En 2019, en China, la selección argentina no estaba en los planes grandes de nadie. Sin embargo, el equipo de Sergio Hernández desplegó un juego veloz, rebelde, atrevido y lucido que impactó al mundo. Muchos consideran que jugó el mejor básquet del Mundial y el subcampeonato tuvo sabor a gloria, pese a la dura derrota en la final ante España. Dos años pasarán hasta volver a ver en acción a nuestra amada Alma Argentina, por culpa de esta pandemia, pero lo que parece demasiado para un equipo en el pico de rendimiento puede terminar siendo favorable. Primero, porque la base de élite que mantiene el seleccionado se ha potenciado, al menos individualmente. Facu Campazzo, Gaby Deck, Luca Vildoza, Nico Laprovittola, Nico Brussino y Marcos Delía son mejores jugadores hoy que en aquel torneo y el gran Luis Scola, pese a sus 41 años, ha sostenido su nivel, siendo el tercer máximo goleador de la Lega italiana.
De aquellos 12 gladiadores en tierras asiáticas, 10 siguen en la preselección de Oveja pero, además, hay otros cinco que quieren meterse en el roster definitivo y potenciar las ilusiones argentinas. En esta nota conocerás más en profundidad a Leandro Bolmaro, Juan Pablo Vaulet, Francisco Cáffaro, Juan Francisco Fernández y Lautaro Berra. Cuatro de ellos ya están en Las Vegas buscando ganarse ese lugar y el restante (Fernández) está en Letonia disputando el Mundial U19. Lo que haga allá determinará si será uno de los elegidos por Oveja, cuando termine esta preparación (de 20 días y 4 amistosos) en USA y la delegación argentina emprenda viaje hacia Tokio.
LEANDRO BOLMARO
De los cinco, es el más famoso y el que más chances tiene de ganarse un sitio entre los 12. De hecho, son muchos los que sienten, incluso compañeros, que está adentro. Se trata de un escolta polifuncional, que nació como alero, lleva dos años jugando de base en el Barcelona, pero Hernández piensa usar más como escolta, en un perímetro bien versátil, atrevido, agresivo y dinámico. Al cordobés, quien supo ser una joya del atletismo de su provincia –ganó medallas en los Juegos Evita, en Héptatlon- le sienta perfecto al estilo que despliega este seleccionado.
Cebolla llegó a Las Vegas tras una temporada soñada que empezó con la elección en el draft de la NBA –y con la firme chance de dar el salto a Minnesota en la próxima temporada-, siguió con la conquista de minutos importantes en uno de los mejores equipos de Europa –Barcelona fue subcampeón de la Euroliga- y terminó con la consagración en la liga español ante su clásico rival, el Real.
Tan impactante ha sido su crecimiento que, como se dijo, los Wolves planean sumarlo a su equipo y en esto no es casualidad que Pablo Prigioni sea el principal asistente del equipo y que el coprovinciano haya llegado hasta Las Vegas con una doble función: ayudar al cuerpo técnico nacional en esta previa olímpica y, a la vez, seguir de cerca a su pollo.
“Lo más importante de Lea, a quien fui siguiendo durante el año y hablando con él, es que se ganó la confianza del entrenador en la segunda mitad de la temporada, en base a su trabajo y esfuerzo. La segunda parte de la temporada ha sido muy buena para él, lo dijo el entrenador, está a la vista en los números y eso le dio una gran confianza en sí mismo para hacer cada vez más cosas en los dos lados del campo. Por lo que también me han dicho que trabaja muchísimo, que trabaja muy duro, que trabaja muy bien”, resaltó Prigioni. Los elogios no fueron sólo suyos. Jasikevicius, aquella gloria lituana como jugador que ahora se destaca como coach, lo adoptó como uno de sus favoritos: “Ha sido uno de los mejores, sino el mejor, en el esfuerzo. Es un ejemplo para los veteranos. Mostró una increíble madurez. Al principio no le dimos muchos minutos y fuimos con los más veteranos, pero esto es lo que las grandes personalidades hacen. Ellos encuentran la manera de conseguir sus minutos. Él era el primero en nuestros sistemas, era el primero compitiendo y ha jugado un básquet increíble”, opinó. Prigioni lo notó. “Se ganó la confianza de Saras. Por salidas y lesiones. se le presentó la oportunidad y la aprovechó muy bien. Jugando con mucha intensidad, le dio respuestas al equipo en la segunda parte con su capacidad atlética”, agregó Pablo.
