Emiliano Martínez (8): dos tapadas fundamentales en el segundo tiempo, a Richarlison y a Gabigol, cuando Brasil apremiaba. Y la seguridad que exhibió a lo largo de la Copa. Consagratorio torneo para el arquero del Aston Villa.
Gonzalo Montiel (7): el mejor partido del hombre de River en la Copa América. Concentrado, firme en la marca cuando por su lado se volcaron Neymar, Paquetá o Richarlison, hecho por el cual pasó menos al ataque. Recibió un planchazo de Fred que le valió la tarjeta amarilla.
Cristian Romero (7): alguna duda en el inicio ante la presión adversaria, posiblemente producto de la inactividad de casi 20 días por lesión. Luego, firme de arriba y de abajo, para no dejar girar ni a Neymar ni a Richarlison. Un par de cierres de gran timming.
Nicolás Otamendi (9): un titán. Áspero para marcar territorio, un par de interesantes anticipos al salir del área y comandante del orden defensivo. Cuando Neymar quiso empezar a condicionar al árbitro con reclamos y simulaciones... Lo tomó de los hombros y lo levantó del césped. Uno de los históricos que se tomó una (merecida) revancha.
Marcos Acuña (7): muy buen primer tiempo, cerrando el lateral ante Everton y pasando al ataque. Se complicó en el inicio del complemento, cuando se sumó Firmino al ataque y Richarlison jugó a sus espaldas. Se acomodó con el ingreso Tagliafico: él dio el paso al frente al mediocampo. Mucho empeño y sacrificio a lo largo del certamen. Y Messi encontró un socio con sus trepadas.
Rodrigo De Paul (10): EL jugador de la final. Una asistencia con inteligencia absoluta a Di María, olfateando la endeblez de Renán Lodi en la marca. Fue el remanso de Argentina para tener la pelota y apareció en todas partes para marcar y colaborar con sus compañeros. Casi anota el 2-0 en el descuento: lo mereció. El socio de todos.
Leandro Paredes (6): interesante primer tiempo, combinándose con De Paul en los momentos de tenencia y mostrando el rigor cuando la situación ameritó. Scaloni entendió que necesitaba un 5 más posicional en el segundo tiempo e hizo entrar a Guido Rodríguez.
Giovani Lo Celso (6): versión a pura entrega del volante del Tottenham. Lo mejor suyo estuvo en la presión y el esfuerzo para ocupar posiciones, recuperar y mantener el orden.
Ángel Di María (10): el gol del campeonato, ni más ni menos. La carta de desequilibrio en el primer tiempo. Se lesionó y siguió. Demostró tener una docena de pulmones, desdoblándose en ataque y defensa.
Lionel Messi (8): tal vez no brilló como en otras jornadas, pero se sacrificó como nunca. Comandante de la presión extendida, metió e intentó jugar cuando pudo o lo dejaron. Tuvo el cierre del partido a tres minutos del final, con el mano a mano en el que no alcanzó a definir. Merecía ese cierre. Se sacó una mochila de cuatro finales. Sin esa presión, va en busca del Mundial...
Lautaro Martínez (6): no jugó a la altura de lo que muestra su currículum, pero el puntaje es un reconocimiento a su espíritu de lucha. Jugó de espaldas, fajándose con los centrales, durante todo el tiempo que estuvo en campo. no se quejó y jamás claudicó.
Guido Rodríguez (6): entró para reacomodar el medio y le devolvió el orden a Argentina en el momento del mayor asedio de Brasil. Y sumó en la pelota parada.
Nicolás Tagliafico (6): terminó conformando un buen tándem con Acuña para clausurar el lateral izquierdo cuando el local buscaba el empate.
Germán Pezzella: entró bien metido en el partido y ayudó en la resistencia. Un cruce providencial ante un remate de Gabigol, su carta de presentación.
Nicolás González: Argentina prescindió del 9 y entró de punta, pero con obligación de retroceso. Cumplió.
Exequiel Palacios: ingresó para dar batalla y ganar minutos con la tenencia.
Lionel Scaloni (8): planteo lógico en el inicio y buena lectura para recostar el juego a espaldas de Renan Lodi, como sucedió en el gol. El equipo amagó con retroceder en exceso en el segundo tiempo, como en otros partidos de la Copa, pero ajustó a tiempo con los cambios, sobre todo los ingresos de Guido Rodríguez y Tagliafico. El punto más alto de su trabajo: hoy Argentina tiene una base de entre 15 y 18 jugadores que ya probaron que pueden lucir (y bancarse) la camiseta de la Selección.
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