tanto que Rufete, el director deportivo del club, sostenía que pese a su juventud (20 años) ya era “maduro” y daba como ejemplo que había sido capitán de Racing y tenía 55 partidos en Primera.
Le dieron la camiseta con el número 20 y se encontró con varios compatriotas, Pablo Piatti, Enzo Pérez, Bruno Zuculini, Nicolás Otamendi y Lucas Orban, en un tiempo en el que el club “Che” comenzaba sus horas bajas en lo institucional luego de años de esplendor.
Sin embargo, su debut no pudo ser peor. Fue contra el Sevilla en el Sánchez Pizjuán ingresando por Paco Alcácer en el segundo tiempo y lo expulsaron al minuto por golpear involuntariamente a un rival –Aleix Vidal, ex Barcelona, al que le generó un corte en el pómulo-. Duró 62 segundos en la cancha y batió un récord al ser el debutante más rápidamente expulsado de la historia de la Liga Española, y el Comité de Competición lo sancionó duramente con 4 fechas de suspensión al considerar la acción como violenta.
El DT era el portugués Nuno Espíritu Santo (acaba de comenzar su trabajo en el Tottenham) y De Paul tuvo que remontar su situación porque quedó debajo de su consideración entre los titulares. Ingresaba como suplente y por algunos pocos minutos hasta que en diciembre de 2014 tuvo su chance como titular por los dieciseisavos de la Copa del Rey en Vallecas ante Rayo Vallecano. Perdían 1-0 pero lo terminaron dando vuelta con su gol faltando poco para terminar el partido.
En la temporada 2015/16 tuvo que sufrir las salidas del equipo de sus compatriotas como Otamendi –se hicieron grandes amigos- y Zuculini, con los que había conseguido la chance de clasificarse a la Champions League y formaba una banda divertida, pero volvió a caer en la consideración de Nuno y casi no jugaba por lo que ya se barajaba su salida como la de otros de sus amigos españoles, Álvaro Negredo y Rubén Vezo, que no eran tenidos en cuenta por el entrenador portugués.
Cuando ya se hablaba de que iban a ser apartados del equipo, los malos resultados determinaron la salida del DT y su reemplazo por un símbolo del Manchester United, Gary Neville. El equipo no rendía y se le ofreció la posibilidad de una salida dentro de la Liga pero De Paul prefirió volver a Racing. García Pitarch, el director deportivo, señaló que hubo ofertas por él desde clubes españoles (uno era el Getafe, cuando el Valencia quería que fuera para irse adaptando a la Liga) pero que el volante argentino las desestimó.
“Racing tenía un equipazo, peleaba la Copa Libertadores, y un día le toqué la puerta al director deportivo del Valencia y le dije que quería volver a la Argentina. El tipo no entendía nada”, contó el volante. Así es que en febrero de 2016 volvió a préstamo hasta junio para jugar el torneo local y la Copa Libertadores (donde le marcó un gol al Bolívar gracias a una asistencia de Lisandro López) pero no tuvo demasiada participación en el equipo porque no era muy tenido en cuenta por el técnico Facundo Sava. “No pude despedirme de la gente como hubiera querido –se lamentó De Paul-. Tuve una charla con el DT después de un partido de Copa Argentina y me reconoció que conmigo se había equivocado”.
Ese plantel de Racing conservaba a gran parte de los jugadores que habían sido campeones en 2014 a los que se habían sumado estrellas como Lisandro López (en su regreso de Europa), el colombiano Roger Martínez y el paraguayo Óscar Romero, entre otros, aunque no se consiguieron los objetivos de ese semestre.
Antes de regresar a Europa al finalizar su préstamo, De Paul vivió la emoción del partido despedida a Diego Milito el 21 de mayo ante cincuenta mil personas en el Cilindro. En la previa, el crack de Racing tuvo un gesto especial con él. “Cuando se retiró pidió que me hicieran una plaqueta en reconocimiento por haber vuelto al club y me la entregó en la mitad de la cancha. Que piense en un compañero en un día tan especial para él, para mí fue tremendo”, rememoró.
En su segunda etapa en Racing, De Paul apenas jugó 15 partidos y marcó un gol, aunque también se lleva el recuerdo de las mateadas con Lisandro López y pudo observar cómo iba asomando otro crack del club, Lautaro Martínez, que ya se entrenaba con la Primera. “Vi que Lautaro dijo que quiere volver a Racing en un futuro. Obviamente que me encantaría sumarme y jugar con él cuando llegue el momento y las cosas estén dadas”, proyectó.
En total de los dos ciclos en Racing, De Paul jugó 72 partidos y marcó 7 goles.
Al iniciarse la temporada 2016/17, regresó al Valencia donde todo había cambiado otra vez en un club que descarrilaba. Ahora el entrenador era Paco Ayestarán, pero le comentaron que no contaba ni para él ni para el director deportivo Jesús García Pitarch y fue transferido al Udinese por 3,6 millones de euros más 1,5 millones en variables y un porcentaje de una futura venta.