Bolmaro promedió 6.4 puntos, 1.8 asistencia y 1.5 rebote en 15.5 minutos en la Liga ACB. Su crecimiento se notó en playoffs, con números que treparon a 7.9, 1.9 y 1.6 en 17.5 minutos. En Euroliga aportó 2.9 puntos, 1.3 pase gol y 1.1 recobre en 10 minutos, pero en el Final Four, durante los dos partidos más importantes del año, jugó 23 minutos. “No sé qué pasará, todavía lo tengo que decidir. Veremos con mi agente si es mejor quedarme o irme. Aún no hemos tomado una decisión. Analizaremos si lo mejor es ir a la NBA o seguir formándome en el Barsa”, comentó Leandro, quien ha llegado a ser apodado como el nuevo Manu o hasta el Messi del básquet por la prensa catalana.
Por lo pronto, ahora se entrena en Las Vegas buscando su otro sueño, el olímpico. Hace dos años, llegó a la preselección previa a los Panamericanos y el Mundial y fue el último corte. Esta vez no quiere que se repita. Y parece poco probable si escuchamos a Hernández. “Bolmaro ya es un deportista de nivel olímpico. Está preparado para eso. Que haya jugado 20/25 minutos en una Final 4 de Euroliga habla por sí solo. Lo mejor, en su caso, es lo que está por venir, pero lo ya tiene es muy importante y nos puede ayudar mucho”, explicó Oveja. Prigioni siente que puede darle mucho a esta Selección que necesitará un salto más de calidad para repetir lo hecho en el Mundial. “Es un jugador muy bueno a campo abierto y tiene una muy buena visión para encontrar a sus compañeros en transición. Mejoró mucho su tiro de tres puntos, también el midrange y el tiro corto tras pique se convirtió en confiable. También creció organizando a su equipo, sabiendo adonde tiene que pasar el balón y corriendo las ofensivas. Defensivamente es una bestia, un jugador que puede agarrar al rival por toda la cancha con un despliegue físico muy bueno. El futuro de Lea es muy, muy bueno, y espero que la Selección se beneficie de su crecimiento y de toda la capacidad que ha mostrado en la parte final de la temporada”, resaltó.
JUAN PABLO VAULET
Se trata de un alero versátil, con gran capacidad atlética, que tuvo una gran temporada en el Manresa español. El ex Bahía Basket y Peñarol promedió 7.8 puntos (con 52% de campo); 4 rebotes; 1 asistencia y 0.7 robo en 22 minutos. Hernán Jasen lo conoce bien. Fue su compañero en Bahía y ahora, retirado como jugador, lo evalúa tras verlo en la Liga ACB. “Juampi ha mejorado mucho su regularidad. Se ha consolidado en la Liga ganándose un lugar importante en el equipo. Es un jugador confiable y se sabe de antemano lo que te puede dar; esto es algo muy importante para un entrenador. No se destaca por ser un anotador nato, pero lo reemplaza siendo muy consistente. Él puede aportar mucho al equipo desde otro lado, ya sea con rebotes, defendiendo o corriendo en contraataque. Creo que ya está escribiendo su nombre dentro de la ACB”, opinó.
