Combinar estudio, trabajo y deporte -y hacer todo eso con buenos resultados- es uno de los grandes desafíos que deben afrontar las jugadoras de fútbol en Argentina. Prueba de ello es la imagen que se viralizó este último sábado de una futbolista de Quilmes que debió rendir un examen de la facultad en medio de un partido.
La protagonista de la foto es Daniela Palma, de 27 años, la mediocampista central del conjunto Cervecero. La nacida en Berazategui fue titular y jugó los primeros 40 minutos del clásico ante Argentino de Quilmes, pero debió salir en el entretiempo y agarrar su computadora para rendir un examen de manera virtual, mientras su compañeras disputaban la etapa complementaria. En ese momento fue alcanzada por las cámaras del medio partidario Deportes en FM y la imagen pronto tomó notoriedad en las redes sociales.
“Terminé cansada. Fueron 40 minutos, me golpearon un poco y quedé media dolorida, pero rendí mientras mis compañeras estaban jugando. Fue complicado”, contó a Infobae la futbolista que estudia Kinesiología y Fisiatría en la Universidad Nacional Arturo Jauretche.
El lunes Daniela se había enterado de que el examen final de Informática -aquel que le permitiría promocionar la materia- le iba a coincidir con la hora del amistoso ante el Mate. Aunque le insistió a su profesor y hasta al director de la cátedra para saber si le podían adelantar el turno de la evaluación, no logró la respuesta deseada.
“Yo quería rendir a la mañana para después irme a jugar tranquila, pero el miércoles me dijeron que no era posible. Lo hablé con el entrenador (Fernando Chiappino) el jueves y él me dijo que jugara el primer tiempo y que después me fuera a rendir. Yo le contesté: ‘Yo juego todo lo que vos quieras, pero a las 17 me tengo que ir corriendo para estar frente de la computadora’”, relató la mediocampista.
Fue así como Daniela salió de titular. Aunque dio todo de sí por el triunfo, su cabeza no podía evadirse del examen que tenía por delante: “Durante los últimos 10 minutos del primer tiempo pensaba que ya era la hora, que tal vez se había atrasado el partido. No había controlado a qué hora había empezado y no podía sacar cuentas de cuánto iba. Estaba nerviosa porque si me conectaba tarde no iba a poder rendir, tenía que ser puntual”.
Ya fuera de la cancha y con la tarea deportiva cumplida, la futbolista sacó de su mochila la computadora que su mamá le dio como regalo de cumpleaños cuando arrancó la carrera. Expuso su tema y ni siquiera se quedó a esperar el resultado de la evaluación. El partido había terminado, Quilmes ya había ganado por 3-0 y ella solo pensaba en ir a festejar la goleada.
“Terminé de rendir y lo único que quería era irme al vestuario con mis compañeras a festejar el triunfo en el clásico. Apagué la compu y me fui. No me quedé a esperar la nota, les dije que ya había entregado todo, corté y me fui ¿Cómo me fue? Calculo que bien...”, sostuvo, confiada.
Daniela empezó a jugar al fútbol de muy chiquita. Cuando su papá llevaba a su hermano a probarse en los clubes del barrio, ella siempre repetía la misma pregunta: “¿Y yo?”. Con el tiempo, decidió probar suerte en el hockey y se dedicó a ese deporte durante varios años en el club Ducilo de Berazategui.
Cuando entró en la universidad, se enteró de que había un equipo de fútbol 11 femenino. Fue a probarse y quedó. Para ese entonces, sus tiempos como jugadora de hockey ya habían quedado atrás. Y cuando la Universidad Jauretche se fusionó con el club Defensa y Justicia, también pasó a defender los colores del Halcón de Varela. En 2020 Quilmes abrió su equipo de fútbol de mujeres y Daniela mudó su talento al conjunto Cervecero.
La mediocampista, que además de estudiar trabaja como niñera todos los días de 7 a 16, se destaca por sus pases claros y por cortar el juego de las rivales sin hacer faltas. Entre sus referentes en el puesto se ubican Javier Mascherano, Carles Puyol -a quien define como “un líder nato”- y Xavi Hernández.
Aunque la primera división del fútbol femenino tiene un régimen de semi-profesionalismo en el cual muchas jugadoras firman contratos y perciben salarios por su actividad, las categorías de ascenso aún son completamente amateurs. Feliz con su actualidad en Quilmes, Daniela espera con grandes expectativas que la AFA comunique la fecha en que comenzará a disputarse la Primera C. El Ascenso femenino está parado hace más de un año y aún no hay información clara respecto de qué ocurrirá con las competencias: “Tenemos un cuerpo técnico muy comprometido y el club nos da todas las herramientas: tenemos psicólogo, nutricionista, entrenador de arqueras... Estamos ansiosas y contentas por el crecimiento que vamos teniendo día a día y entrenamiento tras entrenamiento. Eso se ve en cada partido. Estamos a la expectativa y concentradas en los amistosos preparatorios”.
La futbolista es consciente del valor que tiene acompañar la trayectoria deportiva con un estudio que permita ampliar los saberes y también los horizontes: “El estudio es fundamental, es información, es conocimiento y te abre otras puertas. Si yo hubiera estudiado apenas terminé la secundaria, ya estaría recibida y estaría trabajando de kinesióloga en el club. Mi sueño en el futuro es ponerme un centro kinesiológico. Soy fanática de los deportes, no solo del fútbol, y me veo rehabilitando cualquier tipo de lesión”.
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