El cronista empieza a resignarse. Pasaron varios días en los que Jorge Burruchaga no responde los mensajes ni atiende el teléfono, pero finalmente aparece desde un hotel en Turquía, donde acompaña a Román, su hijo tenista, y cuenta que la Internet donde se aloja “es un desastre” y advierte de las seis horas de diferencia con la Argentina, pero acepta la entrevista acerca de aquel gol a Alemania en el minuto 83 de la final del Mundial de México 1986, cuando ya parecía que iban a tiempo suplementario luego de que los teutones levantaran un 2-0 en contra a nueve minutos del final. Pero dos minutos más tarde, llegaría el magistral pase de Maradona entre varios rivales, para la corrida histórica y el 3-2 definitivo.
- ¿Qué fue lo primero que te vino a la mente después de marcar el gol del título ante Alemania?
-Cuando marco el gol y me voy para el lado derecho donde estaba el juez de línea, nicaragüense creo (se refiere a Berny Ulloa), yo me arrodillo mirando al cielo y en ese momento de tantas imágenes y tanto recuerdo, un poco lo que hice fue mirar hacia arriba y decirle un poco a mi viejo, al que no le gustaba el fútbol, “y pensar que vos no lo querías al fútbol, no querías que jugáramos siendo tantos hermanos que jugábamos al fútbol y lo hacíamos bien” y después, la felicidad, esa felicidad única que cuesta transmitir en palabras, pero que significa hacer un gol y que te de la posibilidad de salir campeón del mundo.
- Jorge Valdano dijo que vos eras de los que menos hablaban, pero que en el momento de sacar del medio después del gol del 2-2 para los alemanes, se sorprendió que cuando él y Diego Maradona estaban callados, apareciste para preguntarles si estaban bien y les dijiste “se lo ganamos”. ¿Fue así?
- Sí, eso fue cuando íbamos hacia la mitad de la cancha. En ese trayecto, Diego iba insultando por cómo nos habían empatado, Valdano iba un poco más atrás, pero no era que yo estaba más seguro... Con Diego íbamos hablando y como vi que Valdano nos miraba (se ríe) le dije “ahora vamos y les ganamos, hacemos el tercero”. Y esa es la confianza de un equipo que increíblemente se vio en un 2-2 en un partido que estaba bastante controlado, pero era también la seguridad, la confianza, la garra que tenía ese equipo de estar empatando una final increíble y querer ganarla y no como en muchos casos, ir al alargue. Quisimos ganarlo y lo ganamos. Por eso le dije a Valdano, que estaba preocupado, que lo íbamos a ganar y enseguida a Diego le dijo casi lo mismo.
- ¿Qué hablaron con Diego de esta jugada con el paso de los años?
- Nunca, nunca. Nunca hablé con Diego de esta jugada. Siempre me convencí de que tenía que ser gol. Cuando Diego me pone la pelota esa, yo voy en diagonal, no miré para ningún lado. Me fijé en el arco, me fijé en la ropa de Schumacher. Nunca pensé otra cosa que en que fuera gol, estaba muy seguro, no dudé nunca en ese trayecto de 40 metros. Sí esperaba por cómo podía salir Schumacher. Salió con las piernas hacia adelante, me dio la posibilidad de picársela por entremedio de las mismas pero nunca dudé.
- Si tuvieras que definir cómo te marcó ese gol, ¿qué dirías?
- Mirá, no me cambió la vida. Sinceramente, no me cambió la vida. Seguí siendo el mismo y de hecho, al poco tiempo seguí jugando en Francia. Sí que el reconocimiento de la gente en estos 35 años en Argentina y en el mundo, aunque por sobre todo en Argentina, con los recuerdos y las anécdotas, es lo lindo que te queda de esto y es lo que Bilardo siempre nos dijo, que si ganábamos el Mundial se iban a acordar de por vida de nosotros y bueno, esto es lo que está ocurriendo porque lamentablemente Argentina no volvió a salir campeona, y desgraciadamente ante varias posibilidades que tuvimos y hoy lo nuestro sigue siendo histórico.
- ¿Tuviste la oportunidad de volver a ver a Briegel o a Schumacher?
- Lo vi a Schumacher, que vino a jugar un torneo a Mar del Plata. Yo creo que estaba con el Nantes y en aquel tiempo hicimos una nota, no recuerdo si para “El Gráfico” o un diario, y charlamos del partido y del gol y de todas esas cosas que él recordaba, pero reconociendo que habíamos sido dignísimos campeones del mundo.
- En aquella corrida hacia el gol, Briegel casi te alcanza. ¿Te dio tiempo a pensar en una estrategia o todo fue instintivo?
- Es que yo nunca me di cuenta de que a Briegel lo tenía atrás. Por eso yo siempre miré para adelante, y mismo después Valdano -al que tampoco vi- me dijo que no me quiso perturbar porque en situaciones similares por ahí uno mira hacia los costados o para atrás para ver qué pasa. Yo siempre pensé que iba solo, por eso la toqué dos veces con la pierna izquierda confiado de que venía solo (la pelota picaba muy mal en ese campo) y cuando le pego a la pelota me doy cuenta, cuando va hacia el arco, por el empujón que me da, que Briegel no me llegó a alcanzar, pero yo siempre tuve la mirada hacia adelante y no pensaba en otra cosa que no fuera que terminase en el gol que terminó.
- ¿Es verdad que “Checho” Batista te decía cuando estaban en el piso festejando que se quedaran allí para que el tiempo pasara?
- Sin duda. Sin duda. En ese momento, lo único que queríamos todos era que el partido terminara ya mismo así que aprovechó que estábamos entre nosotros y nos dijo eso.
- ¿Fue el día más feliz de tu vida?
- Imaginate que para un futbolista, el objetivo más importante, más difícil, es jugar en la selección nacional y en un Mundial, jugar para tu país, ponerse esa camiseta es algo único. Y ganar una Copa del Mundo, ni hablar. Entonces, el haberlo logrado, sobre todo en esos dos meses de “México 86”, por más que me tocó volver a jugar una final cuatro años más tarde en “Italia 90”, por el hecho de haber sido campeones, fueron los dos meses más felices de mi vida. Yo creo que ningún jugador te puede decir otra cosa. Cuando vos lográs realizar ese sueño imposible de cualquier carrera, y en este caso en el fútbol, por lo que significa el fútbol para nosotros, esto es insuperable y no es fácil. Pensá que somos apenas 43 futbolistas los que hemos ganado un Mundial para Argentina, con toda la rica historia que tenemos en el fútbol. Tal vez eso lo diga todo.
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