Vaulet estuvo en dos partidos de las eliminatorias para el Mundial de China, pero recién ahora ha recuperado el nivel que llevó a que los Nets lo eligieran en el draft de la NBA. Fue elegido como el tercer jugador más espectacular de la ACB y sus volcadas en contraataque han sido una marca registrada. Todavía no tiene el tiro lejano confiable -30% en triples durante la 20/21- pero lo ha mejorado y tiene otras virtudes, como ya marcó Pancho. “Sabe jugar muy bien sin pelota. Muchas veces, logra anotar haciendo cortes o yendo al rebote ofensivo. Me parece que este puede ser su aporte a la Selección, así como consistencia física, porque es muy intenso y puede, con naturalidad, hacer o realizar cambios defensivos”, cerró. Sin dudas está para pelear un lugar.
FRANCISCO CAFFARO
De sólo verlo impacta. Por la talla (2m15) y por su capacidad atlética. Hace rato que Argentina no gozaba de un pivote de sus condiciones. Todavía es joven (21 años) y ha tenido contratiempos en los últimos años –varias lesiones y poca continuidad en el juego-, pero Hernández quiere verlo de cerca porque Argentina carece de altura y corpulencia en la zona pintada. Sea pensando en ahora o en el futuro, el hermano de Agustín –quien estuvo en el Mundial, pero ahora no fue citado- estará. Ya lo citó en 2019, pero sus obligaciones académicas en la Universidad de Virginia no lo permitieron. Ahora es el momento de conocerse…
“Las expectativas puestas en él son lógicas si hablamos de un jugador tan grande con sus condiciones técnicas. Sabemos que su capacidad de trabajo y hábitos son los esperados para ser parte de una concentración tan importante y estamos ansiosos por trabajar a su lado, primero por la preparación a Tokio y segundo por su desarrollo individual”, evaluó Juan Gatti, uno de los asistentes de Sergio en el equipo. Cáffaro es una de las figuras de la afamada clase 2000, junto a Bolmaro, entre otros. Y la rompió en formativas, tanto en el Premundial U18 –fue quinteto ideal- y en el Mundial U19 de 2019 -9 rebotes y 7.4 puntos-.
Fue reclutado por la prestigiosa Universidad de Virginia en 2018, pero tres lesiones interrumpieron su evolución y transformaron el sueño en una pesadilla: “Pocos saben en la Argentina lo que me ha tocado vivir en estos años. No llegué al punto de querer retirarme, pero sí fue lo suficientemente duro como para hablarlo con mi familia. Tuve una llamada con mi familia, con mi mamá y mi hermano. Les dije que no iba a dejar, pero que lo había pensado”, aceptó. En su primera temporada, en la que no jugó, el equipo ganó el torneo nacional de la NCAA y, cuando estaba todo listo para empezar a producir, sufrió la rotura de una vena en la pierna después de dos rodillazos en uno de sus cuádriceps. Justo cuando empezaba a sumar minutos, la pandemia forzó la cancelación de la campaña 2020. En su regreso sufrió molestias en la rodilla operada y tuvo que pasar, otra vez al quirófano para extraerle los tornillos en una cirugía que volvió a dejarlo fuera de las canchas durante casi tres meses.
“Ya recuperado, no le fue sencillo meterse en la rotación. Fue un año de poca actividad para Cáffaro, quien promedió 1.3 punto en 6.8 minutos en 17 partidos. Por eso, hace pocos meses admitió que no esperaba la citación de Hernández, pero el DT lo sorprendió. “Nadie debería sorprenderse. Ni por él, ni por Berra o Fernández. Ninguno de ellos llega como sparring o sólo para entrenar, aunque está claro que las citaciones responden a la necesidad que tenemos de jugadores con ese biotipo. Tenemos una carencia de interiores y los queremos ver mientras continuamos con su desarrollo. No hay que olvidar que, siendo internos, día a día recibirán el master que les dará Scola. Seguramente alguno de los tres terminará demostrando que puede estar en Tokio. A Cáffaro lo quise tener en el proceso anterior y no pude. Tiene un físico que no es normal para nuestro país. Todavía no jugó a nivel profesional, y será su primera experiencia en mayores, pero tiene las condiciones para pelear por un lugar”, expresó Oveja.
