La imagen es hipnótica. La pelota va y viene sin parar. De un lado de la mesa está uno de los varios juveniles de la selección argentina de tenis de mesa. Del otro, el protagonista de esta historia: Horacio Cifuentes logró la plaza olímpica para competir en Tokio 2020 en los que serán los primeros Juegos Olímpicos para este joven de 23 años que vive de su deporte. Instalado en Europa, se convirtió en jugador profesional, una condición clave para su desarrollo y su crecimiento en un mundo dominado por los asiáticos.
“Mis primeras experiencias me marcaron. Se puede vivir del tenis de mesa estando en Europa. Podés planificar a futuro, cosa que acá en el país, lamentablemente, no se puede. Es un deporte muy amateur acá”, es uno de los primeros conceptos de Cifuentes en la producción especial de Infobae.
A mediados de abril, Horacio ganó una de las plazas en el preolímpico para Latinoamérica que se realizó en Rosario y ese flash le quedó guardado para siempre en sus recuerdos más preciados. “Después del punto fueron los 10 o 15 minutos de emoción que nunca había sentido en el deporte. Mucha euforia y felicidad”, confesó. Pero antes de eso, tras volver de Europa por la pandemia de coronavirus, no se quedó quieto. Se instaló en la casa de sus papás en La Plata, le prestaron un robot valuado en miles de dólares para no perder ritmo y seguir enfocado en su sueño olímpico. Uno que se viene imaginando hace ya un buen tiempo a pesar de su juventud.
A 23 días de Tokio 2020, la historia de Horacio Cifuentes.
- ¿Cómo fueron tus inicios con el tenis de mesa?
- Yo comencé en 2009, en La Plata. Hacía cuatro deportes y uno de esos era el tenis de mesa. Fútbol, natación y pádel. Y de a poquito me fue gustando mucho más este deporte, me fui alejando del resto. A mí siempre me encantó el deporte, y todo empezó jugando al ping pong con mi viejo en casa, con la familia. Yo creo que a cualquiera le pones una mesa después de un asado un domingo y todos los familiares juegan un partidito. Así que ahí de chiquito me gustaba y tuve la suerte de pasar por una calle que decía “Enseñanza de tenis de mesa” en La Plata, creo que era hasta el único club, prácticamente, así que fue destino total.
- ¿Cuándo sentiste que podías ser algo más que un jugador de sobremesa, que podías llegar a la selección?
- Mirá, yo siempre lo hice porque en verdad me encantaba, me encanta. Cuando tomo esa decisión de querer dedicarme a full, al 100 por ciento, lo hago hace no más de tres o cuatro años. Con mis primeras experiencias en Europa. Antes, obviamente, entrenaba, pero no focalizado tanto en dedicarme a esto, sino que lo hacía por los viajes, porque me gustaba estar en la selección infantil, juvenil… Pero sabía que a los 18 años tenía que estudiar cuando tenía 14 o 15, nunca imaginé todo lo que vino después. Mis primeras experiencias en Europa me marcaron.
- ¿Por qué la experiencia en Europa te marcó? ¿Qué viste de diferente con lo que hacías acá en Argentina?
- Primero que se puede vivir del tenis de mesa estando en Europa. Podés planificar a futuro, cosa que acá en el país, lamentablemente, no se puede. Es un deporte muy amateur acá y allá las ligas son profesionales. Tenés muchas clases de jugadores y eso acá no lo tenés.
- ¿Cómo fue la primera vez que te contactaron para llevarte a Europa?
- Tenía 17 años. Ya estaba entrando a la selección mayor y ahí entramos a un plan de atletas del futuro del ENARD, muy agradecido a ellos, y a la Secretaría de Deportes que siempre nos estuvieron apoyando desde mis inicios en Europa. De mi parte, súper agradecido. Empiezo a viajar en el 2016, haciendo viajes de tres o cuatro meses.
- A principios de la pandemia firmaste uno de tus mejores contratos en Francia, ¿no?
- Sí, firmé para la temporada 2020-21 en Francia, mi primera vez en ese país. Antes jugué en España, Portugal y Bélgica. El tenis de mesa te permite jugar en varios clubes en la misma temporada. Ahora quería pegar un salto de calidad, sabía que acá es profesional, estás con contrato, seguridad social. Sabía que eso era un cambio para tratar de pegar el salto definitivo que es jugar en la primera división de Francia o Alemania, que son las mejores competencias y en un futuro quiero estar ahí. Así que vi esta liga como un puente.
- ¿Cómo es tu vida en Europa?