Al llegar a su nuevo equipo repitió aquello de sus inicios en Racing. Al enterarse de que el histórico Antonio Di Natale colgaba los botines, pidió que le dieran la camiseta con el número diez. Si hay algo que destacan todos los que lo rodean es que siempre quiso ser protagonista, y que si no pidió el 10 en la selección argentina, es porque lo lleva Lionel Messi.
Tampoco le fue fácil el inicio en el Udinese. En su primera temporada lo hicieron jugar de extremo por la derecha y tenía como compañero de ataque al centrodelantero colombiano y ex Estudiantes Esteban Duván Zapata. Sin embargo, aceptó sin problemas esa posición hasta que se fue adaptando y encontrando su lugar ideal.
Terminó enamorándose de la ciudad de Údine, en la que fue padre por primera vez y creció hasta convertirse en capitán y referente absoluto de estos cinco años para los tifosi del estadio Dacia Arena. Tuvo la posibilidad de compartir vestuario con jugadores de distintos países y con compatriotas como el ex Racing Albano Bizarri o Maxi López, y ya en los últimos años, con el arquero Juan Musso (acaba de ser transferido al Atalanta), el ex Huracán Ignacio Pusetto, el tucumano Roberto Pereyra y el ítalo-argentino Fernando Forestieri.
Tras 34 goles y 36 asistencias en 184 partidos, terminó firmando en este receso para el Atlético Madrid de Diego Simeone, al que debe presentarse ahora para pasar la revisación médica luego de pagar 35 millones de euros por su pase, que le reportarán a su amado Racing poco menos de 1,5 millones como derechos de formación. También estaba en la mira del Milan, la Juventus, el Leeds de Marcelo Bielsa y del Arsenal inglés.
En su carrera lleva jugados 301 partidos de clubes, con 43 goles y 51 asistencias.
Si De Paul siente a Racing como su casa y se encariñó con el Udinese, su relación con la selección argentina fue en crecimiento hasta consolidarse tras la final del Maracaná en la que obtuvo el título de campeón de América siendo señalado como una de las figuras y al ser uno de los que más veces jugaron desde que Lionel Scaloni se hizo cargo del equipo tras el Mundial de Rusia 2018 y encaró una renovación generacional del plantel con miras a Qatar 2022.
Convertido en un defensor del trabajo duro, la disciplina y el doble turno a la hora de los entrenamientos, fue convocado por Scaloni cuando éste aún era director técnico interino y su debut se produjo el 11 de octubre de 2018 en la goleada de 4-0 a Irak.
“Con Scaloni –afirmó- empezamos el camino juntos, él con su cuerpo técnico y yo como jugador. Estuve en todas las convocatorias. Fui uno de los jugadores que más participó en ellas. Hay mucha confianza y diálogo. Me gusta porque me marca los defectos, las cosas que se pueden mejorar y a mí me hace bien. El grupo lo quiere respaldar y siempre está ahí para dar el máximo. La Selección es lo más importante y encontrarse con gente tan transparente y cercana hace que quieras dar aún más”.
Volvió a ser citado en noviembre para dos amistosos ante México, en Córdoba y Mendoza, y más tarde fue confirmado en la lista de los 23 jugadores para la Copa América de Brasil 2019, que fue su primera prueba importante con la camiseta argentina y para el cuerpo técnico y la nueva camada de futbolistas.
Sorprendió a todos que con muy pocos partidos en sus espaldas, De Paul manifestara que desde un principio no sintió “presión” sino que tuvo “responsabilidades” y que actuó “en consecuencia”, jugando como volante por las bandas o en el centro de la cancha. Jugó los seis partidos y logró destacarse en el equipo que terminó en el tercer lugar tras la polémica semifinal perdida ante Brasil en el Mineirao de Belo Horizonte y de esta manera se consolidó y eso le permitió seguir siendo un fijo en la Selección hasta hoy.
“La selección mezcla experiencia y juventud y eso es bueno, es importante. Obvio que me gustaría jugar todos los partidos, pero lo primordial es sumar. Llegaremos a la Copa América 2021 y al Mundial de Qatar 2022 con muchos partidos y todo ese rodaje está guiado y construido sobre la base de nuestro capitán Leo Messi, de “Fideo” Di María, el “Kun” (Sergio) Agüero y Nicolás (Otamendi), que son quienes conducen este grupo”, señaló antes de partir a Brasil, marcando las jerarquías en el grupo, para agregar una expresión de deseos: “Queremos darle una alegría a los argentinos tras la muerte de Diego Maradona”.
Con Scaloni jugó 31 de los 36 partidos del ciclo. “No le regalamos nada a nadie -aclara el entrenador-. Acá están los mejores, los que creemos que en su club hacen las cosas bien, y Rodrigo es un jugador importante”. De Paul está completamente consustanciado con el grupo y antes de la final ante Brasil escribió en Instagram, su red social favorita y en la que tiene mucha participación, una publicación muy emotiva: “Todo valió la pena. Vamos mañana Selección, todos juntos como siempre”.