“Es un pivote que juega bien cerca del canasto, con el 50% de sus acciones en ese rubro. El 22% son de rebote ofensivo y apenas el 5% son de pick and roll. Tal vez su margen de desarrollo tenga que ver con ampliar este último apartado. Sin embargo, en este tipo de concentraciones lo importante es lo que necesita el equipo y, en este caso, Cáffaro puede aportar además de estas facetas ofensivas, su trabajo defensivo, los rebotes y la ocupación de espacios”, analizó Gatti. Fran es uno de los pivotes que, 10 años atrás, habrían tenido otro protagonismo. Hoy los grandes tiran de afuera, más que desequilibran cerca del aro, y el santafesino aún no encaja tan bien en este juego moderno. “Yo no mejoré mi tiro antes porque no lo necesité. Usando mi cuerpo y otros recursos podía desequilibrar. Y eso cambió en estos años en el básquet. Ahora juegan o tienen más chances los que tienen lanzamiento externo. Por eso estoy tratando de mejorar en eso. Cuando pude entrenar, lo hice. Y mi tiro está mucho mejor que antes. Mi objetivo, igual, es mantener mi esencia, la de pivote natural, que juega cerca del aro, pero que a la vez tenga un mejor tiro.
JUAN FRANCISCO FERNÁNDEZ
“Quiero aprender pero también un lugar en Tokio”. Juan Francisco Fernández no se anda con vueltas. Tiene 18 años y algunos podrían pensar que está citado para hacer experiencia pero, como ya aclaró Oveja, este no es el caso y el pibe, caradura y determinado, va por todo. Claro, no podrá ganarse un lugar en Las Vegas. Los cuerpos técnicos argentinos decidieron que el ala pivote de 2m10 vaya a jugar el Mundial de su categoría (U19) y no a la concentración en USA. Se superponen y hay que elegir. Hernández y sus asistentes lo seguirán en el torneo en Letonia y definirán si lo que ven alcanza para que el jugador de Fuenlabrada sea uno de los 12 en Tokio.
Se trata de un jugador que impacta por su crecimiento y, además, por el potencial. Es una citación para hoy y para mañana, como los casos de Cáffaro, Berra y Bolmaro. Es un ala pivote versátil que se adapta a la perfección a los requisitos modernos de su posición, una de las que más cambios ha sufrido en los últimos años. Juan puede jugar de espaldas como frente al aro, tiene un muy buen tiro de frente y logra defender en distintas posiciones.
“Juan Francisco es muy versátil y tiene mucho talento, cosas que le permiten, a pesar de su altura, jugar tanto de interior como de exterior, de espaldas y de frente. Además pasa muy bien la pelota y tiene muy buena lectura de juego y un gran tiro. Defensivamente también es muy tiempista para tapar y corregir tiros del rival, además de ser un buen rebotero”, analizó Daniel Farabello, su entrenador en las Selecciones desde U14 hasta la actualidad. “Su talla y su corta edad lo convierten en un jugador para ilusionarse. Es un jugador con mucho futuro en la Selección. Aunque mucho de lo que pase con su carrera va a depender de él. De todas maneras, los jugadores con su talla representan el mayor déficit que tenemos en la Selección”, aclaró su DT en esta U19.
Sin embargo, el principal foco de Fernández está puesto en el primer Mundial de su categoría que jugará –del 3 al 11 de julio-. Ya estuvo en dos (2018 y 2019), pero con otras camadas y dando años de ventaja, lo que habla del talento y potencial de este chico. Condiciones que exhibió en esta última temporada en la Liga EBA, cuarta división del básquet español: promedió 24 minutos, 13.1 puntos y 5.7 rebotes. Pero lo más importante, su equipo fue uno de los mejores de la liga y obtuvo uno de los cinco ascensos a LEB Plata. Además de la competencia, Fernández ha tenido la posibilidad de entrenar con el equipo principal del Fuenlabrada de la Liga ACB. “No me sentí tan lejos”, admitió.
