De entrada nomás, Lionel Messi estuvo enchufado. Es que así lo necesitaba Argentina para comenzar un partido complicado ante el siempre duro Uruguay, por la segunda jornada del Grupo A de la Copa América. El número 10 tomó no estuvo lejos de llegar a posición de remate al minuto del juego disputado en Brasilia. Sería, apenas, un anticipo de su movilidad en la etapa inicial.
Al minuto 6, Leo recibió como puntero derecho y ensayó una de sus jugadas predilectas, encarando para su zurda y encontrando espacios para sacar el remate con chanfle al segundo palo. Lógicamente los uruguayos tienen estudiado ese movimiento pero sencillamente les fue imposible detenerlo. Fue Fernando Muslera el que desactivó el peligro desviando el balón y, en el rebote, Lautaro Martínez no consiguió mandarla al fondo de la red.
A los 12′ se abrió el tanteador con una asistencia del astro del Barcelona: Rodrigo De Paul le jugó corto un córner desde el vértice izquierdo y se llevó la marca para que Messi jugara el mano a mano con Lucas Torreira. Eligió el fondo, lo desbordó y metió el balón pinchado al segundo palo pero con la suficiente fuerza para que conectara Guido Rodríguez, que le cambió el palo a Muslera y salió a festejar.
Los 34 años del rosarino no se notaron cuando recibió en mitad de cancha al minuto 26, se sacó una marca de encima y galopó junto a un par de rivales y el último hombre de la defensa charrúa (Diego Godín). Allí fue cuando se sintió rodeado y optó por una pausa que le dio tiempo y espacio a Nahuel Molina para acompañarlo en el ataque. Messi giró y asistió al debutante lateral derecho que remató fuerte y no pudo con Muslera. Otra jugada de riesgo generada por el capitán albiceleste, que fue de lo mejor del equipo de Scaloni en los primeros 45 minutos de partido.
Fue tan convincente la tarea de Messi como la del elenco nacional, que se adelantó justamente en el tanteador por lo generado a lo largo de la primera parte. Emiliano Martínez prácticamente no sufrió inquietudes y la Pulga manejó los tiempos desde el mediocampo a los 3/4 de cancha.
A los 5 del complemento, Messi aceleró y otra vez hizo preocupar a todo Uruguay: si descarga para Lautaro Martínez no pasó a mayores porque el remate del delantero del Inter de Milán fue bloqueado y se fue al córner. Argentina retrocedió un poco y cedió un tanto la posesión del balón. Sin embargo, Messi siguió expectante y sacó diferencias en algunos lapsos. A falta de un cuarto de hora hilvanó una maniobra monumental esquivando camisetas celestes que derivó en cesión al pie para Ángel Di María (entró por Nicolás González), que no halló hueco para encontrar el arco.
Un par de minutos más tarde realizó un eslalon furioso como si estuviera dando los primeros pasos en el Barcelona y se hizo camino entre los defensores uruguayos que solamente pudieron detenerlo con infracción al borde del área. Con su zurda gatilló y su tiro fue bloqueado por una marea celeste. Una buena presión en ataque de Guido Rodríguez le dio el balón al 10, que tuvo libre en dos ocasiones a Di María para dejarlo en posición de gol, pero optó por la personal y falló. Fue su único lunar en la actuación ante Uruguay en Brasilia. Sobre los segundos finales, hasta presionó con las últimas gotas de nafta que quedaban en su tanque para incomodar a los adversarios en la ejecución de los bochazos que no les dieron resultado.
El dato: con la asistencia de hoy, Messi llegó a 43 con la casaca albiceleste (15 en amistosos, 13 en Copa América, 10 en Eliminatorias y 5 en Mundiales), con la que gritó en 73 oportunidades.
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