- Me levanto entre las 8 y las 9 de la mañana. Entrenamos dos horas y media en la mesa por la mañana. Después almorzamos todos juntos con el equipo, dependiendo el día. Por la tarde hacemos otras dos horas de tenis de mesa y le sumamos una hora de trabajo físico. Todo dependiendo de la competencias que tengas. Si juego un domingo, un viernes no hago doble turno. Hago un turno o capaz sólo físico. Eso lo manejamos, pero si no hay competencias, le metemos, le metemos. Cinco o seis horas, cuatro veces por semana. Como este deporte es mucho saque y recepción, una hora antes de cada entrenamiento voy a hacer servicio y la verdad que es un plus que a la larga te hace jugar mejor.
- ¿Cómo te sorprendió la pandemia? Porque en tu caso la clasificación se dio después de la postergación
- Estaba en Europa. Me quedaban como 15 partidos de liga todavía. Me acuerdo que en febrero estábamos jugando un Pro Tour y nos reíamos… Bah, no nos reíamos, pero decíamos “qué va a llegar el virus este acá”. Estábamos en un cumpleaños, no entendíamos nada. Y de un día para otro, estaba en Polonia y a las siete de la tarde lo llamo a mi entrenador y le digo “se va a suspender el torneo, se va a suspender el torneo” y por suerte pude volver a la madrugada de Polonia a Portugal y al mismo día salí para Argentina porque se cerraba todo.
- Estuviste entrenando en la casa de tus papás con un robot
- Sí, estuve en mi casa entre tres y cuatro meses entrenando con un robot en una mesa en el living. La verdad, sólo para mantenerme, sirvió. Para mantener los golpes, para mantener la reacción. Este es un deporte de mucha reacción que, si no la trabajas a diario, perdés mucho. Entonces con eso me pude mantener hasta el día que por suerte pudimos ir a Mendoza en junio. Ahí ya los clubes estaban abiertos. Entonces armamos un buen grupo de entrenamiento entre siete u ocho jugadores por dos meses, hasta que volví a Europa.
- ¿Era tu objetivo clasificar a estos Juegos Olímpicos en Tokio?
- La verdad, sentí que tenía muchas chances. Sentía que podía hacerlo, sentía que llegaba mucho mejor en relación al entrenamiento, por la liga, resultados y confianza. Y además, por mi ranking, estaba posicionado número 2 del torneo, entonces dije “es mi torneo, vamos a mentalizarnos”. Todo el ciclo olímpico estuve bien, entonces eso te da confianza. No pude haber hecho mejor las cosas, siempre se puede, pero la verdad hice todo dentro de lo que esperábamos, así que sentía que no podía fallar ahora. Me auto convencí. Lo soñé desde enero, te vas imaginando, pensamientos positivos. Te vas imaginando festejando, estar en Tokio. Y la verdad es que eso juega mucho a favor.
- Este es un deporte con mucha influencia mental. ¿Sos de esos que comenzó a trabajar en la visualización de partidos para poder tener armas más allá del entrenamiento técnico?
- Sí, sí. Estoy trabajando con un psicólogo que me facilitó el ENARD. Y también uno aparte. Este último año estuve yendo una, a veces dos veces por semana. Para estar tranquilo sobre todo, para sumar y a mí me gusta. Como decís vos, este deporte es muy mental. Es un deporte que si te vas un minuto del partido, ya se te fueron cuatro o cinco puntos y perdiste el set. Y capaz era el set más importante del partido. Siempre hay momentos donde está el quiebre, ¿no?. Y necesitás estar al 110 por ciento. Necesitás estar positivo, con confianza, la confianza es todo en un deportista.
El crecimiento de Cifuentes fue exponencial. Se sumó siendo joven al seleccionado masculino argentino que lideraban hace un tiempo Pablo Tabachnik y Gastón Alto, el otro representante olímpico. Ya como parte del equipo mayor, impulsó un cambio de mentalidad en los dos históricos integrantes. Para mejorar hay que competir, y para competir hay que viajar al exterior. Eso, sumado a la metodología en las comidas y otros aspectos fue muy importante. Se dio una mezcla natural de generaciones en el tenis de mesa argentino, que dio como resultado una gran actuación en los Juegos Panamericanos de Lima 2019: como conjunto fueron plata, lo mismo que Horacio y Gastón en dobles.