Ahora, en Letonia, buscará brillar para cumplir dos sueños en uno: lograr un resultado importante con sus compañeros y amigos de camada, y de paso convencer a Oveja que merece un lugar con los consagrados, en Tokio.
LAUTARO BERRA
“Ni loco esperaba el llamado”. De los 15, tal vez el nombre más sorprendente fue el de Lautaro Berra. Incluso para él. El interno de Obras Basket, uno de los talentos que ofrece la inagotable cantera de la Liga Nacional, nació hace 21 años en Firmat pero, pese a lograr llegar a un equipo importante y empezar a trascender, tuvo que superar obstáculos muy difícil para llegar hasta Las Vegas. En la pretemporada de la campaña de Liga Nacional 2015/16 le descubrieron un tumor: “Yo en ese momento no pensaba que podía ser cáncer. Siempre soy muy positivo, optimista, pero en ese momento creo que era muy inconsciente. Por suerte fue benigno y no hubo que extraerlo”, contó. Pareció que el calvario pero no... En la pretemporada 2017/2018, en una gira por España, sufrió una rotura de ligamentos: “Uno piensa ‘¿por qué a mí?’ viste. Esos pensamientos los tenés un montón de veces. A lo mejor uno siempre piensa que es todo color de rosas la vida del deportista. Uno no tiene que fijar la mirada en esas cosas, y cuando me pongo a mirar todo lo que pasé, pienso ‘¿de qué me quejo? Si hace dos años estaba postrado en la cama o con una férula y muletas’. Hay que valorar más lo que nos pasa”, reflexionó el pivote.
Claro, Berra es más que resiliencia. “Técnicamente es muy bueno y con un nivel cognitivo interesante”, destacó Hernández cuando lo llamó. Berra viene de ser una de las piezas más importantes de Obras en la última Liga Nacional. “Lauty tuvo una muy buena temporada. Fue muy importante que pudo tener la continuidad que le había faltado en los últimos años por diferentes lesiones y eso lo ayudo a crecer en confianza y eso se vio reflejado en el juego. Fue muy importante para el equipo por su capacidad para anotar en transición y en las caídas del pick and roll”, analizó Bernardo Murphy, su entrenador en la pasada campaña.
El pivote creció en minutos y aumentó su participación en una sólida campaña del Tachero. Promedió 9,1 puntos, 3,3 rebotes y 21,3 minutos de promedio en la Liga Nacional y con 11,0 puntos y 2.5 rebotes en la Champions League. Sus buenas producciones le valieron para ser convocado dos veces por Gabriel Piccato para disputar las ventanas clasificatorias a la AmeriCup 2022. “Lautaro es un jugador que está constantemente trabajando en los detalles de su juego. Esta última temporada mejoro mucho su caída del pick and roll, su defensa del 1 vs 1 y en sus fundamentos ofensivos en el poste bajo”, destacó Murphy.
Para Lautaro esta convocatoria será su mayor experiencia en la Selección Mayor. Anteriormente formó parte de los planteles que disputaron las ventanas clasificatorias al Mundial de China –en La Rioja y Olavarría respectivamente- e integró los equipos que disputaron las ventanas rumbo a la Americup 2022. “En la Selección puede aportar mucho su dinámica para el juego de transición y puede cumplir el rol que le sea asignado con mucha disciplina táctica. Además, esta experiencia en la Selección sin dudas será una muy buena oportunidad para él para seguir por ese camino. Es un jugador que absorbe conocimiento todo el tiempo, se exige por mejorar y ahí tendrá jugadores de mucha experiencia, que seguramente le aportarán muchas cosas”, resaltó.
Acá están, éstos son… Los cinco chicos –y no tan chicos- que buscan meterse en el seleccionado que quiere seguir impactando al mundo y ser protagonista en esta esperanza olímpica que nos hará levantarnos cada madrugada, soñando con seguir escribiendo la historia grande del básquet mundial.
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