Otro aspecto fundamental para él ha sido su cada vez más estrecha relación con Messi aunque pertenezcan a generaciones diferentes. Todo comenzó a partir de su habitual desparpajo cuando el crack rosarino regresó a la selección argentina luego de un largo tiempo tras el Mundial de Rusia en marzo de 2019, en ocasión de dos amistosos ante Venezuela y Marruecos en Madrid y Casablanca, respectivamente.
Nadie sabía muy bien cómo reaccionaría Messi ante tanto cambio, sin sus amigos de siempre y con un DT interino que no se sabía si seguía. “Vamos a invitar a Messi a tomar unos mates”, se decidió De Paul ante sus compañeros de la mitad de la cancha Leandro Paredes y Giovani Lo Celso. La intención era integrar al capitán y para eso, tomó un mazo de cartas españolas, un termo y un mate, y lo siguieron hasta la habitación del crack rosarino en la concentración del hotel “Eurostars Madrid Tower”.
De Paul, decidido, le golpeó la puerta. “Leo, ¿jugamos al truco y nos tomamos unos mates?”, le preguntó, rompiendo el hielo. Messi aceptó. Hoy, cada vez que juega la Selección, son inseparables y más de una vez volvieron juntos desde Europa en el avión chárter privado, con su familia. Es uno de los pocos que lo hace, igual que el uruguayo Luis Suárez. La primera vez que el ex Racing se subió a uno de los vuelos fue por una autoinvitación, cuando lo llamó por teléfono al “diez” para consultarle cómo iba a viajar desde Europa a la siguiente convocatoria del equipo nacional, y al recibir la obvia respuesta, preguntó si no había lugar para él, lo que generó risas pero gustó mucho su osadía.
Quienes están cerca de la selección argentina creen que De Paul llegó en el momento justo para reemplazar a lo que se llamó la “Mesa Chica” que Messi compartía con Javier Mascherano, Lucas Biglia, Gonzalo Higuaín y Ever Banega, que ya no forman parte del equipo, aunque uno de los mayores golpes que recibió el grupo fue cuando desde 2017 ya no fue convocado Ezequiel Lavezzi, que era considerado “el alma” del conjunto, especialmente cuando era necesario mejorar el clima luego de un mal resultado o de alguna frustración.
Muchos creen que hoy De Paul, desde un lugar diferente, pero con carisma, ocupa un lugar parecido, incluso consiguiendo hacer reír a Messi en momentos clave, algo que ya consiguió en los primeros encuentros, y cuando se sugirió que podía ser el bufón de Messi, éste se irritó y salió en su defensa: “Es un jugador importantísimo por lo que nos da en el medio de la cancha, con y sin la pelota. Intentamos buscarnos y estar siempre cerca por mi posición, por mi manera de jugar, por el sector de la cancha donde me muevo. Nos fuimos conociendo y la verdad es que me siento muy bien jugando con él”, dijo el crack que por el momento quedó libre del Barcelona.
Si esta vez De Paul no se animó a pedir la camiseta diez es por respeto a él y a su carrera, y tampoco piensa en patear tiros libre, como sí hizo en el Udinese, convirtiendo más de un gol. “Los pateo acá porque en la selección argentina está prohibido. Los tira Messi, que es el mejor”, aclaró con respeto.
“Leo se baja solo del póster. Es el mejor de la historia pero cuando lo conocés, aunque parezca imposible, te das cuenta de que la persona es aún más grande que el jugador”, afirmó con admiración.
“De Paul es un jugador que me gusta mucho y a veces escucho que se lo cuestiona. Entrega bien la pelota, va de área a área constantemente y no hay muchos jugadores con características similares y se parece a mí cuando jugaba”, dijo hace poco el ex jugador de Huracán, River y la selección argentina “Lucho” González. En tanto, otro ex jugador, Daniel “Rolfi” Montenegro, sostiene que prefiere verlo jugar por afuera: “La posibilidad de él de tener esas variantes lo hacen un jugador importante. Es alguien que conoce lo que es la Selección, lo que significa esa camiseta y que viene demostrando buenos rendimientos aunque a veces se lo critica”.
De Paul está acostumbrado a consumir bastante batería de su teléfono celular para sus habituales posteos de la red Instagram, como para jugar partidas de Candy Crush pero especialmente para estar contactado con Camila, su mujer, a punto de dar a luz a su segundo hijo, Bautista, y a su hija Francesca y a su perro “Rocky”.
Es por su familia que hace el gesto del abrazo a sí mismo en cada gol o besa sus antebrazos con sus tatuajes, aunque también tiene otros en los que grabó las coordenadas de la Argentina para no olvidarse de sus orígenes.
Tiene también una faceta solidaria y suele dar una mano a los más necesitados. Si bien no participa activamente de una institución benéfica u ONG, suele realizar permanentemente actos de tipo personal, en especial cuando viaja a la Argentina, como en una de las últimas veces, visitando a dos hospitales en los días navideños para llevar juguetes e indumentaria de la marca que lo auspicia en vestimenta.
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