Este domingo el plantel de la Selección arribó a la Argentina después de la heroica jornada del sábado por la noche cuando se impuso 1 a 0 ante Brasil en el Maracaná y se consagró campeón de la Copa América luego de 28 años sin títulos. Los futbolistas llegaron a Ezeiza acompañados de una multitud y tras pasar un rato en el predio de la AFA se dividieron. Lionel Messi, capitán del equipo nacional, fue uno de los que se tomó un vuelo rumbo a Rosario.
En la ciudad santafesina lo esperaron sus hijos y su esposa, a quienes no veía hacía más de un mes ya que la Albiceleste realizó una burbuja sanitaria que comenzó los primeros días de junio, para la doble fecha de Eliminatorias, y se mantuvo durante toda la Copa América para evitar contagios de coronavirus. Por fin, tras semanas de charlas con zoom hubo reencuentro.
Las cámaras del canal A24 pudieron captar el momento en el que Messi bajó del chárter y se abrazó con Antonela Roccuzzo, quien corrió hacia él y le dio un beso en una tierna imagen. Inmediatamente después, la pareja se subió a una camioneta y parecía que se disponía a partir, pero fueron interrumpidos por Ángel Di María.
El goleador de la final en el Maracaná, quien viajó también a Rosario al igual que Giovani Lo Celso, golpeó la puerta del acompañante del vehículo y le advirtió a Leo que habían cometido un error y que las valijas que llevaba eran las suyas. Tras las risas y el intercambio de equipaje, ambos se despidieron y se marcharon rumbo a unas merecidas vacaciones.
Minutos después de abandonar el aeropuerto, Messi llegó por fin al hogar de su familia en donde lo esperaban varios familiares, entre los que se destacaban sus hijos, Thiago, Mateo y Ciro, a quienes abrazó apenas los vio. Mientras tanto, el resto de los presentes acompañaba el reencuentro con el cántico “Dale campeón”, en homenaje al Diez, que por fin pudo dar la vuelta olímpica con la Argentina.
Desde la coronación contra Brasil, Messi había tenido contacto con sus seres queridos a través de una videollamada desde el césped del estadio Maracaná. Allí, le mostró la medalla a sus hijos y se lo notó emocionado al hablar con sus esposa y con su padre, Jorge. Así el capitán dejó una imagen del más puro amateurismo, aún siendo el mejor futbolista del planeta. En el momento más esperado de su carrera, la Pulga eligió compartirlo -aún a la distancia- con quienes lo respaldaron siempre, con sus sostén permanente.
“Necesitaba sacarme la espina de ganar algo con la Selección, había estado cerquita, sabía que en algún momento se iba a dar, soy un agradecido a Dios por regalarme este momento”, declaró Messi una vez consumado el título contra Brasil ante el racimo de micrófonos. En el medio de la rueda de prensa, sus compañeros le pasaron el trofeo y entonaron el “que de la mano, de Leo Messi”, con el que lo homenajearon en continuado desde el pitazo final del árbitro Esteban Ostojich.
“Lo soñé muchísimo. Cuando terminó el partido, pensé en mi familia, mi mujer, mis hijos, mis viejos, mis hermanos. Ellos sufren igual que yo o peor cuando las cosas no salen, después de los torneos pasan días tristes, sin ganas de nada”, describió lo que atravesó en épocas de tropiezos, que quedaron atrás.
“Siempre que se gana es más fácil y hay que aprovechar. De esta camada de jugadores, cuando pasó la Copa América pasada, dije que eran el futuro de la Selección y no me equivoqué”, concluyó, pensando en el Mundial de Qatar 2022.
Ahora Messi podrá disfrutar de un merecido descanso. Después de tantas frustraciones con la Argentina, a los 34 años le tocó por fin levantar un trofeo y podrá relajarse durante algunas semanas en donde la atención estará puesta en lo que decidirá de cara al futuro. Vale recordar que por el momento es agente libre, por lo que no tiene contrato con ningún club, aunque todo parece indicar que seguirá vistiendo la camiseta del Barcelona.
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