El 14 de abril de 2021 será una fecha en el calendario de su vida que Cifuentes nunca olvidará. En el clasificatorio latinoamericano del tenis de mesa, Horacio arrolló a sus rivales. Después de tener libre la primera ronda, logró el pase a los cuartos de final tras vencer al cubano Andy Pereira por 4-0. A continuación superó al chileno Juan Lamadrid (4-1) y en el cierre de la jornada llegó el duelo clave por un lugar en Tokio 2020. Con el dominicano Wu Jiaji como rival, al tenista de mesa argentino no le pesó la localía y logró un 4-1 para ganar el mano a mano y sacar pasaje olímpico.
- ¿Qué pasó cuando lograste el punto que te dio la clasificación en el preolímpico? ¿Cuánto tardaste en darte cuenta de que eras atleta olímpico?
- (Risas) La verdad, queda lindo. Queda lindo decir que soy olímpico. Nunca me lo esperaba. Desde los comienzos, como te decía, lo hacía porque me gustaba y al mismo tiempo iba al colegio o estaba con mis amigos. Todo lo que vino después superó todo. No me imaginaba jugando en una liga profesional, estando en Europa, con estabilidad. Después del punto fueron los 10 o 15 minutos de emoción que nunca había sentido en el deporte. Mucha euforia, felicidad, y la verdad que poder compartirlo con los que estuvieron detrás en el proceso fue lo máximo.
- ¿Qué esperás de tu participación en Tokio?
- Para un atleta, jugar en los Juegos Olímpicos es lo máximo. Después está la medalla, pero eso es un paso bastante grande. Muy difícil. Me tocó irme a Europa para terminar los compromisos de liga. Es un torneo donde juegan los mejores 80 jugadores del mundo y ya ser parte de eso es un privilegio y me siento muy honrado.
- El público general, conozca mucho o poco del deporte, se pregunta por qué los atletas asiáticos tienen tanta ventaja en este deporte
- Yo creo que es una cuestión cultural. Quieras o no, capaz en Latinoamérica, capaz en Europa también, no son rígidos desde chico. Acá, tal vez, les duele la mano y no llevan a su hijo a entrenar. Allá los entrenadores son como padres, ellos entrenan mucho más que nosotros, al haber tantos jugadores, son superiores. Sobre todo los chinos.
- No creo que estos vayan a ser tus últimos Juegos Olímpicos. ¿Cómo vas a aprovechar esta experiencia para los próximos ciclos olímpicos?
- Después de Tokio vamos a empezar a planificar lo que viene, que son los Odesur, los Juegos Panamericanos, que para nosotros son lo máximo jugarlos y sacar medallas; por lo menos en tenis de mesa masculino siempre vamos con ese objetivo. Siempre es nuestro primer objetivo, y estar en los Juegos Olímpicos es la frutilla del postre. Poder haber logrado las medallas en Lima 2019 y clasificar a Tokio fue increíble.
- ¿Qué significa no ir solo a Japón y poder hacerlo en compañía de Gastón Alto?
- Es genial. Tengo mucho aprecio por él, es una gran persona, gran jugador. Se lo merecía mucho porque lo venía intentando hace tiempo, pero bueno, esta cuestión de irse a Europa y tratar de progresar él la empezó a tener ahora de grande. Cuando yo me inicié en Europa, él lo hizo un año después que yo, a los 31 años. No había esa cultura. Pero estoy súper feliz de compartirlo y somos, además, una gran pareja de dobles.
- ¿Cuál es el valor de ser atleta olímpico para vos?
- Es un estilo de vida ser atleta. Me fascina el tipo de vida. Entrenar, sentirse bien con el cuerpo. Si no entreno me siento pesado a los pocos días. Necesitás entrenar, estar activo. Ese estilo de vida me encanta. No me veo sin hacer nada. Capaz a los 60, veré… (risas).
Horacio Cifuentes te cuenta las claves para practicar tenis de mesa
El tenis de mesa es conocido por todos como ping pong. De la misma forma que empezó el argentino clasificado a Tokio 2020, muchas personas se suman a un torneo casero después de un asado. Pero para Cifuentes la historia cambió. Se hizo profesional y le contó a Infobae los tips de su disciplina. “Tenes que buscar la mayor cantidad de efecto, que sea un saque rápido. Se trata de pegar en el punto más alto de la bola, no dejarla caer. Con movimientos cortos”, es la primera parte de la explicación para aficionados que contó Horacio.
“Es muy mental, la confianza es todo”, sumó quien tendrá su estreno olímpico pocas horas después de la ceremonia de apertura, cuando en territorio japonés ya sea sábado 24 de julio.
Ping pong: cuánto sabe Horacio Cifuentes de la historia olímpica
Producción de fotos y videos: Diego Barbatto - Edición de video: Diego Barbatto y Carolina Villanueva
SEGUIR LEYENDO: