Justo a un mes del comienzo oficial de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, Santiago Lange y Cecilia Carranza recibieron un premio único para sus vidas. En la jornada que se festejó el Día Olímpico en todo el mundo, el Comité Olímpico Argentino anunció que ambos serán los portadores de la bandera argentina en la ceremonia de apertura que se llevará a cabo en el estadio Olímpico de la capital de Japón.
Desde un primer momento, los campeones de nacra 17 en Río 2016 eran los grandes candidatos a ser elegidos en la votación. Una vez que las federaciones deportivas presentaron a sus candidatos, la Comisión de atletas del COA hizo lo propio y elevó las duplas posibles a la Mesa Directiva del Comité Olímpico, quienes finalmente optaron por el histórico navegante y la rosarina en lugar del otro dúo que se sumó a la elección.
Es importante remarcar que en Juegos Sudamericanos o Panamericanos, hay más postulación de deportistas por parte de la federaciones, pero en la previa de los Juegos Olímpicos, esos nombres quedan destinados a atletas que reúnan todas las condiciones para ser elegidos y son los máximos dirigentes los que definen a los seleccionados.
Además de la dupla Lange y Carranza, la otra pareja elegible estuvo compuesta por dos atletas de larga trayectoria, ambos integrantes históricos de las selecciones de hockey sobre césped. Noel Barrionuevo, que competirá en sus cuartos Juegos Olímpicos y ganó dos medallas olímpicas con Las Leonas, fue postulada junto a Pedro Ibarra, el capitán de Los Leones dorados.
Muchos se preguntarán qué sucedió con Paula Pareto, una de las mejores atletas olímpicas de la historia argentina. Al igual que ocurrió en la elección previa a la la inauguración de Río 2016 en el Maracaná, Peque no entró en consideración porque competirá a las pocas horas. En el final de su gloriosa carrera deportiva, la judoca campeona olímpica se abstuvo de ser parte de la votación, ya que se enfocará en la preparación de lo que será su despedida oficial del tatami en el país donde nació su disciplina.
A pesar de no poder llevar la bandera, Pareto fue una de las primeras en saludar a Santiago y Cecilia tras su elección. “La más linda está en buenas manos. Felicitaciones amigos”, fue el mensaje que escribió la judoca y doctora en sus redes sociales. Lo mismo sucedió con el resto de la familia olímpica argentina. Es que para los deportistas, no hay honor más grande que portar la bandera argentina. Y mucho más la designación es para ser el que encabeza el desfile en la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos.
Algo de eso sintió Luis Scola cuando fue elegido por unanimidad para ser el abanderado en la última edición olímpica. “No creo que haya otra distinción que pueda igualar esto”, dijo el histórico capitán de la selección argentina de básquet, que al igual que Pareto, dirá adiós en Tokio 2020.
En línea con lo que viene ocurriendo en las últimas elecciones para la bandera, los méritos de Santi Lange y Ceci Carranza están a la vista. Y superan ampliamente el hecho de haber ganado una medalla, y nada menos que de oro que fue la primera para la vela argentina en su historial olímpico, en la bahía de Guanabara hace poco menos de cinco años. Porque el valor de ser medallista es significativo para ser elegible para la bandera, pero existen otros aspectos que definen a los portadores.
Y si de valores hablamos, Lange y Carranza personifican con toda propiedad el sentido olímpico de esa palabra. Por eso fueron elegidos atletas modelos por el Comité Olímpico Internacional en la previa a los Juegos Olímpicos de la Juventud que se hicieron en el 2018 en Buenos Aires. Para inspirar a las futuras generaciones a seguir su ejemplo de una vida dedicada al deporte, los buenos modales y el esfuerzo constante con el objetivo de superar los obstáculos y las propias barreras.
En ese sentido, tal vez el ejemplo que expone más a ambos es lo que ocurrió un año antes de los últimos Juegos Olímpicos. Fueron campeones en Río después de superar, juntos, la enfermedad que padeció Lange. El regatista tenía un cáncer de pulmón del cual tuvo que ser operado. Muchos pensaron que Santiago no iba a llegar en condiciones físicas para buscar la gloria en Brasil, pero su mentalidad y el auxilio espiritual y físico de Carranza fue heroico.
Cómo el propio Santiago lo relató, quiso recuperarse lo más rápido posible para volver a sentirse bien. Cinco días después del alta ya caminaba cinco kilómetros y a los diez días se lo veía andando en bicicleta con sus hijos, otro bastión en su campaña. Cecilia fue vital para sostener a su compañero cuando volvieron a navegar y el hombre de la dupla no tenía las fuerzas necesarias para “hacerlo bien”. Porque para Lange, navegar es un estilo de vida y no hay otra forma que hacerlo con excelencia. Y la mujer de la pareja soportó ese proceso.
El 23 de julio desde las 20 horas en Tokio, en la Argentina recién estará comenzando un día que será inolvidable para Lange y Carranza. Ser protagonistas de una ceremonia de apertura olímpica portando la bandera y ver, al mismo tiempo, como se enciende el pebetero con el fuego olímpico es para elegidos. Algo que vivió el propio Scola en Río, Luciana Aymar en Londres 2012 o Manu Ginóbili, vestido de punta en blanco, en Beijing 2008.
Serán los abanderados número 22 y 23 de la historia argentina en Juegos Olímpicos, que comenzó con el especialista en decatlón Enrique Thompson como el primero en portar la celeste y blanca en París 1924. Además de la elección de nombres rutilantes como los del nadador Alberto Zorrilla en Ámsterdam 1928 –fue el primer campeón olímpico de Sudamérica y única dorada del deporte para Argentina en la historia en esa disciplina–, o los de Juan Carlos Zabala en Berlín 36 y Delfo Cabrera en Helsinki 52 (ambos medalla de oro en maratón), en la lista se destacan Gabriela Sabatini, que con sólo 18 años fue la elegida para llevar la bandera en Seúl 1988, su única actuación olímpica y en la que ganó la plata en el tenis individual tras caer en la definición contra la alemana Steffi Graf.
Carranza será la atleta femenina número siete que portará los colores del país en la inauguración. Fueron Isabel Avellán (atletismo) en Melbourne 1956, Cristina Hardekopf (saltos ornamentales) en Roma 1960 y la recordada Jeannette Campbell (natación) en Tokio 64 las primeras mujeres en llevar la bandera en Juegos Olímpicos consecutivos. Tuvieron que pasar 32 años hasta que la judoca Carolina Mariani fue elegida para desfilar en el Centennial Olympic Stadium, sede de la apertura de Atlanta 96. La última en tener el honor de portar la insignia fue la gran Lucha, ocho veces elegida como la mejor jugadora del mundo del hockey y que se despidió con cuatro podios olímpicos (dos platas y dos bronces).
Por su parte, Lange se transformó en el segundo regatista en ser abanderado. El anterior fue su ex compañero y amigo Camau Espínola, quien fue elegido por las autoridades para Sydney 2000 y Atenas 2004.
Esfuerzo, perseverancia y trabajo son los pilares fundamentales en los que se basa la carrera deportiva de los recién elegidos para portar la bandera en Tokio 2020. Así como Cecilia algún día tuvo que convencer a Santiago de operarse para que su vida no corriera peligro, la vida los llevó a consagrarse como campeones olímpicos luego de ese trance y ahora, tras el trauma que significó la postergación de los Juegos en Japón, ambos aparecerán en escena dentro de un mes para mostrarle al mundo quienes son los que encabezan el sueño de decenas de deportistas argentinos.
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